El sitio de trabajo es un lugar donde puede surgir una miríada de problemas diversos que abarcan desde las relaciones con los clientes y otros miembros de la cadena de distribución hasta la implementación de decisiones internas que pueden efectivizar el trabajo de todo el grupo o hacer todo lo contrario. Pero un tema que no suele discutirse dentro de las instalaciones compartidas es el de los roces entre colegas, que puede dificultar la convivencia y perturbar de forma indirecta el ritmo de trabajo. Para enfrentar estos retos, Amy Gallo, colaboradora de Harvard Business Review, escribió un libro titulado "Getting Along: How to Work with Anyone, Even Difficult People" (Llevarse bien: cómo trabajar con cualquiera, incluso con gente difícil), cuyas claves desmenuza en claves compartidas con el mismo medio.
Observar el propio comportamiento
Estamos acostumbrados a pensar que somos los protagonistas y las víctimas de los choques que tenemos con otros trabajadores, pero a veces hace falta examinar críticamente cómo contribuimos nosotros mismos a esta dinámica. Incluso puede ser que seamos la fuente principal de conflicto, una posibilidad que no debemos descartar en ningún momento.
Haz uso de la empatía
Como en cualquier situación parecida, una buena idea puede ser ponernos en el lugar de la persona con la que tenemos los susodichos roces. Tal vez el problema no tenga que ver con nosotros directamente, sino que se trate de una respuesta a otros ámbitos difíciles, como su propia posición dentro de la empresa y si se siente apreciada o no en su cargo, o incluso su vida personal. Puede que tenga que ver con la relación laboral, estemos por encima o por debajo de esta persona en la jerarquía laboral. O tal vez se trate de un asunto de personalidad que no tiene que ver necesariamente con uno mismo.
Discutir la cuestión con otra persona
A veces puede resultar conveniente consultar sobre los choques que tenemos con alguien con otra persona, preferiblemente alguien que no tenga responsabilidades administrativas sobre la misma y que tenga una opinión favorable o al menos neutra sobre esta, para averiguar si podemos entender mejor a la susodicha y poder trabajar mejor con ella.
No caer en encasillamientos
Es fácil pensar en la persona con la que chocamos como una suma de sus defectos, pero debemos evitar esto si queremos superar los obstáculos que nos impiden trabajar con ella. El problema sería que enfocaríamos todo lo que hagan y digan bajo este lente y nos convenceríamos de que estos individuos no son capaces de más que de molestarnos, algo que dificultaría el trabajo en conjunto.
Tener claro el objetivo
La mejor manera de evitar conflictos interpersonales es actuar sabiendo lo que queremos lograr, adaptando nuestras estrategias al tipo de personalidad con la que lidiamos, dejando atrás la mentalidad de enemistad para alcanzar una que favorezca la cooperación, evitando los chismes y quejas innecesarias y procurando encontrar el mejor momento para actuar, ya sea con una conversación honesta y oportuna o haciendo el esfuerzo de hacer más fáciles las relaciones en el sitio de trabajo.
Actualidad Laboral / Con información de La Información