Hay pocas ocasiones en las que tener un alto índice de inteligencia emocional (IE) es más útil que cuando uno desacuerda con su jefe. Pero no es ni de lejos la única.
Muchas personas incluso cambiarían unos cuantos puntos de su coeficiente intelectual por un poco de inteligencia emocional extra. De hecho, la gente con índice de inteligencia general muy elevado pero menos inteligencia emocional puede ser más proclive a molestar a sus jefes, concentrándose demasiado en el aspecto lógico de una discusión, ignorando las dimensiones social y emocional.
De hecho, el modo más efectivo de plantear un desacuerdo con su supervisor debería basarse en la inteligencia emocional en vez de una dimensión intelectural. No es nada sorprendente que los estudios indiquen que por lo general es más grato tratar con los empleados con mayor inteligencia emocional, lo que explica que sean promovidos más asiduamente que los que no la tienen.
En un mundo en el que aún se basan muchas decisiones cruciales para las carreras en un solo factor subjetivo de acuerdo a la visión de un supervisor directo, el caer bien a menudo pesa más que la capacidad y la ética laboral del empleado que está peleando por un ascenso.
Si no le queda más remedio que enfrentarse a su jefe, debe hacerlo en privado, especialmente si es probable que usted gane la discusión.
Las personas con alta inteligencia emocional por lo general son más capaces de evitar desacuerdos por empezar, incluyendo con sus jefes. De hecho, ser agradable es una faceta fundamental de la inteligencia emocional, por lo que la gente que se ubica en un punto más elevado de esa escala tiende a ser más diplomática, sensible socialmente y adversa a los conflictos, aunque ello requiera un cierto grado de falsedad.
Esta es probablemente la lección más importante y fue bien comprendida por Dale Carnegie (un famoso escritor estadounidense de libros de autoayuda), que señaló que la única manera de ganar una discusión es evitarla. "Si usted pierde, pierde -escribió- y si gana, pierde". ¿Por qué tenía razón? Porque al ganar una discusión a menudo significa que está irritando a la persona a la que derrotó.
Un poco de tranquilidad
Sin duda no hay nada táctico o estratégico que haga la gente de alta inteligencia emocional para evitar discusiones más a menudo; por lo general es sólo cuestión de temperamento.
Son típicamente más tranquilos, flemáticos y amables, por lo que su tolerancia de la provocación -incluyendo la mala conducción- es más elevada. Si quiere desarrollar estas características, sin embargo, es necesario antes identificar las casos que gatillan su stress e inhibir sus reacciones espontáneas lo más que pueda.
Por ejemplo cuando mira su correo al despertar o antes de irse a dormir, puede ser tentador responder a ese pedido molesto de su jefe de inmediato. Pero lo mejor que puede hacer es ignorarlo, y dejar pasar unas horas. O si su jefe dice algo que lo irrita en una reunión, a menudo es mejor pretender que no sucedió, especialmente si está en compañía de otra gente.
Si eso no funciona, estas son otras cuatro sugerencias que puede querer considerar. Estas son bastante comunes entre quienes tiene alta inteligencia emocional, por lo que implementarlas puede ayudarlo a emular su éxito.
Concéntrese en el estilo antes que en la sustancia
En cualquier conversación y especialmente cuando hay un desacuerdo, el estilo importa mucho más que la sustancia. Usted puede creer que su contenido es clave, pero realmente se trata de como lo transmite. La gente con inteligencia emocional es capaz de expresar una diferencia de opinión de un modo calmo y compuesto, no importa de qué se trate.
A menudo comienzan alineándose con sus jefes en torno a muchos otros puntos y luego suavemente introducen la cuestión en debate. De hecho a menudo son tan sutiles que sus jefes pueden no advertir que están en desacuerdo con ellos (esto puede en realidad ser un aspecto negativo de tener un nivel de inteligencia emocional my elevado). Como sea, este enfoque ayuda a testear las aguas y evaluar si es buen momento para presentar su propio punto de vista, o es mejor optar por una espera.
Siempre mantenga la humildad
Aunque a menudo nos impresionan los líderes arrogantes, tendemos a preferir tratar directamente con gente más humilde. Esto es particularmente válido cuando se está en medio de una discusión.
La gente emotivamente inteligente es capaz de presentar su opinión de un modo modesto, ubicándose en un plan inferior. Al hacerlo dejan en claro que no tratan de faltar el respeto o cuestionar a su jefe, sólo transmiten una preocupación personal.
Por esta razón, es bueno practicar frases que muestran respeto sin caer en lo obsequioso: "Puede ser que me equivoque, pero..." o "Perdone que plantee esta cuestión, pero..." El objetivo es ser amable, sonar genuinamente considerado y dejar en claro que no presenta su preocupación como una crítica personal.
Por supuesto que si su jefe tiene un índice de inteligencia emocional bajo, ni siquiera esto lo salvará. Aún así es más probable que tenga éxito con un poco de humildad que con actitud arrogante. No querrá decirle abiertamente a su jefe que se equivoca o sugerir que sabe más del asunto que él, aunque sea así. Tener tacto a menudo significa ser humilde.
Nunca discuta en público
La gente con alta inteligencia emocional evita tener desacuerdos importantes con sus jefes delante de otros. Salvar las apariencias e s importante, no importa lo que suceda.
Si tiene que aclarar las cosas con su jefe, debe hacerlo en privado, especialmente si es probable que gane la discusión. La gente emocionalmente inteligente advierte cuando se llega al límite de la persuasión y evita que la discusión entre en escalada.
Son pocas las cosas que desmoralizan más a un jefe que el hecho de que su autoridad sea cuestionada delante de sus subordinados. Del mismo modo, una discusión en persona o telefónica es por lo general preferible a una discusión por correo electrónico, dado que los mensajes en las computadoras nunca desaparecen, pueden ser vistos por cualquiera.
Aunque su jefe prefiera comunicarse vía correo -y aunque usted también- es importante maximizar la privacidad cuando plantea una cuestión sensible.
Esté dispuesto a admitir la derrota, aunque tenga razón
Si la mejor manera de ganar una discusión es evitarla, la segunda es pretender perderla, de hecho es básicamente lo mismo.
Esto puede ser duro, pero la gente inteligente emocionalmente advierte cuando llega al límite de la persuasión y evita que la discusión entre en escalada. Esto no significa retroceder en cualquier momento que la cosa se pone difícil, solo significa reconocer cuando esta conversación en particular ya no es la mejor manera de lograr lo que quiere.
Por lo que si su jefe parece inmune a sus argumentos, lo mejor que puede hacer es pretender que está de acuerdo, y luego considerar algunas alternativas más productivas para que se entienda lo que le preocupa.
Lo malo aquí es que su incapacidad para persuadir a su jefe puede llevar a una mala decisión que esperaba evitar, pero al menos queda el consuelo de haberlo intentado. Puede llevar el caballo hasta el río, pero no puede obligarlo a beber.
Por lo general es bueno aparecer como que le importa menos lo específico de la discusión que lo que le importa su jefe. Es como tener un desacuerdo con alguien que lo entrevista para un empleo: usted quiere mostrar lo que piensa pero lo que busca realmente es mostrar lo mucho que puede hacer como parte del equipo.
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