Eres el típico empresario: Tienes una visión, sabes cómo alcanzarla, y sabes que eres capaz de llevar todos los aspectos de tu negocio mejor que nadie. Sin embargo, en realidad no puedes.


Después de unas cuantas semanas trabajando de 60 a 80 horas, te das cuenta de que vas a tener que depender de otros para mantener tu negocio a flote. La relación con tus empleados (o contratistas online), al igual que la relación con tus proveedores, determinará no solo si tu negocio crece y prospera, sino también cuánto disfrutas de tu vida laboral.


Estos son algunos consejos que evitarán esos momentos incómodos en los que te presentas en una cena y te encuentras sentado delante de ti a una persona a la que has despedido.


Sé claro con tus expectativas


Una de las peores cosas que puedes hacer es darle a un empleado (o a un contratista online) una tarea mal definida. Este tipo de situaciones siempre suelen acabar con el jefe enfadado porque la tarea no ha sido completada correctamente, mientras que los empleados se sienten frustrados por unas directrices poco claras. Esto afecta de forma negativa a las relaciones y destruye la iniciativa.


Muestra respeto por tus compañeros de trabajo tomándote el tiempo para pensar en la tarea y organizarla claramente. Infórmales sobre cuándo pueden preguntarte dudas. Dedicarle 20 o 30 minutos a aclarar las cosas es la clave para ayudar a tu empleado a tener éxito.


Habla cara a cara sobre temas delicados


Algunos temas tienen que ser tratados en persona. Esa lista incluye dinero, errores, mal rendimiento o problemas interpersonales entre los empleados. Esos problemas suelen enquistarse - y pueden convertirse en una bomba de relojería si no son gestionados correctamente. Jamás trates este tipo de situaciones por correo electrónico, mensaje, o incluso por teléfono.


Organiza una cita para discutirlo en persona, a ser posible fuera de la oficina. Hazlo cuando la otra persona haya acabado de trabajar, nunca antes o mientras está trabajando; de esa manera tendrá la oportunidad de pensar al respecto durante la noche antes de tener que enfrentarse a sus compañeros o clientes. Nunca llames a alguien delante de otros empleados. Cuando las cosas se resuelvan, escribe la resolución y proporciona una copia al empleado.


Aprende a disculparte


La gente desea y merece ser tratada como iguales, aunque seas tú quien les está pagando el sueldo. Cuando te critiquen, escucha atentamente. Cuando te equivoques, discúlpate, incluso si nadie te ha hecho responsable de ello. No pidas favores a no ser que te ofrezcas claramente a compensarlos, e incluso entonces, no los pidas con demasiada frecuencia.


Sé un juez compasivo


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Los problemas entre los empleados son algo que no se puede evitar, y si no tienes un departamento de RRHH con un manual de 60 páginas, tú eres el único responsable de resolverlos. Sé discreto siempre e intenta tratar las cosas de una manera general primero.


Por ejemplo, si un empleado se queja de que otro no tiene un comportamiento adecuado, nuestro primer paso debería ser celebrar una reunión con los empleados para repasar las reglas de comportamiento de la empresa. Si el problema persiste, debemos hablar en privado con el empleado en cuestión para abordar el tema. Si seguimos recibiendo quejas, lo trataríamos de manera más específica, aunque es poco probable que esto acabe sucediendo.


Según una investigación llevada a cabo por LeadershipIQ, tan solo el 23% de los empleados dice que sus empleadores "responden constructivamente" cuando comparten sus problemas de trabajo. Los empleados que afirman que sus empleadores siempre responden de manera constructiva fueron 12 veces más propensos a etiquetar su empresa como un gran empleador y una empresa fantástica en la que trabajar. En otras palabras, responder de manera constructiva a la retroalimentación y las críticas de los empleados puede aumentar la satisfacción de estos.


Despide a tus empleados con elegancia


A veces las cosas simplemente no funcionan y tienes que dejar que la gente se vaya. Aunque nunca es agradable, debes pensar en el despido como en una liberación para que tu empleado pueda hacer otra cosa. Despide en privado. Sé amable, sé claro, sé honesto. No despidas a nadie por correo electrónico o mandándole un mensaje de texto, es irrespetuoso.


Interésate por las personas


Las personas son fascinantes y deberían ser una fuente de alegría y apoyo, incluso en el caso de los socios o los empleados. Siempre que contrato a un contratista de otro país, busco en Google su ciudad únicamente para poder imaginarme cómo es y cómo es su vida. La gente quiere ser reconocida como algo más que un engranaje en tu máquina del éxito.


Si gestionas bien estas relaciones, terminarás con un negocio más rentable y, lo que es igual de importante, con amistades que harán tu vida mucho mejor mejor. Y aunque te encuentres con alguien a quien hayas despedido, seguramente todavía podáis mantener una conversación amistosa.


Actualidad Laboral / Con información de Ihodl