Ser tripulante de cabina de aviones comerciales, es una profesión que viene a la mente de muchos jóvenes cuando están en el proceso de decidir qué desean hacer en el futuro para ganarse la vida. Sin embargo, no está muy a la mano la información necesaria, que les permita recorrer el camino para lograr la licencia, por lo que muchos desisten.

En Caracas, por ejemplo, está la Escuela de Aeronáutica Tomás Valencia,  cuyo Director General, César Jara Soteldo, señala esas son escuelas que existen bajo un régimen especial de la ley de aeronáutica civil y son certificadas y vigiladas por el Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC).

En este momento esa escuela puede dictar el curso de tripulante de cabina conocido como aeromoza o azafata y sobrecargo los muchachos, “aunque el diccionario de la Real Academia Española incluso acepta la palabra azafato”.

Los españoles llaman a la aeromoza azafata, porque decidieron retomar el nombre que en Andalucía tenían las criadas de las reinas, que les llevaban las joyas en unas bandejas que se llamaban zafats y de ahí viene el nombre, explica César Jara.

Igualmente, está certificada para la formación de técnicos en mantenimiento de aeronaves, mecánicos de aviación; también forman instructores aeronáuticos, y hacen el curso de actualización recurrente los cuales son obligatorios cada dos años. Además, hay cursos especiales, siempre en el ámbito aeronáutico y esta escuela destaca porque dicta cursos de inglés conversacional e inglés técnico aeronáutico.

Cómo acceder

Es necesario saber que estas son escuelas privadas, por lo que el curso tiene un costo, y los requisitos obligatorios los establece la regulación aeronáutica venezolana  número142, que es la que regula los centros de instrucción de este tipo. Los requisitos mínimos son tener 18 años y ser bachiller.



En cuanto al tamaño y el peso de la persona, que es algo que se piensa es un requisito, Jara explica que “los indicativos de la Organización de Aviación Civil Internacional, que es el ente a nivel mundial que controla la aviación, establece que los tripulantes deben tener la altura suficiente para alcanzar los equipos de emergencia en la sombrera, por lo que la altura puede variar según el fuselaje del avión”.

En cuanto al peso, debe estar acorde a la altura, pero además las dimensiones de la persona deben permitirle desplazarse libremente entre la hilera de asientos. “Esto tiene una razón de seguridad, no estética -explica César Jara-, tienen que moverse entre los pasillos y poder atender a alguien que tenga una emergencia, ayudar a evacuar el avión y prestar el servicio previsto”.

Para ingresar a la escuela Tomás Valencia no hay una prueba que limite el ingreso, el estudiante solamente tiene que presentar su título de bachiller, tener 18 años, presentar el certificado de salud o el certificado médico aeronáutico que es mucho más exigente y lo expide el INAC. Este certificado es un requisito para optar a la licencia de tripulante de cabina, pero se puede sacar una vez culminado el curso.

El curso

A pesar de que la mayoría de la gente ve a los tripulantes de cabina en su rol de servicio a bordo, la actividad de este trabajador es fundamentalmente la de un auxiliar de seguridad en el avión, es decir su función principal es la seguridad del pasajero, por ende en el programa académico, más del 95% de las horas están orientadas hacia conocimientos técnicos aeronáuticos enmarcados dentro de lo que es la seguridad.

“Nosotros tenemos 346 horas de las cuales solamente 16 están dedicadas al servicio a bordo, explica César Jara. En la aviación hemos determinado que el 80% de los accidentes ocurren por el factor humano, por esa razón hacemos tanto énfasis en la capacitación”.

Informa el director de la escuela que tienen un sistema de aseguramiento de la calidad muy exigente, tienen auditoría interna y externa cada cierto tiempo y los inspectores pueden ir en cualquier momento a ver cómo se desarrollan las actividades.

“El INAC no contento con eso, cuando las personas egresan de esta escuela, después de haber aprobado nuestro curso, los evalúan con un banco de preguntas que está disponible a todos los usuarios, los estudiantes entran a responder a través de un sistema automatizado y si no obtienen las notas mínimas aprobatorias no obtienen la licencia”.

Es decir, cuando terminan el curso las personas tienen que optar a un examen de certificación que hace el INAC, que además de conocimientos, es psico-físico, ese es el certificado médico aeronáutico que les exigen  para optar a la licencia.

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El mercado laboral

Según Jara este es un mercado de trabajo bien competido, “porque en Venezuela en este momento la aviación está en un estado de pausa, por ponerlo de alguna manera”.

Las aerolíneas están allí con la misma flota que tiene más de 20 años, las renovaciones son muy difíciles y las ampliaciones han sido solo posibles para Conviasa , explica el Director de la Escuela Tomás Valencia.

Conviasa es la empresa que tiene mayor cantidad de aeronaves volando y es la que absorbe mayor cantidad de personal del que está egresando de las escuelas, las otras aerolíneas poco, porque tienen el mismo número de aviones y no requieren mayor número de personal.

Aunque el mercado está un poco estrecho el hecho de hacer un curso de tripulante de cabina nos añade un plus para optar a otros trabajos en el sector, por ejemplo un TSU en Turismo que se prepare como tripulante de cabina probablemente va a estar encima de la pila de los candidatos a optar a una posición en un hotel o en una agencia de viajes.

También, los que cuentan con doble nacionalidad, lo cual es muy frecuente en el país, pueden revalidar su licencia en el país donde tienen la segunda nacionalidad y optar a trabajos en sus aerolíneas como es el caso de TAP, Alitalia o Iberia, porque los cursos y la licencia que ellos obtienen aquí puede ser validada en cualquier otro país, previo cumplimiento de los requisitos que es nación tenga.

Condiciones de trabajo

Informa César Jara que los tripulantes de cabina no tienen pasantías, porque los permisos de seguridad, sobre todo después del 11 de septiembre, son tan exigentes que las aerolíneas no hacen pasantías.

Los turnos de trabajo son rotativos, eso quiere decir que se puede volar en la mañana, en la tarde, los fines de semana y por supuesto cuando más trabajo hay es cuando la gente está descansando, los fines de semana, los feriados, las vacaciones. “Los tripulantes tienen que estar listos para volar en horario rotativo y tan rotativo  que si un compañero no puede asistir por alguna razón me llaman a mi, eso es el trabajo y quiere decir que el 31 de diciembre puedo estar en Bogotá, puedo estar en Madrid, en Buenos Aires y nada que ver de estar con la familia·.

Es bueno también saber que en la aviación “todo el mundo tiene que estar constantemente estudiando y renovando sus licencias, si no estudia no puede renovar la licencia, si no renueva la licencia no puede trabajar, en el momento en el que uno no puede renovar la licencia perdió su trabajo”.

Sin embargo, asegura Jara que “este es un mundo mágico, dice Jara, después de que uno entra a la aviación  nunca más se retira de ella. La posibilidad de volar, que siempre quiso el hombre de alguna forma volar y llegar a los cielos. Yo ingresé a los 16 años y han pasado más de 40”.

 Actualidad Laboral / NCT