La decisión de dejar un empleo, aunque alguien no se sienta realizado al 100% con él, no es desde luego sencilla ni trivial.


También se da la situación de que mucha gente que ha empezado con un empleo que creían que cumplía con sus expectativas, en realidad no era así. Según un estudio del portal especializado en empleo norteamericano The Muse, el 72%, de los menores de 30 años y de la generación Z que buscan trabajo han sentido esta sensación de sorpresa o arrepentimiento porque un nuevo trabajo o empresa era muy diferente de lo que les habían hecho creer.


Ahí la pregunta que se abre es: ¿cuánto hay que esperar para dejar el empleo o tomar esa decisión o aguantar por si esa sensación cambia?


Según la encuesta, el 20% de los jóvenes que buscan empleo afirman que dejarían un trabajo en un mes o menos si resultara diferente a lo anunciado, el 41% lo dejaría entre dos y seis meses, y el 15% entre siete y once meses. Solo el 24% intentaría aguantar un mal trabajo durante un año o más antes de seguir adelante.


También hay que decir que no todo el mundo puede renunciar y quedarse sin sueldo mientras encuentra uno nuevo. En esos casos, se puede hacer que un mal trabajo sea un poco más tolerable mientras se busca trabajo por otro lado.


En The Muse recomiendan si un empleado se siente así tener conversación sincera con los superiores sobre la discrepancia entre la imagen que te dieron durante el proceso de contratación y la realidad que estás experimentando en el puesto. Es posible que se hayan malinterpretado elementos del puesto a través de varias rondas de entrevistas con los entrevistadores, el director de contratación y diferentes miembros del equipo.


Algunas de estas diferencias pueden ser malentendidos involuntarios que la empresa puede cambiar, como el horario de trabajo, las opciones de trabajo remoto. Resolver estas cosas puede convertirse en "una oportunidad de crecimiento profesional y no en algo de lo que te retires inmediatamente", dice el informe.


Actualidad Laboral / Con información de El Economista