Es posible que no admitas esto en voz alta, pero no te gusta tu trabajo. Esto puede ser bastante aterrador, pues es una obligación de todos los días. Algunos tienen que trabajar los sábados y hasta los domingos. No sólo te sientes miserable sino también como la persona más desagradecida del mundo. Como sabemos que a muchas lectoras les sucede lo mismo que a ti (aunque permanecen en silencio), aquí te damos unos consejos para hacer más ameno tu trabajo.
Para empezar, el secreto para vivir con un trabajo que no amas es sencillamente un cambio de actitud. Aunque no lo creas, al cambiar tu actitud el trabajo puede volverse atractivo. Póntelo como reto. Puede llegar a ser incluso agradable. ¿El secreto? Trata de convertir tus rutinas en rituales, percibiéndolos con apreciación y diversión. Si lo haces, puedes aportar elementos de confort y emoción a tu rutina diaria.
Creación de rituales diarios en el trabajo
Disfruta de lo sagrado. Piensa en las pequeñas acciones que realizas a diario, como mirar las montañas, los árboles (o el mar, cuando vas al trabajo todos los días. Es probable que estas rutinas hayan evolucionado hasta el punto en que pasen desapercibidas. Haz una lista de patrones de placer y luego ten en cuenta cuando se producen. Entre algunas actividades o ventajas puede estar: saborear el café de la mañana (después de todo, esa máquina de capuchino de tu oficina no tiene igual), disfrutar del sol de la tarde que entra por tu ventana, disfrutar el parque o arboleda que queda en frente de tu trabajo para gastar los 15 minutos que tienes de receso, o incluso aprovechar que tu mejor amiga trabaja cerca para salir juntas y tomarse una cerveza. Tales momentos pueden traer significado a tu vida, haciendo el trabajo menos dispendioso (y tedioso).
Cultiva relaciones
Piensa en cómo tu vida laboral es un núcleo de oportunidades para la creación de conexiones y relaciones. Ese compañero que se sienta dos cubículos atrás tuyo puede acabar invitándote a salir o puedes terminar por irte de paseo con los miembros de tu equipo de trabajo. Incluso tus clientes pueden ser la alternativa para que tu trabajo sea divertido (a más de uno le gusta la llamada del cliente un lunes para saborear chismes del fin de semana). Finalmente, pasas más tiempo con estas personas que con cualquier otra. Aprovecha estas oportunidades y ríete con ellos (y aprende).
Proporciona belleza
Puede ser cualquier cosa, desde la preparación de una reunión, la creación de un Power Point o incluso la organización de papeles y carpetas en tu escritorio. Es la creación del orden en el caos. La organización, la belleza, hacen que las tareas no sean tan aburridas. Reconoce estas oportunidades para dejar volar la creatividad. No vivas en medio del tedio por un cheque de pago, experimenta el placer de la creatividad.
Esto es fundamental. Una encuesta reciente de Gallup informó que menos del 27% de los trabajadores están verdaderamente comprometidos con su trabajo. Pero seamos claros, para comprometerse con el trabajo no se necesita que éste sea perfecto. Comprometerse implica que el trabajo no va a ser una fuente de infelicidad, y eso supone un cambio de actitud, no una transición laboral.
Crecimiento
Encuentra formas de crecimiento profesional, aprendizaje y desarrollo. Piensa en formas (así te parezca imposible) de obtener un ascenso para crecer dentro de la empresa. Pregúntate cómo puedes aprender nuevas habilidades que puedan contribuir a tu trabajo. No pierdes nada. Aunque tu trabajo no te guste, el hecho de ascender puede ser un motivador que te haga cambiar de parecer.
Deja de enfocarte en el dinero.
El dinero nunca será suficiente, entonces deja de usarlo como una excusa. No importa lo que lleves a casa quincenal o mensualmente, siempre van a haber más cosas que podrías hacer si hubieras ganado más. Trata de hacer un seguimiento de cada peso que gastes en una semana (haz una tabla en Excel). Ver que está pasando con tu dinero puede realmente ayudarte a reorientar esos gastos innecesarios hacia las cosas que realmente quieres. Reciobir un sueldo es sólo una pequeña parte de lo que constituye tu trabajo.
Busca el significado de lo que haces
Puede requerir pensar en grande, pero se puede hacer. Tómate tu tiempo para pensar realmente en lo que haces. ¿Ofreces un servicio esencial? ¿Llegas a ver el producto terminado? ¿Se hacen las cosas de acuerdo a lo que tu propongas? Luego pregúntate a ti misma: ¿Cómo es este trabajo distinto? ¿Por qué lo estoy haciendo? Determinar esta perspectiva es muy importante para la satisfacción personal y tu sentido de bienestar. Trata de recordar por qué aceptaste el trabajo en primer lugar. Si sólo va a ser "por ahora" entonces trata de hacerlo divertido y empieza a mandar hojas de vida.
Jefe
Averigua lo que hace a tu jefe un buen jefe. Hay una razón por la cual él o ella están en esa posición, aprovecha que puedes aprender mucho. Si no te gusta lo que ves en esa persona, pretende ser tu propio jefe en la empresa y toma la iniciativa para iniciar nuevos proyectos.
Atrévete a preguntarte si vale la pena
Si no puedes encontrar qué parte de tu trabajo te gusta, o si te estás convirtiendo en la persona que dijiste que nunca serías, ten en cuenta las razones. Puede que no sea un nuevo trabajo lo que necesitas, sino más bien una nueva dirección. ¿Te gusta la persona que está haciendo este trabajo? Si no, ¿Hay cambios que puedes hacer a la forma de hacer tu trabajo, o el trabajo en sí es el problema? ¿Es necesario buscar una posición diferente dentro de la misma empresa? ¿Hay responsabilidades adicionales que te estén quitando tiempo para lo que originalmente fuiste contratada? Tal vez todo lo que necesitas es un nuevo enfoque. Aprende a decir ‘no’. Tú eliges.
Actualidad Laboral / Con información de Revista Fucsia