La salud mental de los trabajadores cada vez se valora más de cara a conseguir un futuro empleo. Más incluso para los jóvenes, quienes prefieren una mayor conciliación con su vida privada o familiar que la inestabilidad, debido en parte a que ya están más que acostumbrados a ella, envueltos en dos crisis como están. Por ello, cada vez demandan una mayor flexibilidad, basada principalmente en la posibilidad de teletrabajar, o una cultura empresarial sólida que garantice un ambiente laboral positivo.
Atrás quedan fenómenos como el de la Gran Renuncia que vinieron precisamente después de la crisis del coronavirus. El mundo laboral está cambiando, al igual que todo lo demás, y es por ello por lo que se necesita una mayor conciencia respecto a fenómenos como el "burnout", que llevan a tantos empleados a abandonar sus puestos de trabajo, fomentando un exceso de rotación en las plantillas.
Si has pasado un año especialmente estresante debido a una asignación de tareas demasiado alta o injusta, los consejos son claros: hablas con tu jefe para que lo entienda y cambie los flujos de trabajo, y en caso contrario si no te hace caso te afilias a un buen sindicato y luchas por mejorar tu situación o en su defecto buscas otro trabajo.
Pero si en realidad quieres solamente prevenir de que eso suceda o armarte de fuerza para coger con ganas este nuevo año laboral, hay una serie de consejos a nivel individual que te pueden venir muy bien. Fast & Company, la revista internacional que cubre información y tendencias sobre todo lo concerniente al empleo, ha recogido los consejos a título personal de Joe Robinson, uno de los mayores best-sellers del mundo del trabajo.
Parar el estrés sin motivo
En primer lugar, cabría reflexionar sobre el propio estrés inducido por una alta carga de tareas, el cual si se cronifica puede instalarse en tu cabeza en cualquier momento, es decir, sin que estés inmerso en ninguna actividad estresante. Así funciona la ansiedad, hace acto de presencia después de que tu cerebro interprete que estás bajo una amenaza a pesar de no haberla. Entonces, cualquier tarea o responsabilidad puede convertirse en un grave conflicto que resolver.
Lo primero que habremos de hacer, como asegura Robinson, es tomar distancia respecto de lo que pensamos o sentimos. "Los pensamientos estresantes son solo eso, pensamientos", recalca. Ante ellos, recomienda aplicar la defusión cognitiva, patentada por Stephen Hayes de la Universidad de Nevada, la cual es muy útil de cara a gestionar los pensamientos intrusivos negativos que aparecen de tanto en cuando, cortocircuitando las conexones neuronales que dan pie a la sensación de ansiedad.
En definitiva, esta técnica pasa por ser consciente de que por muy mal que te hagan sentir determinadas cosas que te vienen a la cabeza, tan solo son irreales porque las estás pensando. En lugar de mortificarnos con un mismo pensamiento negativo recurrente, subvierte su significado a uno positivo: "Tan solo es un pensamiento de que no puedo hacerlo". De esta forma, "consigues tomar distancia y separación entre tu cabeza y tí mismo, haciendo retroceder a la obsesión antes de que se instale en tu cerebro y empieces a creértelo". En lugar de hacer caso a lo primero que aparece en nuestra mente, podemos simplemente "limitarnos a observarlo y dejarlo pasar". Este mecanismo también es muy útil de cara a tratar adicciones o comportamientos compulsivos, aunque efectivamente todo depende de la gravedad del caso.
Algo que nos puede servir de ayuda de cara a reducir la influencia de ese pensamiento negativo en nosotros es la respiración atenta. Robinson aconseja que cuando aparezca esa voz interior martilleante, busquemos un lugar en el que podamos estar solos para concentrarnos brevemente en una respiración profunda que expulse no solo el aire de los pulmones, sino también los malos pensamientos que aparecen sin avisar. "Pon la mano en el vientre y siente cómo sube y baja el aire mientras respiras profundamente", señala. "Exhala y vuelve a respirar. Con cada expiración, piensa en una frase neutral que puedas repetir. Mientras lo haces, la respiración está relajando los músculos de tu cuerpo, por lo que se reduce el estrés. También estás alimentando a tu cerebro con una frase recurrente para que deje de pensar cosas negativas".
Cuando sentimos ansiedad, esta no deja de mostrarse como una inquietud terrible a lo que pueda suceder o como una sensación de alerta de un peligro inminente. Para solventar esta continua anticipación de malos presagios e infortunios, deberemos de bajar al presente, al ahora. Robinson aconseja contar desde 100 hacia atrás, ya que es una actividad fácil de hacer pero que requiere de cierta concentración. "Contar hacia atrás permite que te centres en un objetivo, que es el principio básico de la meditación", asevera. "Estamos pendientes de los números y de nuestra respiración, a la vez que pensamos en una frase corta todo el tiempo. Estos ejercicios de repetición aumentan enormemente nuestra capacidad de atención y reducen el mecanismo de supervivencia de nuestro cerebro que siemprer está preguntándose qué va a pasar o si podrá conseguirlo".
Actualidad Laboral / Con información de El Confidencial