Hola, me llamo Georgie, soy marketero y soy adicto al trabajo…
Si eres marketero o publicista sabes de lo que estoy hablando; peor aún, si tienes una pareja o familiar en esta industria, seguramente te sentirás identificado con este artículo. No es que nos defienda, pero la industria del marketing en nuestro país es compleja: hay mucha competencia, los horarios son cansados y la educación laboral está atrasada.
No sé si a ustedes les pase, pero yo soy workaholic porque siempre pienso que debo dar más: para mí nunca es suficiente. Si me salgo a las 7:30 pm o me tomo una hora para comer me siento culpable y frustrado. Suena triste, pero a la mayoría de nosotros nos educaron para sobresalir, y al menos en nuestro país, trabajar horas de más y obsesionarte con el trabajo no está mal visto. Al contrario: las empresas buscan gente así y en la mayoría de los casos nunca obtenemos el reconocimiento económico o emocional justo y necesario.
Seguramente te estás preguntando: ¿seré adicto al trabajo? Ahí te van 10 preguntas. Si te identificas con ellas es momento de que tomes un respiro...
¿Eres el primero en llegar a la oficina y el último en irte?
Quizá pienses: “Me ENCANTA llegar temprano porque la oficina está silenciosa y me puedo concentrar mejor” o “Me fascina quedarme hasta tarde porque tengo chance de organizar mis proyectos para el día siguiente”… No mientas. Lo haces por otras razones (tómate 20 segundos para pensar en las tuyas).
¿Trabajas también a la hora de la comida?
Por favor, tómate un rato para comer… además de que hacerlo en tu lugar es desagradable, también es una señal de que eres un workaholic de primer nivel. Si no comes en todo el día, ni siquiera tengo que explicarte tu nivel de workaholismo.
¿Te estresas si no estás en la chamba?
El sentirte estresado es ocasionalmente saludable, pues te puede motivar a cumplir con tus plazos. También puede ser una señal de que es hora de tomarte un tiempo para cuidarte a ti mismo. Pero aguas si la razón de tu estrés es que no estás trabajando lo suficiente.
¿Haces a un lado tus prioridades personales?
¿Te burlas de Pepito el de sistemas porque se va de vacaciones? ¿Haces comentarios sarcásticos de la señora Lupita porque se tomó 12 semanas para estar con su bebé recién nacido? Los workaholics tienen muchos problemas para cuidarse a ellos mismos y dedicarle atención a sus familias, así que no entienden que alguien más sí lo haga. De hecho, parte del tratamiento de “abstinencia” de los workaholics incluye armar un plan de cuidado personal y relaciones interpersonales.
¿Nunca te vas de vacaciones?
Entiendo que de vacaciones a veces necesitas trabajar un poquito (¡UN POQUITO!) y chequear tu correo ocasionalmente, pero si no puedes disfrutar tus días libres por estar pegado a la computadora, entonces tienes un problema… y grave. Las vacaciones son buenas para la salud, tu mente y tu productividad. Ya sé que sientes que si sales de vacaciones te van a correr o alguien te bajará el trabajo, pero tranquilo: tienes que aprender a dejar ir.
¿Tu mente está en el trabajo aunque tú no lo estés?
Tu pareja, amigos o familia odian ir a comer/cenar/cine etc. contigo porque tu celular no deja de sonar ni un minuto, no puedes sostener conversaciones largas y contestas llamadas o WhatsApps cada dos minutos. ¡Cuidado! La gente pronto se hartará de ti y tendrás que vivir en tu oficina (aunque ahí tampoco nadie te soporte).
¿Vas a trabajar hasta cuando te estás muriendo de una enfermedad?
Si tienes un resfriado o te sientes realmente mal, prefieres presentarte a trabajar antes que descansar en casa. Sin embargo, debes saber que no eres más responsable por ir a trabajar enfermo… todo lo contrario. Piensa en toda la gente que puedes contagiar, además de que no rendirás igual. Si tú no estás bien, tu trabajo tampoco lo va a estar. Además, te tomará mucho más tiempo recuperarte. Ir a trabajar enfermo te hace estar más enfermo... pero de la cabeza.
¿No delegas trabajo?
¡No podemos hacer todo el trabajo solos! Es importante que aprendas a delegar. Si no lo quieres hacer por ti, entonces hazlo por los demás: ellos también merecen poner en juego sus habilidades. Los workaholics tienden a no saber trabajar en equipo, pues piensan que nadie en el mundo puede hacer las cosas mejor que ellos.
¿Nunca le has dicho que no a tu jefe?
No solamente estás dispuesto a tomar responsabilidades extra, sino que además haces que eso suceda. Por un lado puedes sonar como el empleado perfecto, pero la realidad es que entras en terreno peligroso. Los empleados más productivos son aquellos que saben reconocer que hay límites para el trabajo y aprenden a decir que no. Es importante que te sientes con tu jefe, le detalles todas tus responsabilidades y le expliques que, si tomas más, probablemente tu nivel de productividad se verá afectado.
¿No aceptas que lo eres?
Como con todas las adicciones, es difícil reconocer cuando tienes un problema. Lo mismo pasa con los workaholics. El primer paso es aceptarlo y trabajar en esto.
Si respondiste que sí a todas las preguntas o por lo menos a la mayoría de ellas, entonces eres adicto a tu trabajo. Quizá tengas que ponerte a pensar el fondo de esta situación... ¿qué te hizo llegar a este punto?
Actualidad Laboral / Con información de Estrategia y Negocios / Georgie de Barba