El economista e investigador de la Oficina del Economista Jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, Guillermo Beylis, considera que las oportunidades para la industria en la región son "muy limitadas", dado su problema en materia de productividad y su estancamiento con respecto a la industria de otros países.
En declaraciones a Europa Press, Beylis cree que algunos tratados comerciales como el de la Unión Europea con Mercosur o el T-MEC (Canadá, Estados Unidos y México) son una oportunidad, aunque insuficiente ante la falta de productividad. "Hay que aumentar muchísimo la productividad de la región", advierte.
En su último informe, el Banco Mundial apuntaba que la aparición de nuevas tecnologías en el contexto de la Cuarta Revolución Industrial sugería que una mayor industrialización (o reindustrialización) sería limitada en muchos países en desarrollo, de modo que aunque se aumenten los requisitos en términos de combinación y uso de plataformas electrónicas, los cambios tenderán a ahorrar en mano de obra.
"Todas las nuevas tecnologías que se invierten en la región son del tipo que no emplean mucha gente. Ahora la industria no es una fábrica llena de gente, sino llena de robots", explica Beylis, quien detalla que aunque Latinoamérica no estaría entre las regiones más afectadas por la automatización en el mercado laboral, sí se podría observar un aumento notable en aquellos países que introduzcan en mayor medida las nuevas tecnologías.
El economista del Banco Mundial señala que la región se está enfrentando a lo que el organismo considera una "desindustrialización prematura", que no implica necesariamente una contracción del sector industrial, sino que el número de trabajos en este sector se ha estancado.
Por otro lado, el economista del Banco Mundial señala que la región se está enfrentando a lo que el organismo considera una "desindustrialización prematura", que no implica necesariamente una contracción del sector industrial, sino que el número de trabajos en este sector se ha estancado.
"En términos relativos, en el sector servicios se desarrollan la mayor parte los empleos y el sector industrial ha quedado estancado, no se ha conectado muy bien con las cadenas de valor global", anota el economista, que agrega que, además, el continente cuenta con un sector industrial pequeño alejado de los niveles industriales de los países avanzados.
Así, la desindustrialización latinoamericana no trata sobre una historia de cierres de fábricas y despidos colectivos, sino más bien de un proceso industrial estancado que no ha podido crecer y crear puestos de trabajo a lo largo del tiempo como sí ha sucedido en las economías desarrolladas.
De su lado, Beylis ha comentado que otro de los problemas estructurales en América Latina y el Caribe es el de la desigualdad laboral, basada en un mercado de trabajo segmentado entre trabajadores formales e informales.
"Tenemos una porción de empleos que en algunos países es minoritario en el sector formal", manifiesta el experto, quien señala que esta ha sido "una gran diferencia" durante la pandemia debido a la desprotección social de los trabajadores informales.
Durante la pandemia, explica Beylis, muchas familias latinas han perdido el empleo y otras tantas han declarado una pérdida importante de ingresos, lo que se agrava en algunos casos concretos como el de los vendedores ambulantes, que se han visto forzados a salir a la calle para generar ingresos al no contar con un subsidio de desempleo.
Así, el impacto inmediato del brote vírico se traducirá en un aumento de la brecha de desigualdad, por lo que Beylis considera que a futuro hay oportunidades para cambiar cómo se hacen las cosas, de modo que se instaure una arquitectura institucional similar a la del modelo europeo, que tenga por objetivo alcanzar unos mayores niveles de formalidad.
Actualidad Laboral / Con información de AmericaEconomia