Las empresas familiares representan aproximadamente el 80% del total de las empresas Argentinas. Suelen ser además generadoras de empleos sustentables y se arraigan e influyen fuertemente en las economías locales y regionales. Asimismo, contribuyen a mantener al equilibrio social dentro de las mismas.
"Ha sido demostrado, que a pesar de la importancia que tienen las empresas familiares en el país, existe un inadecuado nivel de sustentabilidad de las mismas. La gran mayoría no logra cumplir con el desafío de trascender de una generación a las siguientes", explicó Roberto Bazán, Director del Instituto de Empresas Familiares de la Universidad Siglo 21.
Este Instituto elaboró una serie de pautas o consejos a seguir a fin de ayudar a estas compañías y a las familias propietarias a mantener su trabajo a lo largo del tiempo y lograr el cambio de mando intergeneracional.
Sus 10 consejos son:
Asumir el status de una empresa familiar: los empresarios que son propietarios de este tipo de organizaciones deben entender como primera medida que están gestionando un modelo de empresa con características particulares y que lo diferencia de otra clase de compañías. La emocionalidad es un factor distintivo de las empresas familiares y es la principal causa de las desavenencias que ponen en peligro el tránsito de una generación a la siguiente.
Separar el ámbito familiar del laboral: las empresas familiares se conforman de tres ámbitos diferentes -la familia, la empresa y la sociedad jurídica- cada uno con propósitos particulares e integrados por personas con comportamientos específicos. Se debe evitar confundir los roles de los distintos ámbitos.
Por ejemplo, pensar como padre o hijo en la empresa es un error habitual que genera conflictos que rápidamente se trasladan al seno familiar. Quien lidera una de estas firmas debe contar con un talento especial para no confundir los distintos roles que le tocan cumplir.
Contar con un modelo organizacional coherente: el modelo organizacional de una empresa familiar debe ajustarse a la visión y objetivos de la misma por sobre las necesidades de los miembros de la familia. Para ello debe evitarse caer en el "familismo", porque esto terminará por convertirla en un refugio de parientes que tarde o temprano buscarán privilegiar sus intereses por sobre los de la empresa.
Conformar una estructura jurídica que facilite los cambios generacionales: en los casos en los que estos procesos presentan algún nivel de conflicto entre los miembros de la generación sucesora, existe una mayor probabilidad de acuerdos cuando se discute por derechos (acciones, cuotas sociales) que por activos de propiedad del futuro sucedido (dinero).
Promover un gobierno corporativo eficiente: esto aumenta la probabilidad de que las empresas trasciendan a nuevas generaciones. En el caso de las sociedades; la asamblea anual, el directorio, los comités gerenciales o las juntas directivas deben cumplir los propósitos por los que han sido establecidos. Así se favorecerá la buena gestión y se formalizará la comunicación entre los órganos y entre las personas.
Evitar el uso de la palabra retiro: la misma tiene connotaciones negativas (olvido, vejez, postergación, inseguridad financiera, despojo, etc.) Los fundadores, en acuerdo con los sucesores, no deben abandonar la empresa, deben asumir un nuevo rol que esté relacionado con la compañía y no con la gestión cotidiana de ella. No se debe prescindir del conocimiento, la experiencia y la referencia de los mayores.
Planificar la sucesión: se debe pensar estratégicamente, lo cual implica pararse en el hoy y construir escenarios futuros que ayuden a determinar el camino ideal. De no hacerlo, ocasionará una serie de eventos complejos cuando llegue el momento del cambio generacional, que pueden poner en peligro la estabilidad de la empresa y la armonía de las familias propietarias. El resultado, desde allí, es previsible.
Contar con un Protocolo Familiar: es un documento en el que se plasman los acuerdos logrados por los participantes del proceso en diferentes temas que son considerados críticos. El Protocolo puede considerarse como una de las herramientas más poderosas para lograr la sustentabilidad de la empresa, el blindaje de la sociedad y la armonía de las familias propietarias.
No elegir sucesores "a dedo": deben ser antes postulantes, y el directorio debe seguir un proceso imparcial de selección del mismo.
Anticipar lo obvio: las empresas familiares deben entender la importancia de la anticipación de hechos o situaciones que tienen alta probabilidad de ocurrencia en el futuro. Previendo y planificando de antemano, se logra evitar posibles y probables crisis dentro de la empresa.
Actualidad Laboral / Con información de IProfesional