En medio de las conversaciones para definir el ajuste en el salario mínimo para el 2017, la ministra del Trabajo, Clara López, dijo que llevaría a la primera sesión de la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, programada para el 16 de enero, su propuesta de pasar a la negociación colectiva por ramas de actividad.
Para la titular de la cartera del Trabajo, al adoptarse esta iniciativa, “se estaría pasando a las grandes ligas del tripartismo, con sindicatos de industrias y gremios fuertes, y un Gobierno participante en un diálogo social más amplio que generaría espacios de discusión según cada rama”.
Al respecto, Juan Carlos Guataquí, del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, manifestó que teóricamente es interesante, pero en la práctica es inviable.
“Si usted se pone a pensar, 8 de cada 10 trabajadores asalariados ganan menos del mínimo y el Ministerio no es capaz de controlar esa evasión. Eso es a nivel global, ¿cómo sería en el ámbito sectorial? Y dos, yo creo que detrás de eso hay mucho de la plataforma política de la Ministra, porque si usted hace las negociaciones por rama de actividad, usted fortalecería los sindicatos y eso implicaría también tener un electorado cautivo”, señaló Guataquí.
Añadió que uno de los problemas que tiene la Comisión de Concertación es el hecho de que el Gobierno tenga la posibilidad de cerrar la negociación, y que si no hay acuerdo lo pueda hacer por decreto.
“Si usted es una de las tres partes de esa Comisión y sabe que sus intereses van a primar al final, por encima de los de las otras dos partes, pues usted se puede dedicar a promover las reuniones, pero en el fondo –como se vio más que todo en esta ocasión– el Gobierno no tiene ninguna propuesta innovadora en términos laborales”, afirmó Guataquí.
Para este experto, esa clase de iniciativa o la de salarios mínimos regionales, al tratar de materializarlas no funcionan, puesto que no se tiene la infraestructura para hacer control y vigilancia.
Por su parte, Luis Miguel Morantes, presidente de la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC), indicó que eso tiene sus problemas, porque hay sectores donde seguramente se impondrían salarios mínimos muy bajos y otros, tradicionalmente prósperos, en los que esta remuneración será mucho mayor. “Lo que se debe hacer es que haya una concertación donde exista voluntad política para que, de acuerdo con los sectores, haya un mejor salario, no necesariamente mínimo, y además un piso de salario mínimo, porque cuando son muchos el manejo se complica”, agregó.
Por eso considera necesario analizar cuáles serían los parámetros para esa reforma, así como el manejo que se le daría, y aclaró que la CTC está dispuesta a escuchar cualquier planteamiento.
En relación con los sindicatos fuertes que acompañarían estas negociaciones, para Morantes esto podría ser difícil porque hay sectores con sindicatos más poderosos, como el de la palma africana o del carbón, pero existen otros como los del comercio o los de los servicios que, aunque son enormes, en materia sindical tienen grandes debilidades, porque allí ha habido una particular actitud de política antisindical, y eso los afectaría.
A su turno, Bruce Mac Master, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios (Andi), recalcó que siempre han pensado que tendría mucho sentido separar actividades y sectores como el trabajo urbano y rural.
“En muchos países se diferencian estas dos categorías para temas como salario mínimo. Lo importante es siempre mantener el objetivo de crear incentivos correctos para aumentar la formalidad laboral, que es el principal reto en este campo”, explicó.
Actualidad Laboral / Con información de El Tiempo