Desde que nos alcanza la memoria, el progreso tecnológico ha sido el gran causante de los cambios estructurales de la economía (la imprenta, la cadena de montaje, etc), y ahora no iba a ser menos. La diferencia es que la revolución industrial digital (o industria 4.0) está acelerando este proceso de forma nunca vista.

La inteligencia artificial, pilar fundamental de esta transformación, está evolucionando incluso más rápido de lo que sus creadores habían pronosticado, con consecuencia directas en el mercado laboral.

Podríamos citar cientos de informes que avalan la destrucción de empleo por “culpa” de la automatización y la robótica, y todos coinciden en que será significativa: la consultora PwC, por ejemplo, estima que las nuevas tecnologías tendrán efecto entre el 38% y el 21% de los empleos de las economías más desarrolladas (EE.UU., Alemania, Reino Unido y Japón).

Este otro estudio de Capgemini habla de unos costes laborales directos en las fábricas del 25% en el próximo lustro. Y así podríamos seguir con muchos datos más similares, que dibujan un escenario de desempleo masivo que invita un poco a la desesperanza.

Si embargo, algunos como el científico del MIT, Andrew McAfee, cree que se está haciendo una lectura sesgada y pesimista del papel que jugará la inteligencia artificial en el mercado laboral de los próximos años.

Él señala que muchos de estos informes se centran en la destrucción de empleo pero no en la creación de nuevos perfiles que también traerán las nuevas tecnologías. Por algo no dejamos de decir que la programación es una de las disciplinas técnicas más demandadas, porque los robots necesitan que alguien los monte y los programe. Y hay mucho trabajos donde máquinas y humanos deberán trabajar codo con codo.

McAfee nos recuerda en un post de LinkedIn que la destrucción de empleo no es nueva, y que para atajarla no vale sólo con echarle las culpas a la automatización. Este experto señala que el mercado laboral actual adolece de una serie de problemas, como el paro o el estancamiento de los sueldos, cuyas causas no pueden buscarse (sólo) en el desarrollo tecnológico.

Para él, el reto está en reubicar a esa mano de obra poco cualificada que ve cómo los trabajos para los que se formó (cadenas de montaje, conducción de camiones, etc) están siendo automatizados, y a pesar de ellos los siguen buscando. Y los que no, sobre todo del sector servicios, (como por ejemplo ayudante de cocina o limpiadores) seguirán estando mal pagados.

A medida que la automatización avance, este desajuste entre los empleos deseados y disponibles va a seguir creciendo, al igual que el desempleo. Por eso es tan importante que las propias empresas incentiven a sus empleados a formarse en competencias digitales y que el emprendimiento permita la creación de nuevas empresas que creen nuevos perfiles.

McAffe ve mucho futuro en el sector de las elegía renovables, más competitivo y económico que hace unos años, y además poco amenazado por la automatización (de momento, ningún robot puede instalar turbinas o paneles solares).

Actualidad Laboral / Con información de TicBeat