Una de las decisiones más importantes que se deben tomar al poner en marcha un negocio es la de si se van a tener o no socios. La búsqueda puede estar orientada a una persona que complemente tus fortalezas y debilidades, o también alguien que te haya ayudado con ideas o que haya creado contigo una versión beta de tu producto o servicio.
Si la elección es tener socios, hay que elegir muy bien a la persona con la que te vas a asociar, tan bien como la persona con la que elijas casarte, por lo que es prudente que te asegures de que cuenta con estos factores:
Visión. Tu socio potencial debe compartir tu visión o complementarla con sus propias ideas.
Temperamento. Por lo general, hay un socio que es un líder natural mientras que el otro es más operativo. Una empresa exitosa requiere el equilibrio entre ambos.
Habilidades complementarias. Las sociedades funcionan mucho mejor cuando tienen habilidades diversas. Por ejemplo, un gran vendedor y un gran desarrollador web podrían hacer un equipo poderoso. A los inversionistas no les gusta pagar dos veces por el mismo puesto. Tener experiencia en diferentes aspectos del negocio es un plus, y ayuda a la hora de enfrentarse a problemas porque lo harán desde diferentes perspectivas.
Redes de contactos que no se superponen. Cada uno tiene una red, y entre menos se crucen, mejor, porque esto les permite ampliar su rango de posibles inversionistas, socios, proveedores, etc.
Experiencia. Serías mucho mejor en tu trabajo si tuvieras el doble de experiencia, ¿cierto? Los socios pueden unir sus años de experiencia para tener un conocimiento profundo y muchas más capacidades desde las que partir.
También es sumamente importante tener un contrato de sociedad por escrito, y éste debe incluir, por lo menos, lo siguiente:
Propiedad. ¿Quién es dueño de qué porcentaje de la empresa? ¡No todo tiene que irse al 50/50!
Compromiso financiero. ¿Qué aportará cada uno a la empresa? Si hace falta capital, ¿qué se espera de cada uno? ¿La empresa será responsable de los contratos y cuentas, o lo harán de manera individual?
Compromiso de tiempo. ¿Cuánto tiempo y esfuerzo dedicará cada uno a la empresa? Si no lo harán de manera equitativa, entonces hay que hacer ajustes a los términos de propiedad y compensación, a menos que haya un equilibrio entre la inversión de tiempo y la inversión de capital.
Compensaciones económicas. ¿Cuánto van a ganar y en cuánto tiempo? ¿Las ganancias se basan en llegar a cierto número de ingresos o de horas trabajadas? ¿Las compensaciones se harán en forma de sueldo o de distribución de la ganancia? ¿Tienes que recibir dinero, o puedes recibir más acciones de la empresa?
Gastos. ¿Cuál es su política de gastos? ¿Cuánto es válido gastar en relaciones públicas? ¿De dónde saldrán estos gastos?
Derechos de decisión. Si un socio tiene más acciones, ¿implica que puede tomar todas las decisiones? Si se dividieron 50/50, ¿cómo tomarán las decisiones cuando no estén de acuerdo en algo? ¿Tienen que ser unánimes las decisiones más importantes?
Agenda de posiciones. ¿Qué pasa cuando un socio deje el negocio? Asegúrate de tener una agenda de posiciones que describa cómo se distribuirá la equidad.
Compra/venta. ¿Bajo qué circunstancias se puede vender acciones? ¿Cómo serán los términos? Esto deben acordarlo desde el inicio y asegúrate de incluir una cláusula en la que se especifique que un socio sólo puede venderle a otro socio si todos están de acuerdo.
Actualidad Laboral / Con información de Entrepreneur / Scott Duffy