El mundo no está cambiando, ya lo ha hecho. Sin darnos cuenta, la sigilosa disrupción tecnológica ha transformado empresas y puestos de trabajo a una velocidad nunca vista. Nuestro entorno muta y nuestras habilidades deberían hacerlo al mismo ritmo. El uso de algoritmos es cada vez más frecuente y el volumen de tareas nos empuja a ser cada vez más eficientes.
La covid-19 también marca los tiempos. La pandemia ha acelerado los efectos de la revolución digital. Nacerá un nuevo paradigma laboral, en el que la formación será clave. Para preservar su empleabilidad, los profesionales tendrán que llevar a cabo una actualización constante de sus capacidades y conocimientos.
Formación constante para nuevas competencias
Según el informe del World Economic Forum (WEF) The Future of Jobs Report 2020, este año se crearán más puestos de trabajo de los que se destruirán: 97 millones de empleos en todo el mundo, frente a 85 millones.
El WEF también calcula que el 40% de las competencias básicas cambiarán en los próximos cinco años, como consecuencia de la transformación tecnológica. Además, el 94% de los líderes empresariales encuestados espera que los empleados adquieran nuevas habilidades, que les ayuden a desenvolverse en sus puestos de trabajo, una cifra muy superior al 65% de 2018.
La solución a estas nuevas demandas pasa por el lifelong learning o aprendizaje continuo. El WEF pone algunos datos sobre la mesa: se ha cuadriplicado el número de personas que buscan oportunidades de aprendizaje online, se ha quintuplicado el número de empresas que ofrecen oportunidades de aprendizaje digital a sus trabajadores y se ha multiplicado por nueve la matriculación de alumnos a programas gubernamentales online.
“El mercado laboral exige que el profesional actual permanezca en un estado de actualización constante. Y esto se aplica tanto a los jóvenes como al talento sénior”, señala el CEO y fundador de Global Alumni, Pablo Rivas, una EdTech dedicada a la transformación digital de instituciones tan prestigiosas como MIT, Esade, la Universidad de Chicago y su escuela de negocios Booth, UCLA y Berkeley, entre otras.
Es necesario cambiar el esquema educativo
La formación y un sistema educativo moderno son claves. España, por ejemplo, acaba de aprobar la cuarta ley educativa de la democracia, la LOMLOE o conocida también como la Ley Celaá. La norma introduce algunos cambios, pero su columna vertebral continúa intacta: primero, asistimos a la escuela para recibir una formación básica; después, ampliamos estos conocimientos en las universidades; la especialización llega de la mano de los másteres, que surgen como respuesta al complejo sistema empresarial.
“Este esquema hoy ya no sirve. Necesitamos reentrenar nuestras habilidades y adquirir conocimientos adaptados cada poco tiempo, mínimo una vez al año. El sistema educativo, tal y como está planteado en la actualidad, nos prepara para afrontar los desafíos de ayer, pero no las demandas de mañana”, desarrolla Rivas, que reflexiona en profundidad sobre esta cuestión en su libro Aprender a desaprender: transformando la educación superior.
Hacia una digitalización de la educación
Los datos del Consejo Económico y Social no invitan al optimismo. Según su Informe sobre Jóvenes y mercado de trabajo en España, los jóvenes españoles siguen mostrando unos niveles de competencias básicas por debajo de los de la mayoría de los países desarrollados y de nuestros homólogos europeos. Además, los bajos niveles de competencias se mantienen en todos los estadios educativos, incluso en la universidad.
“Existe un abismo entre la cualificación de los jóvenes y las demandas del mercado laboral. Los contenidos que se imparten en colegios, institutos y universidades deben estar más orientados al ecosistema empresarial, hacia la empleabilidad. Se sigue enseñando como hace un siglo. Hay que aplicar metodologías educativas digitales y desprendernos del viejo modelo que evalúa al alumno únicamente en función de su capacidad para memorizar. Eso ya no sirve”, explica el CEO de Global Alumni.
Pero, ¿cuáles son esas nuevas habilidades? El Foro Económico Mundial señala tres aptitudes imprescindibles para los futuros trabajadores: pensamiento crítico, capacidad de análisis y resolución de problemas. Porque, en un entorno laboral donde impera la automatización y la digitalización, las personas debemos prepararnos para otras labores, muy diferentes a las actuales.
En opinión de Rivas, la educación digital de calidad es “la piedra de Rosetta para descifrar el futuro laboral". “El online learning de calidad permite a los profesionales adquirir las competencias necesarias que demanda el mercado de trabajo sin que tengan que interrumpir su trayectoria profesional. Además, la flexibilidad del ecosistema digital les permite formarse con las mejores universidades del mundo en cualquier idioma, con un networking de mayor alcance internacional y con una rentabilidad en términos de coste-empleabilidad muy diferente”, sigue este experto.
La revolución digital avanza imparable y la sociedad tendrá que hacerlo con ella. Es momento de repensar nuestro modelo formativo y apostar por la educación digital de calidad, especialmente en la rama de executive education. Solo sobre estos pilares podremos cimentar un tejido productivo moderno.
Actualidad Laboral / Con información de La Vanguardia