Muchas veces, los sesgos cognitivos pueden ser inconscientes y dependen de la forma en la que nuestro cerebro procesa la información, ya que busca hacerlo de manera rápida y eficiente. Aunque estos sesgos pueden ser útiles en ciertos contextos, también pueden conducir a decisiones irracionales o incorrectas, lo que se traduce en malas asignaciones de recursos, falta de equidad, conflictos y otros problemas que pueden debilitar el liderazgo efectivo en las organizaciones.
Como los líderes pueden ser modelos a seguir por otros, si no son conscientes de sus propios sesgos cognitivos, es posible que transmitan y refuercen estos sesgos en su equipo, lo que puede limitar la diversidad de pensamiento, dificultar la resolución de problemas y reforzar estereotipos perjudiciales.
El sesgo de patrón ilusorio
Las personas que están influenciadas por este sesgo tienden a buscar o encontrar patrones o causalidades donde en realidad no existen, lo que puede llevarlas a conclusiones erróneas o decisiones basadas en información insuficiente o engañosa.
Supongamos que un líder de una empresa de tecnología observa un aumento en las ventas de un producto después de implementar una nueva estrategia de marketing. Si el líder estuviera influenciado por el sesgo del patrón ilusorio, podría atribuir automáticamente el aumento de las ventas a la nueva estrategia, creyendo que hay una relación causal entre ambas variables. Sin embargo, es posible que el aumento de las ventas se deba a factores externos o aleatorios, como una temporada de compras más activa o una mayor demanda general de productos tecnológicos. Al basar sus decisiones y acciones futuras en esta percepción errónea, el líder podría asignar recursos adicionales a la estrategia de marketing sin una justificación sólida, lo que podría resultar en una asignación ineficiente de recursos y un desempeño subóptimo de la organización.
El sesgo de arrastre
También conocido como sesgo de arrastre emocional o sesgo de contagio emocional, se refiere a la tendencia humana de verse influenciado por las emociones y opiniones de los demás en lugar de basarse en una evaluación racional de la situación.
Si, por ejemplo, un líder se enfrenta a una situación de crisis en la que su empresa está experimentando dificultades financieras y muestra signos de preocupación y pesimismo, es muy probable que los miembros del equipo también se sientan preocupados y adopten una actitud negativa. Esto puede llevar a una disminución de la motivación y el rendimiento del equipo, lo que a su vez podría empeorar aún más la situación de la empresa.
Si, en cambio, el líder es capaz de mantener la calma y transmitir confianza y optimismo a pesar de la crisis, es más probable que los miembros del equipo se sientan motivados y comprometidos para superar los desafíos. En este caso, el líder ha evitado el sesgo de arrastre al no permitir que las emociones negativas se propaguen dentro de la organización.
El sesgo de anclaje
Este sesgo se observa en las personas que se basan en información inicial acotada (el “ancla”) para tomar decisiones o realizar juicios. Esta información inicial actúa como un punto de referencia para las estimaciones o evaluaciones posteriores, lo que influye en la forma en que percibimos y procesamos la información adicional.
Imaginemos el caso de un líder de recursos humanos que está considerando aumentar los salarios de sus empleados. Antes de tomar una decisión, el líder lee un informe que muestra que los salarios promedio en la industria para puestos similares es de $500.000 al mes. Al revisar este informe, el líder queda “anclado” en el número de $500.000 como referencia inicial. A partir de ese anclaje, es posible que tome decisiones sesgadas y establezca un aumento de salarios que se acerque o se base en ese número, sin considerar otros factores relevantes como el desempeño individual, la posición de la empresa en el mercado, la capacidad financiera de la empresa, entre otros.
El sesgo de encuadre
El efecto encuadre se refiere a la tendencia humana de tomar decisiones basadas en cómo se presenta la información, en lugar de en su contenido objetivo. Esta percepción y evaluación de un problema o situación puede llevarnos a decisiones diferentes, aunque los hechos subyacentes sean los mismos. Entre los ejemplos más comunes de este sesgo se encuentra el encuadre en los aspectos positivos/negativos de una situación.
Imaginemos a un líder que enmarca un proyecto como una gran oportunidad de crecimiento y éxito. Esto, probablemente, inspirará a su equipo y generará un mayor compromiso y motivación. Por otro lado, un líder que enmarque el mismo proyecto como un desafío inmenso y lleno de riesgos tiene una mayor probabilidad de generar incertidumbre y desmotivación en el equipo.
Algo similar ocurre en marketing adonde, con encuadre positivo, podemos decir “¡Obtén llamadas ilimitadas por solo 3000 pesos al mes!” o, con un encuadre negativo, “¡No pierdas más llamadas importantes! Evita cargos adicionales por solo 3000 pesos al mes”. Dependiendo de cómo se presente la información, los clientes pueden tener reacciones distintas: mientras que unos pueden sentirse atraídos por el enfoque positivo y la posibilidad de tener llamadas ilimitadas, otros pueden ser influenciados por el enfoque negativo y preocuparse por perder llamadas importantes o incurrir en cargos adicionales.
¿Pueden evitarse los sesgos?
Debido a que los sesgos cognitivos son patrones de pensamiento automáticos y muchas veces inconscientes, es difícil eliminarlos por completo. Pero, al seguir algunos de estos consejos, podremos hacerlos conscientes y minimizar su impacto al tomar decisiones más informadas y equilibradas.
Para recordarlos fácilmente, podemos usar la regla mnemotécnica “MIRA”:
M – Mente abierta: mantener una mente abierta y receptiva a nuevas ideas y perspectivas permite reconoce que todos tenemos sesgos y que es importante estar dispuesto a cuestionar nuestras propias creencias y prejuicios.
I – Información imparcial: buscando información imparcial y objetiva antes de tomar decisiones importantes evita depender únicamente de fuentes sesgadas o limitadas, lo que permite considera múltiples puntos de vista y fuentes de información confiables.
R: Reflexión consciente: tomarse el tiempo para reflexionar conscientemente antes de tomar decisiones importantes permite examinar nuestros propios pensamientos y emociones en busca de posibles sesgos. Es bueno preguntarse si estamos dejando que los prejuicios influyan en nuestro juicio ante cualquier decisión.
A – Adquirir la perspectiva de los demás: intentar colocarnos en el lugar de los demás y comprender su punto de vista nos ayudar a reconocer que todos tenemos experiencias y perspectivas diferentes, y que esto puede influir en nuestra forma de interpretar la información.
Como conclusión quiero citar al físico y divulgador científico Stephen Hawking, quien nos dejó una notable frase que bien resume la importancia de los sesgos: “el mayor enemigo del conocimiento no es la ignorancia, sino la ilusión del conocimiento”.
Actualidad Laboral / Con información de Infobae