La capacidad de liderazgo se ha convertido en el enemigo de los malos jefes y en uno de los aspectos más valorados dentro de las organizaciones empresariales de hoy en día. Porque tener una posición de jefe no significa ser líder.
Esa fue una de las principales reflexiones de Irene Ruiz Alcaraz, mentora en liderazgo y gestión de negocio en ETIE Consulting and Technology,.
A lo largo de su trayectoria, Ruiz ha trabajado con muchos responsables de equipo, y eso la ha permitido adquirir la experiencia necesaria para distinguir a los jefes de los líderes. "Jefes he conocido muchos, pero líderes muy pocos. Concretamente, a dos". Y de sus aciertos aprendió mucho más que de los errores de los otros.
El líder que inspira frente al jefe que cumple
El liderazgo de un responsable en una empresa cualquiera va mucho más allá de cumplir con los objetivos marcados, aseguraba la experta. Trabajar con un mal jefe puede enseñar al empleado lecciones importantes sobre lo que no hay que hacer, pero siempre será mejor tener cerca un gran líder.
"Del mal jefe se aprende mucho: lo que no quieres hacer, lo que no funciona, lo que tú no querrías mejorar con tu equipo", señaló Ruiz. "Pero no sabes qué es lo que sí quieres hacer con tu equipo hasta que no tienes un buen jefe, un líder. Y yo he tenido la suerte de tener dos jefes líderes que probablemente son el motivo de por qué estoy aquí contigo", aseguraba Ruiz a Manuel del Campo, CEO de Henneo Magazines.
Durante muchos años, Ruiz trabajó como responsable de auditar a proveedores, y tuvo la oportunidad de ver el impacto que tenían en el equipo los malos jefes. "Empezábamos siempre con una visita a la planta. Solo con respirar el ambiente, ver los problemas que te comentaba el propio equipo, cómo se gestionaban… ya podías hacerte una idea del tipo de líder que te ibas a encontrar en la reunión", contó.
Un equipo bien gestionado suele funcionar de manera armoniosa, con los problemas bien encauzados y una comunicación fluida. En cambio, un mal líder genera un ambiente tenso y caótico, donde los problemas no se resuelven de manera eficiente, explicaba la experta.
Se puede aprender
Ruiz subrayó que, aunque el liderazgo empresarial no es innato, es fundamental que las personas en puestos de responsabilidad asuman que ellos son los primeros que deben cambiar si quieren transformar sus equipos. "Nosotros partimos siempre de la idea de que el líder empresarial no nace, se hace. Nadie nace y ya es un empresario", afirmó.
Para la experta, el verdadero líder no se centra únicamente en lo que el equipo debe cambiar o mejorar, sino que asume un papel activo en ese proceso de transformación. El liderazgo, según Ruiz, es un espejo en el que se refleja la eficacia del equipo. "El equipo es un reflejo del liderazgo, y es así", destacó.
Un líder ausente, que no se involucra en los problemas del día a día, probablemente verá a su equipo desorganizado y falto de dirección. Por otro lado, los líderes que tienden a gestionar hasta el más mínimo detalle corren el riesgo de crear equipos dependientes que no son capaces de tomar decisiones por sí mismos.
El jefe que consiente
También advirtió contra los líderes que intentan ser demasiado complacientes con su equipo, ya que eso puede llevar a una falta de disciplina y a un equipo acomodado. "Ahora se da también el caso del líder que consiente, buscando esa motivación y ese buen entorno, y muchas veces lo que tiene es un equipo más acomodado y consentido", explicó Ruiz, enfatizando la importancia de encontrar un equilibrio.
Ruiz dejó claro que el liderazgo eficiente no solo impacta en la productividad del equipo, sino también en la cultura corporativa. "Liderazgo eficiente nos lleva a un equipo eficiente", sentenció, señalando que, para que un equipo funcione bien, es crucial que el líder asuma su responsabilidad de ser la "punta de flecha" que guíe el cambio.
Actualidad Laboral / Con información de Business Insider