No es que en la era precovid todos tuviésemos una voz melódica, armoniosa y envidiable, ni mucho menos. Pero, al menos, era funcional. Tras un año de pandemia, muy pocos contamos con la voz de antes. Zoom, como icono de las video-reuniones pandémicas, pasa factura.
En las reuniones presenciales, el cerebro encuentra numerosos y diversos estímulos sensoriales con los que entretenerse: visuales, auditivos, olfativos, táctiles y, sobre todo, cinéticos. Cada persona que habla realiza movimientos corporales para dirigirse a los distintos oyentes en la sala y, a su vez, se mueve cuando está prestando atención a las voces de otros hablantes. El cuerpo se mueve, la espalda se mueve, el tórax se mueve, la cabeza se mueve, la laringe se mueve. Puede no ser perfecto, pero es funcional.
Sin embargo, cuando utilizamos la voz con un cuerpo estático (el nuestro) que se orienta hacia un punto fijo (la pantalla o un micrófono externo) y que, a su vez, recibe el sonido desde otro punto fijo (altavoces), estamos rompiendo todos los principios de ergonomía vocal.
El cuerpo sufre y la voz también. A esto tenemos que sumar el estrés propio acumulado tras un año de pandemia (y lo que queda), además de la conocida fatiga por zoom, que se produce, entre otras variables, por tener nuestra propia imagen reflejada continuamente.
Estos son 10 consejos para mejorar su voz en las reuniones online
Abi Roper, logopeda e investigadora de la City University of London, estudió la voz durante el confinamiento. En colaboración con sus colegas, ha elaborado un listado para cuidar la voz durante las videoconferencias, que la campaña Giving Voice del Royal College of Speech and Language Therapist (RCSLT) ha difundido.
Algunos de sus consejos para mejorar la voz online están integrados en este listado ampliado.
Respire
La laringe está formada por cartílago, músculo y membranas mucosas ubicadas en la parte superior de la tráquea y la base de la lengua. El sonido se crea cuando las cuerdas vocales vibran a partir del aire exhalado que pasa a través de ellas. Por lo tanto, sin aire no hay voz. Así de simple: para hablar respire, deseablemente por la nariz (manteniéndola siempre muy limpia). Y respire de manera consciente. Aprenda técnicas específicas, si es necesario.
2. Mejore su salud vocal
Mejorar la salud (alimentación, descanso, actividad física) y la higiene vocal (hidratación, respiración, reposo vocal o impostación, entre otras) pueden ayudar a mejorar la calidad de nuestra voz al servicio (o no) de Zoom.
Preste atención a su postura
Recuerde las condiciones de verticalidad, tono, alineación y simetría que requiere una ergonomía vocal. Realice estiramientos frecuentes que relajen hombros, brazos, espalda, pelvis, anclaje, cuello, laringe y rostro.
Realice calentamiento vocal
Igual que no podemos correr de cero a cien en dos segundos, el tejido de los pliegues vocales y toda la arquitectura de la laringe necesitan un calentamiento previo antes de una jornada vocal. Por ejemplo, masticar simplemente la saliva para extender la mandíbula y el rostro, sin abrir los labios. O usar la técnica del bostezo-suspiro, el calentamiento del tarareo y el calentamiento vocal con zumbido de labios. O realizar ejercicios para aflojar la mandíbula y relajar la lengua en el suelo de la boca, entre otros.
Utilice un volumen cómodo y/o un micrófono más sensible
Quizá tenga una voz potente en persona, pero las reglas al comunicarnos virtualmente son diferentes. La voz tiene que estar dirigida al foco/micrófono, sin esfuerzo laríngeo y sin adelantar la cabeza o la barbilla para una mayor ergonomía de la estructura laríngea. Además, hay que ajustarse a una voz conversacional o a una voz didáctica, jugando con variaciones de volumen y de tono. Valore la opción de invertir en un micrófono de mejor calidad para mejorar su propia calidad de vida. No olvide minimizar el ruido de fondo, para no tener que forzar la voz por encima de un ruido ambiental.
Reduzca la velocidad de habla
Según Gallo (2020), en una conversación informal una persona media habla unas 170 palabras por minuto, pero las conversaciones digitales tienen un código diferente. Las conexiones pueden sufrir retrasos y fallos. Por el bien propio y el común, asegúrese de hablar más despacio y deliberadamente. Si el interlocutor no puede seguir su ritmo de habla, perderá la atención y comprensión del discurso, por muy impactantes que sean las diapositivas que usted comparte. Nada suple a la voz.
Pausa para el impacto
No tenga miedo de hacer una pausa después de un punto importante para dejar que se asiente el contenido. Esto le permitirá, además, respirar más profundamente y relajar los pliegues vocales por unos instantes. Evite, eso sí, las muletillas y repeticiones, para no hacer trabajar en exceso a la laringe si el contenido no es necesario.
Articule cada palabra
En las conversaciones informales solemos cortar las palabras al final. Así, el interlocutor completa mentalmente el resto del discurso. Esto puede hacer que cueste más entender las videollamadas. La virtualidad exige una mayor precisión en la articulación. Además, la articulación está directamente relacionada con la velocidad del habla y el patrón respiratorio. Todos ganan.
Cuide la hidratación continuada
Recuerde que podemos hidratar tanto de manera directa como de manera indirecta. Debemos mantener una inhalación nasal y beber líquido de manera continuada durante todo el período de uso vocal. Baird y Soni (2021) sugieren mantenerse hidratado para reducir la irritación de la garganta, y hacer pequeños descansos entre reuniones. En esos descansos, puede aprovechar para respirar durante unos segundos acercando una gasa húmeda a las narinas. Inmediatamente notará alivio y una mayor humedad en vías respiratorias superiores.
La voz necesita descanso. Y usted también
Encuentre oportunidades para permitir que su voz obtenga descansos, a través de la escucha activa y de actividades no verbales. Aproveche los silencios para realizar respiraciones lentas, silenciosas y rítmicas. Alivie la tensión del cuello. Después de las llamadas o entre ellas, reduzca la tensión en la cara, la mandíbula y la laringe. Pacifique su rostro y su gestualidad. Los estiramientos al bostezar pueden ser útiles para este fin.
Por último, si considera que necesita ayuda, recuerde que la logopedia es la disciplina científica encargada del estudio, la prevención, la evaluación y el tratamiento de la voz y la comunicación, además de la audición, el lenguaje y las funciones orales no verbales (respiración, masticación, succión y deglución). En estos tiempos de crisis es aún más necesario confiar en la disciplina y en sus especialistas, evitando el intrusismo profesional.
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