En la era de las redes sociales, a las palabras ya no se las lleva el viento. El reciente despido de una empleada de Tinsa después de escribir en Facebook que le deseaba "una violación en grupo" a la diputada de Ciudadanos Inés Arrimadas ha demostrado una vez más que las meteduras de pata en internet se pueden pagar muy caro. "Un tuit puede ser causa de despido, una mala foto en Facebook te descarta de un proceso de reclutamiento, y lo más triste de todo esto es que sólo el 55% de las personas que están en la Red son conscientes de ello", señala Eva Collado, consultora estratégica de capital humano.

Además, una vez publicado ya no hay vuelta atrás. Aunque se elimine el tuit o se borre el comentario en Facebook, "siempre habrá alguien que haya hecho una captura de pantalla o una foto de aquella mala acción", explica Collado. "Todo trasciende a una velocidad de vértigo y, aún peor, queda en Google, por lo que estará ahí por siempre, salvo que nos acojamos al derecho al olvido, algo que hoy es difícil de gestionar", advierte.

Sin excusas

Tampoco vale el pretexto de que las opiniones vertidas en las redes sociales son estrictamente personales. "No hay compartimentos estancos entre cuentas personales y profesionales, máxime cuando se trata de amenazas y linchamientos. Las redes sociales están llenas de oportunidades, pero son un arma de doble filo y hay que saber usarlas con estrategia y mucho sentido común", explica Paula Fernández-Ochoa, consultora y docente en Marketing Jurídico y Marca Personal & Corporativa.

Cuando se produce una crisis de estas características, es complicado lavar nuestra imagen. Especialmente cuando la metedura de pata ha perjudicado también a la empresa para la que trabajamos. Sin embargo, hay que permanecer con la cabeza fría, ya que la situación no tiene por qué ser irreversible. Estas son las principales recomendaciones de los expertos:

  • Lo primero es reconocer los hechos y pedir perdón. Esta estrategia, de hecho, puede evitar incluso que la persona agredida emprenda acciones legales. Por ejemplo, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, hizo la vista gorda con un usuario de Facebook que le amenazó con "ponerle una bomba bajo su coche", después de que éste pidiera disculpas públicamente.

  • El tiempo también puede resultar un buen aliado. Andrés Pérez, consultor en estrategia personal, recomienda "sepultar la información". La volatilidad de las noticias en Internet juega a nuestro favor, especialmente si somos una persona sin trascendencia pública. La consigna, según Pérez, es "desaparecer, esperar y empezar a compensar, generando contenidos centrados en otros temas".

  • Si el comentario desafortunado nos ha costado el empleo, conviene dar la cara y seguir adelante. En una futura entrevista de trabajo, se debe aceptar el error con humildad. El candidato puede incluso darle la vuelta a la tortilla y aprovechar para destacar cómo gestionó la situación y qué aprendizaje obtuvo de todo ello. Claro que si el tema no sale a colación o el puesto de trabajo no tiene nada que ver con lo sucedido, tampoco es necesario entonar el mea culpa. "Creo que puede darse el caso de obviarse, pero en ningún caso negarse", opina Fernández-Ochoa.

  • De cara a la relación con los compañeros o con el jefe, la estrategia es la misma: aceptar el error con humildad y mostrar arrepentimiento. Se trata de demostrar que la metedura de pata no le define ni como persona ni como profesional. Por tanto, conviene controlar las opiniones que expresemos para que nuestra marca personal sea coherente con la imagen que proyectemos en la oficina.

  • En todo caso, la mejor medicina es la prevención. Aprender a gestionar nuestra marca personal con prudencia, autenticidad y buen juicio. Y nunca está de más pensárselo dos veces antes de hacer clic.


Más vale prevenir

Realizar un comentario desafortunado o publicar una foto fuera de tono en las redes sociales puede generar todo un tsunami a nivel profesional e incluso personal que no siempre es fácil (e incluso posible) solucionar. Por tanto, merece la pena tomar todas las medidas necesarias para prevenir que esto suceda. Una posibilidad es no estar presente en ninguna red social, algo que podría resultar tentador para los profesionales más reacios a dar el salto al nuevo entorno digital. Sin embargo, los expertos aseguran que evadir las redes sociales no es una buena idea y que, siguiendo unas directrices básicas, los beneficios que reportan superan con creces a los posibles riesgos. Para la consultora Eva Collado, hay que trabajar una marca personal apoyada en cuatro pilares: humildad, humanidad, credibilidad y autenticidad. "Hay que manifestar una actitud abierta, sincera, cooperante, participativa y comprometida", explica la experta. En términos generales, hay que ser especialmente cuidadosos con cualquier tema sensible, como la religión y la política, especialmente si somos conscientes de que nuestra opinión en ese aspecto es controvertida. Pero además, es necesario conocer y respetar el ideario y los valores de nuestra empresa. No se trata de renunciar a nuestra marca personal, pero sí evitar que choque con los valores propios de la compañía. También se debe ser consciente de cuáles son los temas tabú para la empresa y, en la medida de lo posible, soslayarlos. "No se debe mencionar en las redes sociales nada relacionado con la estrategia, los clientes o cualquier dato cuya divulgación afecte a la compañía", explica Andrés Pérez, consultor en estrategia personal. En caso de duda, siempre se puede consultar al 'community manager' o la persona encargada de la gestión de las redes sociales en nuestra compañía. Finalmente, los insultos y amenazas nunca son buena idea. Especialmente cuando el receptor de nuestras iras es un personaje público, ya que esto multiplicará exponencialmente el impacto y la viralidad de los hechos.

Actualidad Laboral / Con información de Expansión