Aprendemos cada día aprendemos más sobre el liderazgo. En el trabajo, en la universidad o en un grupo de amigos, siempre es necesario un líder. Con el constante aprendizaje se ha llegado a determinar que ser un gerente fuerte, no significa ser enérgico o dominante y que, en realidad es todo lo contrario. Los gerentes fuertes son lo suficientemente fuertes como para liderar a través de la confianza, mientras que los gerentes débiles tienen que usar la fuerza de sus títulos de trabajo, para hacer que las personas los escuchen.
La revista Forbes señala que una administración que se basa en el miedo, tiene como cabeza de equipo a gerentes débiles. Para detectar a uno de estos es muy sencillo, pues los jefes débiles suelen alzar sus voces, amenazan y generalmente mantienen a sus compañeros de equipo desequilibrados y preocupados, solo por complacerlo a él. Además, los líderes débiles no confían lo suficiente en ellos mismos.
En cambio, los gerentes fuertes lideran a través de la confianza. Confían en que sus compañeros de equipo y sus empleados confían en ellos. No tienen que estar en lo cierto. No les importa si tienen razón o no, siempre y cuando surja la respuesta correcta de la conversación. No tienen que ser mandones. Confían en sus empleados para saber qué hacer y pedir ayuda si la necesitan.
Si su gerente no es un mentor y un defensor para usted, sin duda merece trabajar para alguien que sí lo es. A continuación, lo dejamos con los cinco signos que comprueban si su jefe es débil y pretende ser fuerte:
1- No puede pedir ayuda
Cuando un gerente débil no está seguro de qué hacer a continuación, no le pedirá ayuda al equipo. En su lugar, el gerente débil inventará una solución en el momento y dirá "solo hazlo, yo soy el gerente. Un gerente débil no puede pedir la opinión de las personas que supervisa. Si usted trata de razonar con su débil gerente, él / ella se enojará.
2- Necesita un chivo expiatorio
Este tipo de jefes cuando se da cuenta de que algo ha salido mal, tiene un objetivo en mente: encontrar a alguien a quien culpar. Un gerente fuerte asumirá la responsabilidad de cualquier cosa que no funcione según lo planeado, un gerente débil no puede asumir esa responsabilidad. Él o ella deben culpar a alguien más.
3- No puede decir "no sé"
Un líder fuerte puede decir "no sé cuál es la respuesta" muchas veces al día si es necesario, pero uno débil tiene miedo de decir "no sé". Él o ella mentirán. Los gerentes fuertes aprenden rápido porque aprenden de los éxitos y fallan, ambos. Los débiles no están tan abiertos a ese tipo de aprendizaje, porque gran parte de su energía mental y emocional se destina a desviar la culpa cuando algo sale mal.
4- Mide todo
Los fuertes se centran en grandes objetivos. Mientras que los jefes débiles se desvían en cosas pequeñas e insignificantes. Es por eso que un jefe débil sabrá que trabajó hasta tarde evitando un desastre, pero al día siguiente le llamará la atención porque llegó cinco minutos tarde. Mientras que los débiles dependen de la medición, en lugar del juicio cuando manejan a las personas. Tienen un criterio para todo. Dirán: "yo manejo por los números" cuando, de hecho, no están administrando nada.
5- No puede decir "lo siento"
La última señal de un gerente débil es que este tipo no puede obligarse a decir "lo siento" cuando un líder más fuerte lo haría. No pueden ser criticados y no pueden aceptar comentarios, aunque sean compasivos. No pueden admitirlo, porque su ego es demasiado frágil para reconocer cualquier espacio para el crecimiento.
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