Lo primero que ha de saber de "clubhouse" es que es una app a la que se entra de forma exclusiva vía invitación de otro usuario y que, por ahora, solo está disponible para iPhone. Pero mientras se aguarda a una llegada a Android, esta aplicación sigue sumando adeptos por el atractivo de ser la primera red social donde impera el audio. Ya valorada en unos 1.000 millones de dólares, las celebrities de Estados Unidos se han encargado de ponerla de moda y llevarla a Europa vía Alemania, donde se está enfrentando a varias polémicas por sus términos y condiciones al borde de la legalidad.


Twitter, Facebook, Instagram, TikTok... pero también WhatsApp, Telegram o Signal. En un mundo de redes sociales masivas y dónde las tres últimas compiten, directamente, por ser la aplicación de mensajería instantánea que más usuarios ganan, ha entrado Clubhouse. Una app que combina el atractivo para el anónimo de estar cerca del personaje público, pero también la privacidad del mensaje directo (en grupo). Todo a través de audios, para amenazar con entrar en el mercado de la redes sociales y crear una nueva tendencia.


¿Qué es?


Como la propia aplicación indica en su breve descripción, Clubhouse es un chat de audio directo. Una red social en la que impera la voz y que solo permite emitir mensajes mediante el sonido, sin vídeo, texto ni imágenes.


¿Cómo se accede?


Uno de sus grandes atractivos y por lo que se ha popularizado tan rápido es por su exclusividad. No basta con bajarse la aplicación, de momento solo disponible en sistemas iOS. Primero hay que recibir una invitación de alguien que ya esté dentro, cada nuevo usuario tiene dos pases para enviar, o apuntarse a una lista de espera interna donde alguien pueda dar la entrada necesaria.


¿Cómo funciona?


Una vez dentro de la aplicación, el usuario crea una pequeña biografía para que el resto de 'clubhousers' sepa de quién se trata. Ya con el perfil creado, el invitado entra a una sala virtual a la que previamente recibió el pase y ahí tiene temas para conversar.


Además, también se puede acceder a otras habitaciones cuyos temas sean interesantes o crear nuevos chats, pasando a ser moderador en vez de ponente de las charlas con la posibilidad de dar turno de palabra, amonestar o incluso expulsar a quien incumpla las normas. Una vez finaliza la charla, el moderador es quien lo decide, la sala desaparece.


¿Cómo nace?


Clubhouse no llega al año de vida, se creó en abril de 2020 de las manos de un empresario de Silicon Valley y un exempleado de Google. Paul Davison y Rohan Seth tuvieron el honor de ser los que dieron vida a esta red social a través de la empresa Alpha Exploration Co. de la que son cofundadores.


Con menos de un mes de vida, Clubhouse recibió 12 millones de dólares de financiación de la firma de capital de riesgo Andreessen Horowitz que relanzó el proyecto. Desde entonces y, en parte, gracias al confinamiento y el distanciamiento social, la app ha ido ganando fama por la cercanía que proyecta en sus chats.


¿Quién la integra?


Nacida por y para cerebritos de Silicon Valley que debaten sobre tecnología, otro de los puntos fuertes de la aplicación es la fama que ha ganado rápidamente entre las celebrities de Estados Unidos. Desde el controvertido dueño de los Dallas Mavericks, Mark Cuban, hasta la presentadora Oprah Winfrey, pasando por el rapero Drake o los actores Jared Leto o Ashton Kutcher.


Sin embargo y como sucede últimamente, así paso con las acciones de GameStop y Reddit o con Signal, el gran impulso lo ha dado Elon Musk. El fundador de Tesla, tan activo en las redes sociales y siempre en busca de la innovación, puso un tuit el 31 de enero en el que anunciaba que estaría en la app a las 10 de la noche (hora de Los Ángeles). Al momento, cientos de personas buscando qué era Clubhouse y pidiendo ingresar en ella, con el correspondiente mercado de negro de invitaciones (se llegaron a vender por 100 dólares).


¿Qué temas trata?


En un principio estaba basada para hablar de tecnología, pero con el punto fuerte de que a las 10 de la noche se instauraba el 'Back of the bus' (la parte trasera del autobús) en el que, como si de la barra de un bar se tratase, se permitía hablar de cualquier tema salvo de tecnología. Sin embargo, dada su fama los chats ya se han creado de todo tipo de temas y así hay desde cultura hasta política, pasando por deporte, ciencia, medioambiente o el poder de la prensa.


Precisamente este último tema ha sido de los más controvertidos en Clubhouse. En una sala destinada para hablar de ello, varios inversores de empresas tecnológicas atacaron directamente a la periodista de The New York Times, Taylor Lorenz, por su capacidad para investigarlos. Esto ha creado un debate sobre los límites de la red social para prohibir mensajes de odio y el poder que da a los moderadores, que son los únicos que pueden poner límites al chat.


Otras polémicas


Pero más allá de estos límites, la gran controversia ha surgido ahora tras dar el salto a Europa, concretamente a Alemania. La aplicación ya empieza a ser popular en el país germano hasta el punto de que está siendo investigada por si incumpliría la protección de datos y la ley del consumidor.


Alemania es muy clara en su normativa sobre términos y condiciones de un producto obligando a que éstos estén,  por lo menos, en alemán. Al llegar de Estados Unidos, Clubhouse aún solo sirve el texto en inglés por lo que podría ser considerado como "falta de transparencia". Además, la red social solicita al usuario acceso a la agenda de contactos lo que podría ser utilizado para fines comerciales e incurrir en un delito de violación de la protección de datos.


Fuera de temas judiciales, pero también en Alemania, ha sido el anecdótico caso de Bodo Ramelow, político de izquierdas y ministro-presidente del Estado de Turingia. En un chat de Clubhouse Ramelow reconoció haber jugado al Candy Crush durante una sesión para evaluar el impacto del coronavirus, además de detallar motes de Angela Merkel a la que denominaba "little Merkel" (por su 1,65 metros de estatura).


Futuro


Mientras continúa ganando adeptos, Clubhouse ya ha filtrado que está preparando su llegada a dispositivos Android así como la alternativa de que en un futuro a corto plazo elimine las invitaciones, abriendo sus puertas a todo aquel que se baje la aplicación.


Un movimiento que podría relanzar la ya de por sí cotizada valorización que ronda los 1.000 millones de dólares, en junio estaba estimada en 100 millones. Cotización gracias, en parte, a que ha ganado más de dos millones de seguidores y se ha aprovechado del boom de las redes sociales mezclado con la vuelta al gusto por la radio a través de los podcast. WhatsApp, Facebook o TikTok ya buscan cómo contratacar a esta nueva moda de los audios que amenaza con llegar hasta límites insospechados.


Actualidad Laboral / Con información de El Economista