La Copa del Mundo acaparó la atención de Rusia durante un mes, impulsando las ventas de las empresas cerveceras y a la industria hotelera; aunque, también frenó el gasto en algunos artículos costosos, y contuvo la actividad los mercados financieros. Además de los productos básicos habituales del aficionado al fútbol -cerveza y comida chatarra-, el torneo también estimuló la demanda interna de préstamos para la compra de aparatos electrónicos, principalmente televisores y teléfonos inteligentes. En tanto, los concesionarios de automóviles celebraron el domingo el final del torneo, después de que las ventas se desaceleraran el mes pasado.
Los economistas han restado importancia al impacto económico directo de la Copa del Mundo, prediciendo que sería marginal y desigual. Eso tiende a ajustarse al patrón de otros países, que organizaron eventos deportivos importantes: un rebote breve pero insuficiente para tener un efecto duradero en la economía.
El torneo, que comenzó el 14 de junio y terminó el domingo cuando Francia se coronó campeona, atrajo más de 700.000 hinchas extranjeros a Rusia, que llenaron las calles de las 11 ciudades sede junto con los locales. Moscú vio un alza de un 60% de los turistas extranjeros. El total de visitantes que llegaron a la capital rusa durante el Mundial ascendió a 3 millones de personas, dijo Nikolai Gulyaev, director del departamento de Deportes y Turismo de Moscú. Toda esa gente debe alojarse, comer y, por sobre todo, beber para soportar la sed. Booking.com advirtió que el 74% de las propiedades en San Petersburgo y Moscú habían sido reservadas para el fin de semana de la final, algo que cambia radicalmente para la semana siguiente.
En los estadios, los hinchas rusos fueron los que más gastaron, dejando 12 millones de dólares en los comercios durante las primeras cuatro semanas del torneo, dijo el viernes Visa. "La venta de cerveza, bebidas no alcohólicas y refrigerios aumentaron visiblemente, en las primeras dos semanas de la Copa del Mundo", dijo la cadena de supermercados Perekrestok, parte de la minorista más importante de Rusia, X5 Retail Group .
En las ciudades anfitrionas, algunas de las cuales nunca habían recibido tantos turistas, los hinchas llenaron cafés y bares, drenando los suministros de cerveza a niveles alarmantemente bajos.
Compran pasajes y televisores
Kviku, una compañía de préstamos en línea, dijo que el número de clientes aumentó, más de una cuarta parte, en el último mes. Esto, debido a la cantidad de gente que pidió dinero para comprar pasajes a las ciudades anfitrionas del Mundial y dispositivos de todo tipo para ver los partidos. Las ventas de televisores y teléfonos inteligentes ya habían anotado un 20% de aumento en el periodo mayo-junio, frente a los mismos meses del año previo, sostuvo la minorista de artículos eléctricos M. Video-Eldorado. "El fútbol es un afán tal para la mayoría de los hinchas activos, que los impulsa a solicitar préstamos adicionales", dijo Nikita Lomakin, CEO de Kviku.
La venta de productos relacionados con la Copa del Mundo también subió, gracias a la sorprendente campaña de Rusia hasta los cuartos del final del torneo. En tanto, muchos locales optaron por quedarse en casa para ver los partidos por televisión, en lugar de salir de vacaciones. La cantidad de rusos que no tenía planes de viaje para el verano boreal aumentó a un 23% desde el 7% hace dos años, de acuerdo a una encuesta del centro de estudios ruso Romir.
Pero el entusiasmo por el Mundial no es general, ya que algunos negocios se vieron afectados por el torneo. El crecimiento de las ventas de autos nuevos se desaceleró en junio al 11% desde el 18% en el mes previo, y los analistas culparon al Mundial como el factor que distrajo a los compradores. De hecho, algunas medidas anunciadas mientras los rusos estaban atrapados por la emoción mundialista, como el alza en el impuesto a las ventas y a la edad de jubilación, podrían tener un efecto más duradero en la economía. Cuantificar el efecto real del Mundial llevará tiempo. "Esa pregunta no podrá ser contestada en menos de un año", dijo Shlomo Weber, rector de una escuela de negocios.
Actualidad Laboral / Con información de Portafolio