A menudo, en el ambiente laboral oímos frases como “estoy sobrecargado de trabajo”, “siempre me lo ponen todo a mí”, “estoy harto de que no me valoren en este trabajo”, “me paso más horas en mi trabajo de las que debería y no respeto mis horarios...” “es que no sé decir no”. Estas afirmaciones suelen estar muy relacionadas con una ausencia de límites en el trabajo y es que establecerlos podría repercutir en numerosos aspectos de nuestra vida personal, familiar y profesional, aportándonos equilibrio y una mayor satisfacción.
Así, por ejemplo, a nivel personal, vamos a encontrar que presentaremos una mayor satisfacción, confianza y bienestar emocional; a nivel familiar, se puede destacar una disminución de las disputas y una mejor concilliación; y, en el ámbito profesional, un mayor rendimiento laboral o una disminución del síndrome de burnout. Si nos cuesta poner límites, seguro que no sólo es en el ámbito laboral. Empezando por el trabajo, estas pueden ser algunas ideas útiles para empezar a poner límites:
Permítete establecer límites. Muchas veces nos resulta difícil poner límites, a veces porque consideramos que tenemos que ser perfectos, otras por miedo a que nos rechacen o por las repercusiones laborales que pudiera tener. En cualquier caso, el primer paso es darnos cuenta de que tenemos que ser más asertivos e identificar exactamente dónde necesitamos fijar límites, en las tareas, en los horarios, con algunas personas,... Tras esa fase de identificación, date permiso para tomar la iniciativa y decir no. El uso de técnicas de asertividad será necesario.
Ten claro tu rol, tus funciones y tus metas. Es frecuente que nos carguen tareas que no son nuestra responsabilidad y que nos sobrecarguen afectando a nuestra eficiencia y que, incluso dejemos de lado o queden con menor importancia, aquellas que sí tenemos que atender. Para ello, es esencial saber qué funciones nos corresponden y exactamente cómo se mide mi rendimiento. Esto no quiere decir que debamos adoptar una actitud que torne del todo a la nada de forma radical. Debemos permitirnos cierta flexibilidad y apertura a los cambios que consiga llevarnos en ocasiones a la negociación de ciertas condiciones como, por ejemplo, la participación en un proyecto que nos abra puertas profesionalmente.
Identifica lo no negociable. Si bien en el punto anterior hablábamos de cierta flexibilidad en lo referente a fijar nuestras funciones, roles y metas, también es importante saber ante qué no estamos dispuestos a ceder; y es que todas las decisiones que tomamos implican una serie de consecuencias y compromisos asociados. Por ello, tenemos que valorar tanto lo negociable como lo que no lo es y pensar siempre que decimos que sí a algo, a qué le estamos diciendo que no. Por ejemplo, si decimos que sí a horas extraordinarias, también estamos diciendo que no a tiempo libre, de autocuidado y para dedicar a nuestra familia que podría ser no negociable. Para ello, crear una lista de cosas no negociables puede ayudarte a descubrir qué es importante para ti y facilitar su comunicación.
Expresa cómo te sientes asertivamente. En ocasiones es necesario comunicar los límites de una forma clara. Sin embargo, no siempre es fácil establecerlos ya que podemos tener miedo a comunicarnos de una manera insegura o agresiva. Para ello, es importante entrenar nuestra asertividad. La asertividad es la habilidad social para comunicarnos y defender nuestros derechos e ideas respetando los de los demás. De este modo, si expresamos los límites desde esta óptica vamos a hacerlo de una forma clara y respetuosa evitando la agresividad y siendo, por lo tanto, menos incómodo para nosotros.
Delega y prioriza tareas. Frecuentemente nos cuesta reconocer que no podemos con todo, pero esto no es algo malo y no nos debemos sentir culpables por ello. Hay que entender que nadie es un superhombre ni una supermujer y que nuestro horario laboral no siempre se ajusta a todo lo que tenemos que hacer, pero en ocasiones delegar y priorizar tareas es un punto importante a tener en cuenta.
Respeta tus tiempos. Aunque la vida laboral es imprescindible, no debemos olvidarnos de que la personal es tan importante como esta para tener un buen equilibrio y bienestar psicológico. Descansar del trabajo es, no sólo un derecho, sino algo fundamental para poder desempeñar un buen rendimiento y evitar patologías relacionadas con el medio laboral, como el cada vez más conocido burnout. Sin embargo, el tiempo de descanso no se mide solo con el reloj. Fundamentalmente se mide por la desconexión mental del trabajo y esto requiere un ejercicio mental de dejar las cosas del trabajo en su tiempo y poner la atención en lo que estemos viviendo en ese momento..
Actualidad Laboral / Con información de RRHHDigital