Nunca se pierde. Se gana experiencia
Nadie en su hoja de vida menciona los empleos sencillos o que le parecieron absurdos, incluso aburridos, sin embargo, todos ellos son el mejor capital que cualquier persona puede tener. Los empleos considerados como insignificantes le dan un valor a la vida de cada uno.
De cada de uno de esos lugares por donde pasamos, aprendimos algo. Recuerde que en ocasiones un callejón sin salida es una desviación a una nueva ruta que jamás planeamos llegar. Cada experiencia enriquece nuestra vida. Cuando nuestra vida está echando raíces no siempre vemos el crecimiento.
Un empleo es tan mágico como queremos
Tal vez para usted el empleo que tienen en la actualidad sea el peor, pero muy seguramente para otra persona será su empleo soñado.
Y es que a veces la magia de un empleo no está en el cheque de la nómina, ni en las prestaciones sociales. Sino en qué tan bien se sienta. Por ejemplo: hay quienes les hace felices pasar todo el día en una oficina porque les parece más difícil estar al sol y al agua. Mientras que quienes trabajan en el campo, a sol y agua, prefieren tener la libertad de estar cerca de la naturaleza y no encerrados entre cuatro paredes. Cada uno busca su magia.
Los errores son pertinentes
Toda creación comienza con un puñado de arcilla inútil. Cada ceramista deja parte de sí mismo en una obra y conoce el límite de los materiales. Sin embargo, cuando en su trabajo suceden imprevistos que alteran el modelo inicial, el resultado final también puede ser igual de interesante y altamente valorado por los demás.
A todos nos gusta la perfección, pero a veces en la imperfección hay éxito y felicidad. Por ejemplo, una niña nació con una mancha en uno de sus ojos y cuando se autorretrataba, la mancha era lo primero que resalta de su rostro porque se sentía única.
No sea su propia piedra en el zapato
Muchas personas son capaces de inventar cualquier excusa para evitar subir o para no enfrentar los obstáculos que la vida nos presenta. Siempre buscamos a quién echarle la culpa de todo y hasta dejamos que los “peros” se interpongan en nuestro camino.
En ocasiones construimos un catálogo de excusas para no enfrentar aquellas cosas que nos da miedo abordar o que sencillamente nos queremos hacer.
La tarea es asumir el cien por ciento de la responsabilidad de crear la propia felicidad y el éxito. La decisión siempre será de carácter personal.
Cuando algo se destruye, podría construirse
En ocasiones vemos todo estancado desde afuera, como si no pasara nada. Sin embargo, todo lo logrado en ese tiempo donde no hemos tenido mucho para mostrar, se hará evidente después y nos daremos cuenta que fueron los años más importantes de todos.
Por ejemplo, una mujer perdió su empleo y tras esa noticia supo que tenía cáncer de mama y que su padre estaba a punto de morir. Aunque todo era un caos, ella pudo acompañar a su padre en su últimos días de vida, enfrentó su cáncer y antes de que lo imaginara obtuvo un empleo mejor del que había perdido.
Fracasar hacia adelante
El fracaso puede ser un buen maestro porque si nuestra vida parece un desastre, tal vez es porque todavía estamos en medio de una caída. Los beneficios del fracaso son incontables. El fracaso nos despoja del miedo. Una vez que fallamos, ya no tenemos nada que perder.
Ahí comprendemos que seguimos vivos, que todavía podemos respirar y que la vida sigue su curso. Cuando una persona se despoja de todo lo que tiene en la vida hasta llegar a una actitud de supervivencia, reconocemos que no necesitamos tanto como otros. Reconocemos de qué estamos realmente hechos.
Reconozca sus poderes
Todos tenemos un súper poder, incluso la gente que se considera más común. Todos poseemos una habilidad que nos define, pero también tenemos nuestra kriptonita personal, es decir, algo que nos constriñe, nos roba la fortaleza, nos drena los poderes y nos debilita en un instante. Y por lo general, nuestras mayores fortalezas están emparentadas con nuestras más terribles debilidades.
Cada uno de nosotros debe reconocer tanto sus fortalezas como sus debilidades. Y uno de los retos individuales es transformar a las últimas en verdaderas fortalezas.
En el yate no se lloriquea
Antes de que se queje una vez más de la vapuleada cotidiana a la que llamamos trabajo, piense en lo siguiente: ¿Cómo le gustaría que fuera su vida si no pudiera trabajar? ¿Cómo vería su empleo si pudiera observarlo exclusivamente a través de ojos llenos de gratitud?
Probablemente si se percatara de que, en comparación con el resto del mundo, muchos estamos sentados en un yate que se mece con suavidad. Mucho de lo que nos quejamos, es el sueño dorado de otros. A través de una mirada de gratitud, nuestro empleo se convierte en una virtud valiosa, digna de ser alabada, así que barbilla arriba.
No planee una vida, ¡vívala!
A muchos se les va la vida planeando, pensando y esperando a que todo suceda. Muchos viven cada día esperando el momento propicio para llevar a cabo algún plan que tienen en mente, cuando la clave de todo está en actuar.
Y muchas veces la vida nos está lanzando la invitación sin estar listos para algo. ¿Acaso se la mandó cuando tuvo a su primer hijo?
Antes que mantenerse aferrado a un sueño, hay que probar y fallar para no quedar con la duda, así se evita la pregunta: ¿Qué hubiera pasado si...? En realidad muchos van por la vida tropezándose, solo que algunos son más habilidosos para ocultar mejor esos tropiezos.
El mundo necesita gente completamente viva. Howard Thurman decía: “No preguntes qué necesita el mundo. Pregúntate qué te hace sentir vivo, y ve y hazlo porque lo que el mundo necesita es gente llena de vida”.
A muchas personas nada los detiene, simplemente se arriesgan. Se dejan llevar por sus propias convicciones. Prueban. Se permiten ensayar y ver qué pasa. Y no alimentan a lo largo de la vida una gran duda.
¡Hay que tomar riesgos!
Todo depende de usted
Inspire al mundo, viva su vocación. Todos nacemos para realizar una tarea, no importa cuánto nos tardemos en llegar, nuestra misión estará allí para ganarnos la vida. Todo es cuestión de asumir las riendas, dejar atrás las cargas del pasado y programarse para seguir adelante.
Cumplir la misión tampoco es el final del recorrido, si se siente satisfecho con lo logrado, busque una nueva meta, la cual tal vez es descansar, y hágala realidad.
Las cosas no le suceden solo a usted, también le suceden a quienes le rodean
Muchas veces se está tan enfocado en un problema, que se olvida de que esa experiencia negativa puede generar una solución para otros con el mismo inconveniente. Haga de sus lágrimas y malos momentos una causa para evitar que otra persona sufra como usted. Recuerde que al hablarlo con alguien más encontrará un aliado y antes de imaginarlo empezará a cambiar el mundo.
No se arrepienta al final de cada día
Hay dos reglas que usted puede aplicar cuando va de vacaciones, pero que también se pueden aplicar a la vida cotidiana. 1. Diga con claridad qué quiere hacer y hágalo. 2. No se arrepienta al final del día. No se puede pasar por la vida esperando, quejándose y suspirando. Evite las resacas emocionales. No vaya por la vida cargándose de cosas que puede solventar en un día hablando de manera clara y honesta.