Para los emprendedoras, la capacidad de construir y narrar visiones mejoradas del mundo es una virtud común en quienes lanzan una startup o conducen a otras personas por un camino incierto.


Greta Thunberg, Alexandria Ocasio-Cortez, Jacinda Arden, el Papa Francisco, Elon Musk, Jack Ma o Alfonso Cuarón, entre otros, son personas conocidas, valoradas y que defienden causas mediante relatos que emocionan a muchas otras personas.


Estos líderes reúnen y cultivan características que todos podemos aprender y practicar. A riesgo de olvidar alguna, te presento aquí 10 de ellas. Y es que los mejores emprendedores y líderes son también los mejores storytellers porque:


Saben que en cada historia hay valor


Tuve a un jefe que viajó a un país lejano para asistir a un congreso. A la vuelta me contó que no había aprendido nada nuevo, pero que el mero hecho de explicarles a sus clientes que había estado en el evento le ayudaría a cerrar negocios: “solo con contarles que estuve en ese congreso tan importante ganaré dinero”, me dijo. No lo olvido.


Los mejores storytellers saben que cada relato que cuentan les genera valor, ya sea en influencia social o económicamente. Saben que un relato bien formulado logra que una organización eleve su valor bursátil o les justifica un aumento de sueldo. Valor para ellos y para los demás.


Saben que la vida está llena de historias


En 1968, Muriel Rukeyser escribió el poema “The Speed of Darkness”. La estrofa IX contiene una frase mítica: “El Universo está hecho de historias, no de átomos”. Es como decir que cada minuto se compone de 60 historias. Y el buen storyteller lo vive como una realidad.


No solo ve relatos en sus vivencias y pensamientos, en sus lecturas y aprendizajes; también escucha lo que los demás dicen y hacen. Se interesa por lo que la gente cuenta y por cómo lo cuenta; por cómo siente. Ya sea en las filas de los supermercados, como en los textos de las landing pages del comercio electrónico, encuentra relatos de lo que la gente pide y ofrece. Y allí, justamente, halla sentimientos, frustraciones, anhelos y necesidades de personas esperando a ser satisfechas.


Llevan siempre un block de notas en el bolsillo


Como tienen claros los puntos 1 y 2, los mejores emprendedores-storytellers nunca pasan por la vida sin un cuaderno con el que recoger y conservar las historias. Es como si tú o yo camináramos por un campo lleno de pepitas de oro: jamás olvidaríamos ir con un saco grandote para atesorar cuantas más mejor. Y todos los días volveríamos a pasar una y otra vez por el campo, con un saco nuevo y mayor.


Da igual si es un cuaderno tradicional o una agenda electrónica de celular. Lo que hace distintas a estas personas es que siempre toman nota de lo que les resuena. Saben que si no lo hacen olvidarán todo y perderán la oportunidad de crear valor.


No se guardan los relatos, los difunden


No sería inteligente llenar la casa con pepitas de oro. Más sensato sería guardar algunas y vender el resto, ganar dinero, invertirlo y hacer que su valor aumente. Todavía sería más inteligente invertir en la comunidad, crear industria, generar empleo, dar oportunidades y aportar prosperidad al país, porque con ello crecemos todos.


Acumular relatos para ti mismo no tiene nada de particular. Compartirlos, comunicarlos, difundirlos a través de mil y un canales, es lo verdaderamente sensato… ¡Tienes tantas oportunidades de crear riqueza para ti y para quienes te rodean!... Los mejores emprendedores-storytellers saben que los relatos nunca son para su propio deleite, sino para ser contados.


Emplean sus relatos con un propósito


Hay dos cosas que marcan el éxito de una narrativa de negocios: saber para qué quieres utilizarla y saber formularla. En lo primero te puedo decir que el storytelling posee tres grandes funciones: entretener, educar o persuadir. Las tres ayudan en los negocios.


Ahora bien, lo que caracteriza a los mejores emprendedores-narradores es que siempre tienen claro su propósito: saben si quieren persuadir, educar o entretener. Saben qué quieren conseguir con ello. Saben a quién tienen ante sí y qué reacciones quieren provocar. Y lo saben porque lo estudian con antelación.


Empoderan a los demás


Los buenos storytellers obtienen valor de sus relatos. Pero los mejores enseñan a los demás a obtenerlo. Los relatos que la humanidad más necesita ahora son aquellos que ayudan a crecer y empoderar a las demás personas.


A ese convencimiento se llega por dos caminos. Uno es el de la filantropía y el humanismo, es decir, el del bien por el bien. El otro es el del egoísmo inteligente: los grandes logros solo se consiguen con ayuda, nunca en solitario. Así que, si eres una persona inteligente y buena, sabrás que debes rodearte de equipos poderosos porque de otra manera no llegarás a ninguna parte. Tus relatos te ayudarán.


Quieren persuadir, pero jamás engañar


Mentir está mal. No hay que hacerlo. Y mucho menos ilustrando la mentira con un relato. Además, hoy día existen muchos medios para descubrir las mentiras y una fuerte penalización social sobre quienes mienten.


Los mejores storytellers saben que sus relatos deben estar llenos de verdad, porque las comunidades necesitan a narradores y narradoras en los que se pueda confiar. Tal y como explicó el profesor Michael S. Poulton en 2005, los emprendedores y las organizaciones deben construir relatos que convenzan y emocionen, sí, pero que también encajen en la realidad de los hechos.


Ajustan su relato a la audiencia


Aunque la verdad no es más que una, se puede contar de maneras diversas y ciertas, todas ellas. Los mejores storytellers crean versiones para modular su relato a los distintos públicos. Si tienen a niños ante sí, les cuentan la historia como a niños. Si tienen a mayores, lo mismo… Un mentor me dijo hace años: “tú habla siempre a las personas como si no supieran de lo que les hablas y hasta los sabios te entenderán”.


Los mejores emprendedores-storytellers formulan una y otra vez sus relatos, y los rescriben como hacen los buenos novelistas, para que siempre encajen de la mejor manera en sus audiencias.


Dedican (mucho) tiempo a ensayar


A la vez que reformulan sus relatos, los ensayan continuamente. Se preparan con antelación. Nunca improvisan. Evitan la fastidiosa “Muerte por PowerPoint” y siempre tienen en su corazón a las personas a las que se dirigen y en su cabeza el medio por el que lo hacen.


En todos los casos piensan en el cambio que quieren provocar. Se preguntan: “¿cómo se siente la persona antes de escucharme? ¿Cómo quiero que se sienta después?”. Todo ello requiere trabajo previo. Y es que el gran narrador es, sobre todo, un gran ensayador.


Saben que serán personas felices y atractivas, pero humildes


No todo es trabajo. Hay estudios que dicen que los mejores storytellers son personas más felices en la vida y en el amor y también personas con las que todo el mundo quiere estar. Pero me niego a pensar que lo hacen por eso. Siempre he creído que los buenos líderes y emprendedores son, esencialmente, personas que han venido a servir y a disfrutar sirviendo. En definitiva, se sienten humildes narradores, pero nunca prima donnas de ninguna gran producción cinematográfica.


Actualidad Laboral / Con información de Entreprenur