La naturaleza del ser humano nos lleva a querer tener siempre la razón y cuando la perdemos sentimos una gran frustración. Aunque en la teoría todo parece fácil, la realidad es que nos cuesta encajar una crítica, sobre todo cuando se produce en el ámbito laboral. Solemos sentirnos atraídos por las personas más afines a nosotros y que comulgan con nuestra visión, pero lo cierto es que la crítica nos ayuda a crecer.
En los últimos años se ha hablado mucho de la inteligencia emocional, y es que puede ser muy útil para ayudarnos a encajar positivamente las críticas. Consiste en la capacidad de reconocer y entender las emociones para que guíen nuestra toma de decisiones .
Por supuesto, hay momentos en que no debes escuchar las críticas, especialmente cuando se basan en una mentira o han sido lanzadas para destruir nuestra autoestima. Pero, en realidad, eso no es lo más frecuente ya que solemos recibir críticas constructivas y fundamentadas.
Si somos el receptor de la crítica, nuestro objetivo debe ser aprender de los errores, evitar que nuestros primeros impulsos nos nublen la mente. En otras palabras, debemos ser proactivos y no reactivos.
En este sentido, ¿cómo gestionan las críticas las personas emocionalmente inteligentes?
No minimizan el problema
Al recibir una crítica, nuestro primer pensamiento debería ser: ¿Es realmente tan malo como parece?
Tal vez lo sea o tal vez no, pero para la persona que nos la emite puede que sí, por lo tanto deberíamos prestarle atención. Cuando buscamos la excelencia es normal que haya problemas en el camino y debemos darles la importancia que les corresponde en el momento adecuado, sin dramatizar pero tampoco obviando la crítica.
Argumentan y reflexionan
Ante un comentario negativo, antes de la queja opta por la escucha activa y acto seguido, la argumentación. Una crítica no tiene por qué ser siempre veraz. Por eso, si este es el caso, después de escuchar los argumentos del otro, reflexiona y razona el por qué de tu actuación. No tienen por qué llegar a un acuerdo, pero es importante que tanto tu interlocutor como tú entiendan las razones de cada uno.
No dan excusas
Si alguien tiene el valor de decirte que tu presentación era pésima o que el informe no era presentable a un cliente, no pierdas el tiempo explicando que necesitabas más días para prepararlo o que desconocías que era para el cliente.
En su lugar, pregúntate por qué ha salido mal, escucha con atención a tu interlocutor y la próxima vez seguro que lo harás mejor.
Mentalidad constructiva
No debes tomarte la crítica como un fracaso, sino como una oportunidad para aprender de los errores. En este punto, es clave mantener una mentalidad constructiva tanto si eres el receptor como el emisor de la crítica. De esta manera, todos saldrán ganando.
No eluden el problema
Muchos políticos y asesores políticos son expertos negarse a abordar el problema de frente y admitir los errores.
El primer paso es reconocer y asumir el problema o nuestra debilidad y trabajar humildemente para mejorarla.
No echan la culpa a otros
Para algunos, todo siempre es culpa de los demás. ¿Pero sabes qué? Estas personas suelen acabar muy solas.
No podemos controlar a los demás pero sí que podemos trabajar en nosotros mismos y en nuestras emociones. Cuando aceptamos la crítica y trabajamos para mejorar, no solo es bueno para nosotros sino también para los demás por el efecto ejemplarizante de nuestra acción.
Ponen en práctica el aprendizaje
Por último, las personas emocionalmente inteligentes son honestos consigo mismos, aprenden de los errores cometidos, respetan a los que les han criticado, piden disculpas si es necesario y ponen esfuerzo y empeño en ser mejores la próxima vez.
¡No olvides que nadie es perfecto! Si trabajas el control y reconocimiento de tus propias emociones cada situación se convertirá en una oportunidad para aprender y crecer.
Actualidad Laboral / Con información de Equipos & Talento