La pérdida de empleo y los cierres de empresas afectan al 60% de las familias de bajos ingresos en América Latina y el Caribe, frente al 20% de los hogares con rentas superiores, según un informe realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La pobreza y la desigualdad, explica el estudio, están incrementándose debido a la contingencia sanitaria, por lo que la región necesitará un enfoque multidimensional en el proceso de recuperación, con acciones tanto en materia de política fiscal y monetaria como en cambio climático.
El organismo señala que el crecimiento económico es un factor "crucial" para disminuir la pobreza y que, antes de la pandemia, ya contribuía en un 60% a su reducción. Sin embargo, los avances en la reducción de la pobreza y la desigualdad se estancaron después del 2013.
"Lamentablemente, si continuamos con esta tendencia, nuestra región será más pobre, estará más endeudada y tendrá peores disparidades después de la pandemia, por lo que es más necesario que nunca la promoción de un crecimiento inclusivo y sostenible", apunta el economista jefe del BID, Eric Parrado.
En el frente fiscal, según el BID, las políticas fiscales y sociales de América Latina y el Caribe han demostrado ser "sorprendentemente ineficaces" en la consecución de un crecimiento inclusivo, por lo que los gobiernos deberían reconsiderar los sistemas tributarios y el gasto público, con el fin de establecer un sistema de impuestos progresivo y encontrar políticas que impulsen la actividad económica y los ingresos, especialmente en los hogares más pobres.
Otro punto que afecta de manera notable al continente es la brecha de desigualdad entre regiones. El análisis indica que se necesitarían 27 años para reducir en un 50% las disparidades entre las zonas más ricas y más pobres dentro de los países, y recomienda a las autoridades desplegar programas fiscales "bien dirigidos" para acelerar la reducción.
Asimismo, la confianza en el sistema político y judicial está en decadencia, por lo que se necesitaría una mayor transferencia por parte de gobiernos, el refuerzo de la gobernanza empresarial y de los derechos de los acreedores, así como de los poderes judiciales y la aplicación de la ley, entre otras políticas.
Por último, la entidad agrega que la región es "especialmente vulnerable" al aumento de las temperaturas y a un mayor número de desastres naturales, lo que repercute en los niveles de ingresos de muchos de países.
En concreto, los fenómenos climáticos extremos causan efectos fiscales adversos, como déficits más altos o pérdidas equivalentes al 2,2% del Producto Interior Bruto (PIB) que nunca llegan a recuperarse. El Banco de Desarrollo recomienda nuevas medidas de mitigación y adaptación, que tienen "grandes beneficios para ayudar a las poblaciones más vulnerables".
"Nuestro mensaje es directo y urgente: en aras del bienestar de todos, los países deben actuar con determinación para abordar algunas de las causas fundamentales de la desigualdad de la región que se está agravando debido a la pandemia", apostilla el economista asesor principal del BID, Andrew Powell.
Actualidad Laboral / Con información de Americaeconomia