Uno de los principales obstáculos de liderazgo es la falta de control que se tiene sobre uno mismo, aunado a las creencias que lo limitan a desempeñar mejor sus funciones.
En el mercado hay muchísima información y metodologías acerca del liderazgo, como los textos de Stephen Covey, John Maxwell y Cyril Levicki, tres autores que han sido buenos referentes para mejorar el estilo de conducción de equipos de trabajo. Algunas lecciones que dan ellos son:
Confianza: el primer paso para pasar de jefe a líder es tener absoluta confianza en tu equipo de trabajo. Al formarlo debes recordar ser amigo sin caer en excesos de camaradería. Salir a comer, a festejar a uno de ellos, jugar algún deporte y convivir de manera cordial no te resta autoridad ni respeto. Recuerda, los límites los pones tú.
Respeto: trata a tu gente como quieres ser tratado, nunca utilices groserías para dirigirte a ellos, llámales por su nombre, evita a toda costa poner apodos o burlarte de tu equipo o de algún colaborador de la empresa y jamás hagas grupos aislando a ciertos miembros de tu equipo. Un grupo es una entidad con vida propia y cada empleado es parte importante del mismo. Elabora un contrato psicológico que incluya reglas de participación.
Comunicación: no olvides que esta es una de las principales competencias del liderazgo. Evita hablar a las espaldas de tus colaboradores, no triangules la información y no des órdenes a través de terceros ya que esto no es sano para el buen desarrollo del equipo. Trata por sobre todas las cosas de que tu comunicación sea clara, precisa y fluida, que lo que estás intentando comunicar realmente sea trasmitido como tú quieres y que tus colaboradores lo estén recibiendo tal como es. No tengas miedo de preguntar una y otra vez sí están claras tus indicaciones. Apunta a que tu comunicación esté siempre orientada a una acción inmediata.
Definición de metas: designa sus objetivos individuales, evita repetir lo que te dicen tus superiores, haz tuyas las metas generales y no dejes de indicar por escrito qué esperas de tu departamento. Define bien las diferencias entre una estrategia y un plan de acción, no dejes de poner fecha de inicio y de finalización a los proyectos, y sobre todo, deja asentadas las evidencias de avance para medir los resultados de manera periódica.
Delega: no intentes hacer todo por ti mismo, recuerda que la suma de los talentos de cada miembro del equipo te dará un mejor resultado en lo colectivo. Aprende a designar por mes a un líder del grupo, esto te ayudara a soltar y tener definidos roles. De esta manera, enseñarás la autogestión y liderazgo.
Capacitación: hay jefes que no capacitan a su personal porque aseguran que “se les van de la empresa”, pero más deprimente es no impulsar a tu equipo y que éste se quede en tu negocio así, sin preparación. Debes tener claro un perfil de puesto, dejar bien definidos tus procesos, y, una vez teniendo esto, desarrolla las competencias que les haga falta. Pon a la persona indicada en el puesto indicado.
Por otra parte, nunca dejes de capacitarte. Cuando un jefe cree saberlo todo, en realidad lo que trata de decir es que “no sabe nada”.
Iniciativa y creatividad: sé original y ten la facultad de cambiar 180 grados cuando las cosas no estén saliendo bien, ten un observador diferente y ponte en los zapatos del otro, nunca esperes que las cosas sucedan, da el primer paso hacia el cambio y jamás limites a tu equipo. Deja que saquen toda su creatividad y fomenta en ellos la proactividad.
Compromiso: alinea tus valores y los de la empresa con los de tu equipo de trabajo. Comprométete y trabaja con ellos (no para ellos); haz que el poder y la jerarquía que tengas nazca de tu equipo, no de tus jefes. Rompe con el viejo paradigma del dicho “hago que trabajo y ellos hacen como que me pagan”. Mejor haz de tu lugar de trabajo un lugar donde desees estar y que la gente busque trabajar contigo.
Evita hacer los clásicos comentarios “Aquí mando yo” o “Esta es mi empresa y se hace lo que yo digo”. Reconoce el esfuerzo de tus empleados y prémialo. Recuerda que el éxito lo hacemos todos.
Salud: según nos dice la Organización Mundial de la Salud (OMS), el estrés pronto será una de las principales causas de muerte en el mundo por lo que no podemos olvidar que el activo más valioso que tenemos en la empresa es nuestro personal. Debemos entender que trabajamos con seres humanos. Todos tenemos problemas y como líderes debemos estar alertas para brindar el apoyo que se requiera a nuestros subordinados.
No olvides que el 90% de la improductividad, rotación de personal, adicciones, casos de mobbing y acoso sexual en el trabajo pueden causar problemas emocionales. Atiende estas situaciones con mano firme y recupera a tu personal.
No solo gestionar: por último, te diría que dejes atrás tu rol de administrador y te conviertas en un líder, deja de gestionar y empieza a crear; no mantengas procesos, desarróllalos. No controles cuando es mejor inspirar y dar confianza. No vayas con el status quo, mejor rétalo.
Deja de imitar. Mejor sé original.
Actualidad Laboral / Con información de Entrepreneur