Hace unos años, preguntar en una empresa si "dan la posibilidad de hacer teletrabajo" solo era imaginable en una conversación entre dos altos cargos de una multinacional obligados a pasar el día viajando de sede en sede o, como mucho, entre dos recién llegados a alguna empresa tecnológica puntera de Silicon Valley.


Para el común de los mortales, las posibilidades respecto a un nuevo empleo se reducían a rezar para que las oficinas no estuvieran muy lejos de su residencia habitual o que, al menos, estuvieran bien conectadas.


El coronavirus lo cambió todo. 2020 trajo consigo una pandemia y, con ella, una buena dosis de cambios en el ámbito laboral. No todos se han mantenido.


¿Acertaron quienes predijeron que la pandemia extendería el teletrabajo? Sí. ¿Lo hicieron quienes dijeron que, una vez acabada la crisis, muchos trabajos volverían a ser presenciales? También. Ha habido cambios, pero no una revolución.


Aproximadamente la mitad de los trabajadores piensa que el teletrabajo es beneficioso para la sociedad y para los propios trabajadores, mientras que un 20% opina lo contrario. Más del 60%, además, cree que es bueno para las empresas.


Pero, ¿cuál es el origen del teletrabajo? ¿Desde cuándo se habla de él? ¿Ha sido siempre lo mismo? A continuación, algunas claves de un concepto que finalmente ha sido más que una moda pero menos que una revolución.


Fue idea Jack Nilles, un ingeniero de la NASA


A comienzos de los años 70, el científico Jack Nilles, graduado en 3 universidades distintas, exingeniero en la NASA y la Fuerza Aérea de EEUU, donde se ocupó, entre otras cosas, del diseño de sistemas de comunicación y vehículos espaciales, tiene una obsesión: acabar con los atascos.


La inquietud, como contó él mismo en varios de sus trabajos, nació de una pregunta de uno de los encargados de planificar la por aquel entonces ya masificada ciudad de Los Ángeles, en EEUU.


En plena euforia tecnológica tras el alunizaje del Apolo 11, este le vino a decir a Nilles: "Si los de la NASA habéis podido mandar a un hombre a la Luna, igual hasta podéis acabar con los atascos de la ciudad". Y ni corto ni perezoso, Nilles se puso a ello.


El teletrabajo nació de otra crisis


En realidad, detrás de la petición a Nilles había mucho más. El año en que este planificador le dejó caer al investigador la necesidad que había de acabar con los atascos tiene poco de casual: 1973.


Fue el momento en que se desató la que se terminaría conociendo como la crisis del petróleo de los 70. Como represalia al apoyo de EEUU a Israel en la guerra de Yom Kippur, la OPEP, organización que aglutinaba a los principales países árabes exportadores de petróleo, cerró el grifo a Occidente.


Como respuesta, Nilles se unió a la Universidad del Sur de California que, en su intento por reemplazar transporte por telecomunicaciones, rápidamente dio con un concepto: el teletrabajo.


El teletrabajo antes de internet, una misión poco menos que imposible


En 1976, Nilles y su equipo alumbraron Telecommunications-Transportation Tradeoff: Options for Tomorrow (Un intercambio entre transporte y telecomunicaciones: opciones para el futuro).


La principal hipótesis del estudio era que bastaba con que tan solo uno de cada 7 estadounidenses no tuviera que desplazarse en coche para trabajar para que EEUU no tuviera que importar petróleo nunca más.


Para lograrlo, Nills planteó la posibilidad de conectar a los trabajadores remotamente a sus empresas a través de pantallas y teclados. La propuesta, desde luego, tuvo su mérito, ya que faltaban todavía unos cuantos años para que se generalizara el uso de los ordenadores y de internet.


Superada hasta cierto punto la crisis del petróleo del 73, sin embargo, las autoridades se mostraron ya mucho menos interesadas en aquel proyecto. En los siguientes años, Nills se las vería y se las desearía para que alguna empresa o agencia estatal se prestara a probar el teletrabajo.


Los primeros intentos de teletrabajo


La idea, con todo, fue calando. Hubo quien, conocedor de los esfuerzos de investigadores como Nilles, quiso probar qué ocurría si se daba a la gente la posibilidad de trabajar desde casa.


Fue el caso de IBM, una de las empresas que más hizo por la popularización de los ordenadores. A principios de los 80, cuando internet todavía estaba en pañales, instaló módulos de trabajo conectados al cuartel general a un grupo de trabajadores.


El experimento no fue mal. IBM, de hecho, lleva décadas presumiendo de haber sido una de las primeras empresas en implantar el teletrabajo.


Incluso el propio Nilles encontró quien diera cobijo a su idea: la administración del estado de California le permitió iniciar una prueba piloto con más de 200 trabajadores a finales de los 80.


Fue un éxito, como contó el propio Nilles en un libro publicado en 1998 que recogió qué ocurrió con aquellos primeros intentos de teletrabajo: Managing Telework. Strategies for Managing the Virtual Workforce (Manejando el teletrabajo: estrategias para dirigir la fuerza de trabajo virtual).


Actualidad Laboral / Con información de Business Insider