Annie McKee, investigadora de la Universidad de Pensilvania (EEUU) y la directora del Programa Doctoral Ejecutivo PennCLO, aporta en la revista de Harvard claves para hacer frente a un ciclo de frustración, estrés y conflictos en el trabajo.

No siempre es posible ser feliz en el trabajo, pero existen herramientas y recursos muy útiles para hacer frente a los conflictos que surgen, muchos de ellos fruto de la frustración y del estrés. En tu mano está aportar tu granito de arena para un ambiente laboral más agradable y productivo, que propicie el trabajo colaborativo y siente las bases de la confianza y la cooperación entre sus miembros.

La frustración crónica -no una dosis pequeña y sana para despertar la motivación y la creatividad- genera emociones tóxicas como el miedo y la ira, ocasiona problemas de salud y nos infunde un estado de alerta máxima constante, nada beneficioso para llevar a cabo el trabajo diario. El estrés nos provoca un estado anímico bajo, irritación y reacciones impulsivas, además de problemas físicos como el insomnio, las palpitaciones, las jaquecas o los cambios de apetito.

Annie McKee subraya que “el estrés alimenta los conflictos, y los conflictos engendran ira, resentimientos e infelicidad”, apuntando como consecuencias la falta de flexibilidad, las ideas simplistas o la menor capacidad de emitir juicios o procesar información. Este ciclo vicioso puede convertirse en un bucle sin fin, generando conflictos que a su vez incrementan el estrés y perjudican el razonamiento. La autora aporta tres pasos para reducir los conflictos laborales destructivos.

Cómo interrumpir conflictos laborales tóxicos

Desarrolla tu autoconsciencia: Para interrumpir el ciclo de frustración-estrés-conflicto, debes profundizar y saber qué es lo que te hace sentirte en estado de hiperalerta, temeroso o tenso. ¿Qué o quién te saca te quicio? Cuanto más conozcas tus catalizadores, mejor podrás controlar y gestionar tus propias emociones.

Utiliza el autocontrol emocional: Esta cualidad es hermana de la inteligencia emocional y te permite no quedarte atrapado en ese estado de frustración, estrés y alerta constante. El autocontrol emocional sirve para canalizar sentimientos negativos y no sentirte amenazado sin motivo.

Potencia la amistad en el trabajo: Reemplaza “yo y mío” con “nosotros y nuestro”. Las relaciones más cordiales, amistosas y cálidas te permiten sentirte unido a la empresa y a tus compañeros, sentir el apoyo al que podrás acudir ante los problemas y desenvolver tu actividad en un entorno más agradable.

Consejos prácticos para llevar a cabo estos tres pilares

Según Annie McKee, sigue los siguientes consejos y directrices prácticas para tener mayor control emocional. autoconsciencia y lazos positivos en el trabajo:

Atrévete con el mindfulness: El yoga, la meditación o los ejercicios de respiración y relajación son fundamentales para desarrollar la autoconsciencia, lograr una mejor gestión de las emociones y evitar las reacciones al estrés. Para poner en práctica el mindfulness, tienes numerosos recursos tecnológicos a tu disposición como blogs, canales de Youtube y apps especializadas.

Autorreflexión diaria: Debes dedicar tiempo a esta práctica, algo que te servirá para desarrollar tus puntos de vista, corregir errores y mejorar. Puedes reservar diez o veinte minutos al final del día para ello, así como para expresar tu gratitud por las cosas buenas de las últimas horas.

Desarrolla la empatía y la compasión: En un mundo de competitividad encarnizada, saturación informativa e insensibilidad emocional, es muy importante que aprendas a preocuparte por los demás, aquellos que tienen necesidades similares a las suyas. Ponte en su lugar para comprender sus puntos de vista y abrir tu mente en busca de mayor riqueza. Así, no culparás a los demás del conflicto y podrás asumir mejor la responsabilidad de tus propios sentimientos y comportamientos.

Actualidad Laboral / Con información de TicBeat