Por cada usuario de tarjetas de crédito en promedio en el mundo hay 10 dispositivos conectados a Internet que se activan para poder usarse en una transacción. Es algo que Visa y Mastercard llaman credencial y funciona cada vez que el usuario usa su teléfono, su tableta, su reloj inteligente, su cuenta de Amazon para pagar; así como su cuenta de Uber, de Netflix o de Spotify.
“Hay 3.500 millones de tarjetas físicas en el mundo, pero la realidad es que con el tiempo (...) hablamos de credenciales y ahí tenemos 35.000 millones de credenciales”, detalló Allen Cueli, Jefe de Productos e Innovación para Centroamérica y Caribe de Visa.
Entre los años 70 y 80 se quería eliminar el uso del efectivo con la masificación de tarjetas de crédito en el mundo a través de vouchers con papel carbón que replicaban los dígitos del titular de la tarjeta. El cliente recibía tres hojas donde se escribía a mano: el monto, nombre del establecimiento y tarjetahabiente. A finales de los 90, se incluyó el chip al plástico para dotar seguridad. La finalidad sigue siendo la misma: un método de pago que permite comprar ahora y abonar después.
Después de la pandemia, la evolución del plástico a lo digital pasó por multiplicar terminales que acepten pagos con teléfono, vía NFC, vía una app de fintech para pagos instantáneos sin contacto. Se trata de una transición digital movida por la creación de tokens por usuario que autorizan o rechazan pagos según información guardada. La tokenización es una tecnología de seguridad de pagos que reemplaza la información del tarjetahabiente: número de cuenta, fecha de vencimiento, con un identificador digital único que se usa sin exponer información sensible del usuario.
“Es un número de 16 dígitos que reside en varias capas de seguridad. En una de ellas está el enlace entre ese token y la cuenta original”, dijo Cueli. “Es mi tarjeta física, pero reside en el número de cuenta, reside en mi teléfono, (...) hablamos del token. Es esta infraestructura fundamental del futuro. (Antes) el número de cuenta era esa infraestructura clave para poder mover dinero. Ahora va a ser el token”, agregó Cueli.
“Tokenizar es que tu información se encripte, viaje en un token que se almacena en un lugar y que ya te reconozca como usuario, pero nadie la puede ver. Es poder usar wallets de pago como Apple Pay y Google Pay”, explicó Alejandro del Río, director regional Latam de Paymentology, una plataforma fintech integrada a la nube que lee datos e integra pagos de tarjetas de crédito, de débito o prepago del lado del emisor (bancos, empresas, fintechs, cooperativas y más).
Efecto postcovid
La pandemia impulsó, primero, la digitalización de pagos gracias al boom del comercio electrónico y las transacciones sin contacto. En Costa Rica, más del 80% de las transacciones se realizan sin contacto, dijo Cueli.
Esto último es parte de una lista de tendencias en las formas de pago que se viven en Centroamérica. En Guatemala, Panamá y El Salvador, más del 60% de las transacciones se realizan sin contacto. Se puede ir al cine y pagar su comida, o la gasolina sin contacto. La llegada del Apple Pay en cada país de la región, a excepción de Nicaragua, ha reforzado esta práctica. De igual forma, el lanzamiento de Google Pay en Costa Rica para los dispositivos Android. Esto mismo con FitbitPay, Garmin Pay, puede usar código QR de su banco para pagar la consulta de un médico, apps de bancos y fintechs con pagos NFC.
En el primer mes de la pandemia en 2020, al menos 13 millones de latinoamericanos hicieron su primera compra vía comercio electrónico. “Ese hábito se ha mantenido. El 57% de las personas están comprando por lo menos una vez por semana”, señaló Cueli. Más de 100 millones de personas se han bancarizado desde 2020, subrayó el mismo ejecutivo.
Se proyecta que la relación deuda/PIB tendrá una reducción en algunos países de Centroamérica y el Caribe.
“La gente se vio obligada a adoptar estos sistemas nuevos que le permitían hacer en línea prácticamente todas las operaciones bancarias. Me refiero a no tener que ir a una sucursal. En muchos lados ni siquiera había o no estaban abiertas Hoy creció muchísimo, casi se duplicó la gente que está teniendo ya esa primera experiencia”, destacó Alejandro del Río, director regional Latam de Paymentology.
El avance de las fintechs y la pérdida del miedo a usar la tecnología ha empujado una revolución en los medios de pago en la región. Si bien, ha aumentado la introducción de nuevos métodos de pago, los consumidores prefieren carteras digitales a la hora de realizar una compra en una tienda debido a la comodidad (45%), la rapidez (44%) y la accesibilidad/experiencia del usuario (44%), expuso un estudio de Mastercard publicado en noviembre de 2023 donde analizó los comportamientos de pagos de consumidores en 14países de América Latina y el Caribe.
¿Un ejemplo de pagos sin efectivo? El máximo ejecutivo de Visa en la región explicó cómo ha cambiado el pago en los sistema de transporte para fomentar la movilidad urbana en Guatemala, Panamá, República Dominicana y Costa Rica, donde se aceptan pagos sin contacto de forma diaria con tarjetas de crédito, débito y prepago.
En Centroamérica, Visa está empujando la adopción de remesas digitales para agilizar y mejorar la experiencia de recibir una remesa. “Me llega mi código, voy al kiosco, y (lo canjeo) con MoneyGram, Western Union, o Remitly... el tema de remesas es tan importante en Centroamérica, que en países como El Salvador más del 20% del PIB viene de remesa”, detalló Cueli.
El futuro de los pagos
Lejos de que desaparezca el efectivo por completo, el futuro viene de la mano de más cuentas digitales. Sus ojos, su cara, también serán una forma de autenticar una transacción. “(El futuro va llegar por) datos biométricos. Tú puedes hacer pagos, ya sea por una identificación de rutina, o por una confirmación de identificación”, señaló Alejandro del Río, director regional Latam de Paymentology. Adrián Ramírez, Director Regional de Asesoría de la misma empresa, destacó que la Inteligencia Artificial (IA) jugará un papel muy importante para el ecosistema de pagos digitales. “Podremos hacer uso de tecnología para ayudarnos con nuestras finanzas, a detectar cosas mucho más complejas”.
En el caso de la banca, Ramírez dijo que está trabajando en personalizar clientes. “Con esta nueva tecnología sí va a ser una tarjeta de crédito con una tasa exclusiva solo para ti, realmente podrá hiper personalizar productos y atender individualmente las necesidades”.
En ese sentido, la institución financiera entenderá cada universo de sus clientes, por cada caso específico: saber en dónde paga, cuánto paga, cómo compra, a qué hora compra. “Son todo este tipo de definiciones que únicamente giran alrededor de ti”, dijo Ramírez.
Es decir, con la data en vivo, si un cliente va a la veterinaria, las empresas afiliadas a ecosistemas como el de Paymentology podrán disparar una alerta extra de compra de seguro para mascotas en su móvil en el momento en que ocurre la compra. “Simplemente es sacar provecho lo mejor posible de la información que tenemos”, acotó Del Río.
Otra tendencia de futuro serán las tarjetas prepago y ofrecer más mini créditos para personas o mipymes.
“Es que, en el punto de venta, se te pueda ofrecer que lo pagues en dos, tres o cuatro cuotas sin la necesidad detener un crédito (...) Esto da posibilidad de comprar más en un crédito que no esté en una tarjeta de crédito. Así se creará historial crediticio (y se podrán) parcializar compras”, añadió el experto mexicano. Allen Cueli, de Visa, ve que en el futuro más fintechs agregarán soluciones al ecosistema como Huli Health, que simplifica pagos entre laboratorios, farmacia, hospitales, pacientes, aseguradoras en Costa Rica y México.
Por el lado de la seguridad, el mismo estudio de Mastercard detalló que el miedo al fraude es el principal factor que determina el comportamiento de los consumidores en relación con los métodos de pago que utilizan.
“El 83% de los latinoamericanos indicó que las características de seguridad es el aspecto más influyente a la hora de escoger su método de pago”.
Las tarjetas de débito se llevan el primer lugar en confianza de usuarios: 36%, seguido de la transferencia bancaria 34% y la tarjeta de crédito, 27%.
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