Un antiguo vicepresidente de RR. HH. de Microsoft, Chris Williams, ha hablado en ocasiones de cómo saber si el síndrome del impostor es real o imaginario, y aseguró a los lectores que, en la mayoría de los casos, eres bueno en lo que haces. La duda está sobre todo en tu cabeza.


Pero a veces eres malo en tu trabajo, dice Williams, quien ha visto a mucha gente pasarlo mal. He visto a gente incumplir constantemente los plazos, perder de vista el objetivo o no estar a la altura de las expectativas en cuanto a la calidad de su trabajo.


¿Cómo distinguir entre tener dificultades en el trabajo y fracasar de verdad? Aquí tienes tres señales de que realmente tienes problemas en el trabajo, según Chris Williams.


Te lo dicen


La forma más obvia de saber si no estás haciendo bien tu trabajo es el feedback directo de tu jefe.


¿Te dicen que tu trabajo es deficiente? ¿Te piden constantemente que rehagas tu trabajo? ¿Los comentarios rara vez son positivos?


Claro, algunos jefes siempre están presionándote para que hagas más, mejor y más rápido. Algunos parecen no tener nunca nada positivo que decir. Pero si los comentarios son específicos, detallados y, lo que es más importante, precisos, tienes que escucharlos. Realmente hay un problema con tu trabajo.


La señal más clara es tu evaluación de rendimiento. Fíjate en las palabras más tajantes sobre la calidad o la puntualidad de tu trabajo. Los comentarios negativos claros y directos en una evaluación no son habituales. Ese lenguaje suele estar más suavizado y ser más vago. Cuando es tajante, es un problema.


Un motivo de confusión es que muchos jefes no son muy buenos en las evaluaciones de rendimiento. Dedican apenas unas líneas a lo que va bien y páginas a las "áreas de mejora". Una lectura rápida podría hacerte creer que realmente eres pésimo en tu trabajo.


Tienes que leer con atención para ver si las áreas de mejora son esenciales para el trabajo o si son simplemente áreas que podrías utilizar para pasar de ser "bueno a genial". Lo primero es un problema, lo segundo, no tanto.


Si la crítica es mayoritariamente negativa y los problemas son reales y esenciales para el puesto, entonces sí que tienes un problema.


No oyes nada sobre tu trabajo


Más difíciles de leer son las señales ausentes de problemas. Si no oyes nada, ese silencio puede ser una señal importante.


Si tu jefe no habla nunca contigo, si cancela reuniones personales programadas, si te evita todo el tiempo, tienes un problema. La ausencia de noticias no es una buena noticia. No te evitan porque seas tan bueno como para dejarte en paz.


Probablemente, te evitan porque no se sienten cómodos teniendo una conversación difícil sobre tu rendimiento. O no saben cómo abordarla o simplemente odian tener esa clase de discusiones difíciles.


Lo peor es cuando tus compañeros participan en el silencio. No quieren que se les asocie con la calidad de tu trabajo. Corren el riesgo de verse arrastrados a ayudarte cuando tienen que hacer su propio trabajo. En lugar de decir algo directamente, no dicen nada.


Si te aíslan de tu jefe y de tus compañeros, nunca es buena señal. El silencio es un síntoma de problemas, tanto como una mala evaluación del rendimiento.


Trabajas demasiado


Una última señal de problemas en el trabajo es que te esfuerces demasiado. Más que tus compañeros y más de lo que puedes soportar.


Sí, algunos trabajos son duros. Algunos trabajos requieren todo el tiempo que puedas dedicarles. Pero si tú les dedicas más tiempo que los demás, no es buena señal.


Yo daba clases de informática avanzada en un instituto. La primera tarea era fácil; la mayoría de los alumnos la hacían en una hora o así. Entregaban una página de código que sirviese. Un estudiante se esforzó durante días y finalmente presentó una versión de 40 páginas que, de alguna manera, también servía.


A medida que avanzaba el curso, recibí una llamada de uno de sus padres, quejándose de que trabajaba sin descanso para completar las tareas, que yo había pensado para que duraran un par de horas como máximo. Le costaba aprobar los exámenes. Mi tutoría le servía de poco. De hecho, no se le daba muy bien.


Al final aprobó y, para mi sorpresa, acabó yendo a la universidad y posteriormente a Google. No sé qué interruptor se le encendió, pero al final lo consiguió. Sin embargo, cuando estaba en mi clase, la cantidad de tiempo que dedicaba a resolver esas tareas era una clara señal de problemas.


Si trabajas día y noche para resolver problemas que tus compañeros resuelven en el transcurso normal de su trabajo, no es bueno. Si nunca sales adelante mientras ves que otros se las arreglan muy bien, hay un verdadero problema.


La mayoría de los trabajos están hechos para ser completados en un día, no una vida. Si no consigues salir a flote, lo más probable es que el problema seas tú, no el trabajo.


Cómo mejorar en tu trabajo


Si todas estas señales son reflejos de tu trabajo, necesitas pedir ayuda.


Pide ayuda a tu jefe, si puedes llamar su atención. Busca ayuda en el departamento de formación y desarrollo de tu empresa. Quizá tengan cursos de formación o recursos para ayudarte a mejorar. Incluso podrían indicarte un programa específico de coaching individual. O tal vez puedas encontrar a un compañero que sea amable para que te enseñe lo que él hace de forma diferente.


Seguir batallando contra estas señales es un camino seguro hacia el despido. O, como mínimo, una vida laboral miserable.


Actualidad Laboral / Con información de Business Insider