21-01-2016
Los organizadores del Foro de Davos dieron en la diana al prometer para esta edición mirar al futuro. Y pocos han recogido el guante como el sector financiero, uno de los más cautos al adaptarse a los cambios tecnológicos.

El presidente de Deutsche Bank AG, John Cryan, soltó ayer para sorpresa de la audiencia que "probablemente", las monedas y billetes desaparecerán en una década. El dinero contante y sonante no es solo "terriblemente ineficiente", sino que, además, recordó, facilita los movimientos de los que lavan dinero o financian actividades ilegales. Por lo tanto, predijo que los gobiernos estarán "interesados" en esta desmaterialización del dinero, porque servirá para mantener el registro de todas las operaciones financieras.

Uno de los grandes motores de cambio del dinero tal y como lo conocemos hoy son las monedas virtuales y, sobre todo, el mecanismo blockchain, la tecnología detrás de ellas. Tanto es así que el FMI publicó ayer un documento al respecto. Su directora gerente, Christine Lagarde, resumió ayer las cualidades de estas nuevas herramientas con la primera frase de Historia de dos Ciudades: "Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos".

Según señaló, las monedas virtuales pueden ser "extremadamente beneficiosas" para llegar a aquellas personas sin acceso a los bancos, por razones geográficas o desconocimiento. Al mismo tiempo, avisó que pueden ser "un gran instrumento para el crimen" debido a que hasta ahora se mueven sin el corsé regulatorio.

Más aún, si evolucionan rápidamente, Lagarde advirtió que las monedas virtuales se podrían convertir en "una amenaza para la estabilidad financiera" e incluso "perturbar la política monetaria".

Sin embargo, la francesa recordó que estas monedas digitales están aún en pañales (su valor de mercado representa sólo 7.000 millones). Y aunque sabemos "muy poco de ellas", advirtió que su regulación es uno de los deberes sobre la mesa de las autoridades.

Actualidad Laboral / Con información de El Economista