Síndrome del Burnout, Síndrome de Desgaste Ocupacional, Síndrome del Trabajador Desgastado, Síndrome del Trabajador Quemado, Síndrome de Cabeza Quemada o simplemente estrés laboral. El Burnout tiene muchos nombres y muchas formas, pero siempre acaba con el mismo resultado: trabajadores agotados física y emocionalmente, desvalorizados y sin ánimo de nada. En realidad el nombre original surge del término inglés “Burn out”, y se traduce como “estar quemado”.
El psiquiatra Herbert Freudenberger fue el primer teórico en crear una definición similar a la que hoy en día manejamos. A mediados de los años 70 este profesional hizo referencia a una patología psiquiátrica presente en un grupo de trabajadores, que causaba estados depresivos, crisis de ansiedad, desmotivación laboral, pérdida de energía e incluso agresividad con sus colegas.
¿Qué consecuencias tiene el Burnout?
- Agotamiento físico y mental, ansiedad, nerviosismo, baja tolerancia a la frustración, agresividad.
- Sentimiento de fracaso, impotencia, baja autoestima, dificultades para concentrarse.
- Insomnio, dolores de cabeza, taquicardia, irritabilidad.
Desde hace años diferentes corrientes de la Psicología se han dedicado a estudiar las causas y consecuencias del Burnout, en un intento por terminar con esta problemática que cada año afecta a miles de trabajadores. En ese proceso, han identificado 12 fases previas que llevan a un estado de agotamiento laboral prácticamente irreversible.
Estas fases son lentas pero continuas, y poco a poco consumen la energía del trabajador haciendo que este sufra cada día más al punto de no poder controlar su ansiedad y llegar al extremo de hacerse daño o dañar de forma permanente su entorno, arruinando su vida laboral y al mismo tiempo afectando su vida personal.
Debido a que cada caso es diferente, es imposible afirmar que estas fases se darán en orden, o incluso que estas siempre se presentan. En algunos casos los trabajadores pasan de una molestia inicial a un estado de tristeza y agotamiento demasiado rápido, sin pasar por tantas fases intermedias. Para algunos trabajadores la solución pasará por tomarse un par de días libres, mientras otros necesitarán más tiempo de desconexión o incluso dejar de trabajar completamente, por lo que estas etapas simplemente funcionan como una especie de marco teórico que indica lo que se puede esperar de un trabajador agobiado o quemado.
Por lo tanto, queremos que las conozcas para que puedas evitarlas o reconocerlas antes de que continúen avanzando, pero no esperes a pasar por cada una de estas etapas para tomar acciones y detener el avance del Burnout. Si sientes que estás pasando por alguna de estas fases, lo mejor será que busques ayuda de un Psicólogo y empieces a enfrentar tu problema desde su raíz misma.
- FASE 1: Falta de valor
Sientes que nada de lo que haces es suficiente, que nadie lo reconoce. Por eso empiezas a demostrarte a ti mismo lo que eres capaz de lograr, buscas exigirte cada vez más con la esperanza de que alguien note lo duro que trabajas.
- FASE 2: Exceso de trabajo
Tu jornada deja de ser de 8 horas y pasa a tener una duración indefinida, no por demanda de la empresa e incluso muchas veces sin orden de un superior. Desconectar del trabajo y usar tu tiempo libre para actividades personales te parece imposible, y en lugar de eso te mantienes permanentemente unido a la oficina. Ya sea con el correo siempre abierto cuando estás en casa e incluso los fines de semana, o permaneciendo más tiempo del que debes en tu lugar de trabajo, sencillamente no puedes dejar de trabajar.
- FASE 3: Dejas de importar
Tus necesidades básicas pasan a un segundo o tercer lugar, luego de lo que necesite tu jefe, tu empresa o simplemente tus proyectos personales. Duermes menos, abandonas tu vida social e incluso tu hora del almuerzo y te conformas simplemente con algún bocadillo que te permita permanecer delante del ordenador para utilizar hasta el último momento posible del día en trabajar.
- FASE 4: No tienes problemas
Ignoras tus problemas, haces de cuenta que no están ahí, ya sea porque no quieres resolverlos o porque no te parecen tan importantes como tu trabajo. El problema es que, aunque no es lo más agradable, todos tenemos problemas. Hacer como que no existen no los elimina, solo los posterga y hace más difíciles de solucionar.
- FASE 5: Tus límites desaparecen
Antes tu hobbie era correr, ahora es trabajar, y de hecho te gusta tanto hacerlo que dedicas cada vez más horas de tu día al trabajo. Tus seres queridos, tus valores y pasatiempos ya no existen, y los límites entre trabajo y ocio son básicamente inexistentes.
- FASE 6: Te reemplaza un ogro
Ya no eres tú, ahora es un ogro el que contesta a todos tus compañeros. El mal humor se te escapa por los poros, comienzas a culpar a otros de tus problemas y fallas, tu intolerancia crece y ya no puedes convivir con nadie porque ves a todos como inferiores.
- FASE 7: Vives para trabajar
Si de momento tenías poca vida social, ahora ya no la tienes. Sin embargo empiezas a extrañarla un poco, y para compensar caes en malos hábitos al punto de comenzar a afectar tu salud. Este punto es crítico, pues además de marcar la llegada de un estado psicológico desgastado se empieza a evidenciar un daño físico inevitable.
- FASE 8: Cambias de identidad
Los que te rodean ya no te conocen, tu comportamiento resulta extraño para todo tu entorno, pero su preocupación no causa un mayor efecto en ti. Empiezas a pensar que están equivocados, que exageran e incluso que hablan de otra persona.
- FASE 9: La nada misma
Nada te importa, nada te afecta, a nada le ves valor. Algunos expertos señalan que esta fase ya puede identificarse como un estado de agotamiento laboral, pero otros señalan que el trabajador todavía debe vivir determinados procesos antes de considerar que realmente se encuentra quemado.
- FASE 10: El vacío
Te sientes incompleto, nada de lo que haces es suficiente y tu trabajo ya no te llena como antes. Desde tu punto de vista nadie valora lo que haces, tus compañeros son un desastre, todos se preocupan sin razón aparente e intentan limitar tu crecimiento.
- FASE 11: La depresión
En este punto realmente estás deprimido, no ves luz al final del camino ni crees que pueda salir algo productivo de tu trabajo. Todo te parece inútil, a tal punto que ya no quieres esforzarte ni un poco porque sabes que no tendrá ningún efecto positivo.
- FASE 12: El infierno
No estás simplemente quemado, directamente estás ardiendo en el infierno. Tu mente colapsa y no logras entender por qué llegaste a este punto cuando lo único que querías era trabajar y demostrar tus capacidades. Aunque te cueste verlo, necesitas ayuda profesional de forma urgente.
¿Cómo evitar el Burnout?
La clave es saber reaccionar a tiempo y reconocer los límites. En ocasiones está bien sentirse un poco desmotivado o aburrido en el trabajo, e incluso es normal hacerlo cuando no tenemos oportunidades de crecimiento. Pero saber reconocer el punto donde ese sentimiento deja de ser sano para comenzar a ser dañino es lo que marcará la diferencia entre un trabajador sano y uno quemado.
Si sientes que te estás agotando, lo mejor será pedir unos días de licencia, y si no tienes esa posibilidad poner tu máximo esfuerzo en usar cada momento libre para distraerte y olvidar todos esos sentimientos negativos que se te generan en la oficina. Si no funciona, es hora de que dejes de actuar por tu cuenta y te atrevas abuscar la ayuda de un profesional.
Actualidad Laboral / Con información de Universia