En el acelerado mundo laboral actual, los empleados corren el riesgo de enfrentar una cantidad de tareas que pueden superar sus capacidades. Esta sobrecarga de trabajo no sólo afecta su bienestar, sino también la productividad y el ambiente de trabajo en general. Pero ¿cómo identificar cuando las tareas laborales son excesivas?
Sergio Manuel Aguilar Orozco, director Ejecutivo de la firma Unmetra y consultor en salud ocupacional, menciona que los principales indicadores de una sobrecarga laboral es la calidad de lo que se está haciendo, ya que cuando una persona está sobrepasada en sus capacidades, aparece la fatiga, tanto física como mental. Esto se refleja en errores y accidentes en el trabajo.
“La fatiga crónica puede llevar a desordenes físicos y mentales, y la gente tiende a retirarse del trabajo. Aparecen quejas, hay rotación de personal y posteriormente se manifiesta el ausentismo”, dice Aguilar.
Rosa León, CEO de la startup Pausas, destaca tres factores clave para identificar que la sobrecarga de trabajo rebasa la capacidad de la fuerza laboral:
Fatiga y Estrés. Un trabajador que muestra signos de estrés constante puede llegar a un punto de ansiedad, que se manifiesta no solo en nerviosismo, sino que el empleado se cierra y deja de comunicarse, impactando su productividad.
Cumplimiento de plazos y calidad del trabajo. Se presenta cuando el colaborador no puede cumplir con los plazos establecidos o la calidad de su trabajo empieza a deteriorarse. Lo puede llevar a errores frecuentes, falta de atención y disminución de la productividad general.
Uso de recursos y tiempo extra. los especialistas coinciden en que, si un trabajador regularmente labora horas extras para cumplir con sus responsabilidades, está utilizando recursos adicionales y sacrificando otras áreas de su vida.
Cultura de la sobrecarga laboral
Existen culturas organizacionales que aún privilegian el sacrificio de la vida personal por el trabajo y el reconocimiento se alinea con la saturación de tareas. Es una falsa percepción de productividad Sin embargo, como resaltan los expertos, ocurre lo contrario, llegando al grado de tener consecuencias en la salud física y mental como resultado de una fatiga ocasionada por el estrés laboral.
“Los síntomas físicos son la parte más tangible. Cuando una persona quemada emocionalmente o sobrecargada se evidencian a través de padecimientos físicos, falta de concentración y cambios en la comunicación”, subraya Rosa León.
Sergio Aguilar agrega que las afectaciones físicas que genera el estrés son síntomas gastrointestinales, dolores de cabeza, alteraciones en la presión arterial, ansiedad y el síndrome del quemado o burnout.
“El desgaste fisiológico es evidente, con problemas cardiovasculares, diabetes y una mayor prevalencia de cáncer en personas con jornadas extendidas”, señala el especialista.
Por su parte, León considera que hay un cambio en la mentalidad de las empresas, donde empiezan a valorar la calidad de vida de sus colaboradores al implementar programas de bienestar que promueven el equilibrio entre el trabajo y la vida personal.
“Muchas empresas están implementando evaluaciones cíclicas y fomentando prácticas de bienestar, como retos de salud, programas de mentoría y talleres sobre manejo del estés”.
Sin embargo, en algunas culturas la sobrecarga de trabajo es vista como un signo de productividad y fortaleza. En ese tipo de compañías, se incentiva el exceso de tareas a través de comisiones o metas de venta, lo que hace que el trabajador se acostumbre a recibir ingresos extra y aumente su carga de trabajo con frecuencia.
Aguilar coincide en que hay empresas que empiezan a promover un balance vida-trabajo como estrategia de bienestar, incentivando a los trabajadores a cumplir sus jornadas sin extenderse más allá de lo necesario.
El especialista agrega que en el teletrabajo es común la vida laboral invada la personal. La mala gestión del tiempo puede llevar a un exceso de tareas que impacta en la salud física y mental. Por lo que es importante establecer límites claros entre el tiempo de trabajo y el personal para evitar el desgaste y mantener un equilibrio saludable.
Los gerentes y líderes deben tener una comunicación abierta y consciente con sus equipos para poder identificar y abordar la sobrecarga de trabajo, conocer las necesidades de los trabajadores es fundamental para prevenirlo.
Otra buena medida, es implementar encuestas de clima laboral y otras herramientas para monitorear el bienestar de los empleados, al igual que promover prácticas como retos de salud, programas de mentoría, y talleres sobre manejo del estrés.
Rosa León destaca la importancia de fomentar un ambiente de trabajo que permita la flexibilidad horaria y días de bienestar en apoyo al trabajador para mantener un balance adecuado entre el trabajo y la vida personal.
Debido a los impactos negativos que tienen las sobrecargas laborales, es esencial que los empleadores y trabajadores sean conscientes de los factores que la generan y tomen medidas para evaluar y gestionar adecuadamente las cargas de trabajo.
Fomentar una cultura organizacional que valore el bienestar integral y el liderazgo consciente puede ayudar a prevenir la saturación de tareas y construir un ambiente laboral más saludable y productivo.