El camino de regreso que va desde las vacaciones, independientemente de que las hayamos disfrutado o no, a nuestra oficina, tiene un peaje que se paga con el desajuste emocional por haber roto con la rutina.
Pocas ganas de volver al trabajo, tareas pendientes que se han acumulado, son algunas de las causas que endurecen el clima de vuelta y causan el denominado síndrome postvacacional. Pero, ¿qué significa exactamente?
La expresión se refiere al conjunto de emociones que aparecen en algunas personas inmediatamente después de su reincorporación laboral, ya sea porque regresan de sus vacaciones o después de un largo período de tiempo sin trabajar. Tras el fin de un lapso temporal que nos ha aportado calma y liberación, esto produce un desajuste emocional que se caracteriza por causar insomnio, apatía, ansiedad, tristeza, irritabilidad, dificultad para concentrarse y fatiga tanto física como psicológica.
Por otro lado, el efecto contraste es uno de los sesgos más conocidos que se pueden activar en estos casos. Se trata de un aumento o disminución exagerada de nuestra percepción sobre las situaciones; vamos a ponderar aquellas similitudes con las vacaciones al tiempo que vamos a abultar las diferencias: un mecanismo por el cual nuestro cerebro busca restablecer el orden mientras se ajusta a experiencias tan diferentes. Incluso si las vacaciones no fueran tan alegres y brillantes, nuestro cerebro lo exagerará para que la vuelta a lo mundano parezca desproporcionadamente más ansiosa y deprimente de lo que realmente es.
Sin embargo, todos esos signos y síntomas, tanto físicos como emocionales, son un intento por parte de nuestra mente de restaurar el nivel ordinario y óptimo de nuestro funcionamiento. El bajón es un proceso adaptativo, y por tanto incluso saludable, en la búsqueda por el equilibrio emocional adecuado.
Eso sí, debemos intentar prevenir o minimizar sus síntomas lo máximo posible de cara a recargar pilas y no descuidar nuestras obligaciones. Para ello, los expertos de TherapyChat han elaborado las siguientes pautas que pueden ayudarte:
Lista de quehaceres pre-vacaciones
Todavía no te has ido y una buena manera de evitar el atasco de trabajo a tu regreso es la de confeccionar
una lista muy precisa y ordenada de acuerdo a sus deadlines sobre todo lo que deberás hacer a tu regreso.
Un truco fundamental en esto es que hagamos una lista lo más concreta posible porque de esa manera
conseguiremos reducir el trabajo atrasado antes de irnos y, por otro, evitar caer en esas listas interminables
que solo generan estrés y complican la desvinculación del trabajo.Entonces, haz la lista y prepárate para desconectar.
Deja un día o una mañana libre tras el regreso, no asumas compromisos inmediatos
Con el hecho de evitar la inmediatez puede parecer que estamos dando un paso atrás, pero es que el objetivo de esto es cuidar tu bienestar físico y mental. Volver al trabajo para tener un día repleto de reuniones puede impedirte avanzar en las tareas que se han acumulado durante tu ausencia.
Planifica una estrategia de correo electrónico
Intenta no estresarse por la cantidad de correos electrónicos que encuentras a tu regreso, recuerda que muchos pueden ser anuncios, otros cadenas de conversaciones o spam. En su lugar, ocúpate de organizar estos correos por categorías, luego por tareas y finalmente por prioridades. De esta manera conseguirás una mejor visión de tu bandeja de entrada sin que te ahoguen los números.
Conectar con los colegas
Interrumpimos unos minutos el trabajo, solo unos minutos, para un café con los compis y hablar de las vacaciones. Esto te ayudará no solo a reducir los niveles de estrés sino también para estar al día con lo que ha ocurrido en la organización durante tus vacaciones. De esa manera conseguirás hacer más llevadera la primera semana después de las vacaciones sin perjudicar el clima laboral de la empresa ni tu rendimiento.
No te pongas hiperexigente
Después de un tiempo de ausencia, lo habitual es creer que para ponernos al día debemos ampliar nuestras horas de trabajo. Se trata de una paradoja, muchas veces demostrada, porque nos estresamos más y reducimos nuestros niveles de productividad a largo plazo aunque en el corto plazo creemos estar haciendo más.
Gestionar la culpa
Las vacaciones son una parte importante para el equilibrio de nuestra vida laboral. Por ello, es imprescindible aprender a gestionar el sentimiento de culpa que aparece cuando “no producimos”. La metáfora del leñador lo explica mejor que nadie; parar un tiempo para afilar el hacha con la que conseguiremos mayor precisión y productividad.
Primero la casa y después el trabajo
Intenta organizar la vuelta de tus vacaciones para pasar unos días en casa antes de reincorporarte al trabajo. Realizar las tareas cotidianas, como la compra o la limpieza, dar un paseo, ir al gimnasio e intentar levantarte temprano para reajustar nuevamente tus horarios te ayudarán a restablecer, poco a poco, el ritmo perdido. Recuerda, la desorganización en la casa es reflejo de la desorganización mental.
Dieta saludable
La dieta también juega un papel en esto de recomponer nuestra rutina. Intenta reducir las ingestas de azúcar y alcohol. Ambos son ampliamente reconocidos por su relación con la depresión. No es de extrañar que después de un periodo de casi un mes de excesos, no nos sintamos bien. Nada más saludable, para el cuerpo y la mente, que recuperar una dieta rica en vitaminas y proteínas.
Planea una próxima escapada
Un truquillo para aliviar la miseria percibida de la normalización es la perspectiva de unas nuevas vacaciones para un futuro no muy lejano. Aunque sabemos que se trata de otra ilusión, creo que estamos de acuerdo todos en preferir ser un iluso cansado pero en alguna de las magníficas playas de Hawai, ¿a que sí?
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