El duelo es un proceso psicológico al que hemos de enfrentarnos tras las pérdidas, del tipo que sean, desde sentimentales a laborales. Y es en este último punto quizás donde más desentrenados estemos y necesitemos ayuda, puesto que “es preciso hacer el duelo, transitando por cada una de sus fases, sin saltarse ninguna, para poder avanzar y afrontar la nueva etapa, limpios de la anterior”, así lo explica la entrenadora laboral Mayte García Caneiro, quien reconoce que quedarse sin trabajo, porque tú has tomado la decisión o la han tomado otros por ti en forma de despido, está considerada una de las situaciones más estresantes a las que se enfrenta cualquier persona.


En el caso de aquellos que han abandonado el puesto de trabajo o la empresa por voluntad propia es muy probable que la fase del duelo con la que más deban lidiar sea con la tristeza, una emoción que nos informa de una pérdida. Su lugar de trabajo cambia, el ambiente laboral, los compañeros, las tareas. “


En tales circunstancias, la recomendación o la estrategia sería reconocer esa emoción, no negarla, permitirse sentirla durante unos días, mientras ponen en foco en la ilusión del nuevo puesto”, recomienda la coach y creadora del gimnasio laboral Cambiar mi vida a los 40; también mantener el contacto con aquellos compañeros con los que tenían buena relación. “Seguir haciendo planes con ellos aliviará esa sensación de pérdida”.


Para las personas que se encuentran con un despido que no esperaban, es decir, con un cambio radical de situación laboral, Mayte García Caneiro detalla a continuación cada una de las fases del duelo, así como algunas estrategias que pueden ayudar, para que “sean capaces de entenderlas sabiendo que no son ningún bicho raro. Seguramente irán pasando por ellas, a veces a la vez, y otras alternándolas, adelantando y retrocediendo con la sensación de no avanzar”.


Negación


Es muy común pensar en un principio que se trata de una pesadilla de la que nos van a despertar al día siguiente, e incluso que nos van a llamar para decirnos que ha habido un error y que volvamos a incorporarnos. En esta fase, es muy común querer seguir en contacto con personas que están dentro de la empresa, conocer información del día a día, de cambios, porque en realidad, está experimentando un shock y su respuesta natural es rechazarlo.


Qué hacer. Al contrario de lo que recomendaba más arriba a las personas que han tomado la decisión de salir de su empresa, sugiriéndoles que podían aliviar su tristeza siguiendo en contacto con sus anteriores compañeros, en este caso, es necesario tomar distancia, porque cuanto antes se salga de esa fase, antes avanzaremos hacia la aceptación y nos pondremos a caminar.


Ira


La ira nos informa de que alguien ha traspasado nuestros límites, se ha vulnerado algo que es importante para nosotros o también nos habla de un impedimento. En este caso, alguien ha tomado una decisión por nosotros nada más y nada menos que en el trabajo, que incide directamente en nuestra estabilidad financiera y en todo lo demás. “¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? No es justo” suelen ser frases muy recurrentes en esta fase. Cuidado además, porque al hacernos estas preguntas podemos estar dibujando una creencia del tipo: “No soy lo suficientemente bueno”, y eso afecta directamente a nuestra autoestima.


Qué hacer.  No silenciar esa rabia, expresarla, compartirla, pero aprendiendo a gestionar su intensidad y sobre todo, haciendo lo posible porque lastime lo menos posible a nuestra autoestima. Podemos hacer autocrítica sin ser autodestructivos.


Negociación


Esta fase suele durar poco, ya que, la persona empieza a tomar consciencia con la realidad, a desvincularse de lo pasado y a darse cuenta de su presente y también a pensar en su futuro.


Qué hacer. Antes de iniciar la búsqueda, es recomendable que, para ocupar el tiempo con el que ahora cuenta, inicie alguna formación que le tenga ocupado u ocupada, aunque todavía no sea una formación que esté enfocada hacia su próximo empleo. Yo aquí suelo recomendar realizar formaciones gratuitas. Existen miles de opciones en internet, con contenidos muy buenos, de gran calidad y sin demasiado coste. También es importante que se cuide por dentro y por fuera, su salud desde todas las dimensiones, que se mantenga activo tanto física como intelectualmente.


Depresión


Entendiéndola como respuesta adaptativa y como parte indispensable del proceso de duelo. Hemos tenido una pérdida y lo sano y saludable es llorarla, permitiendo a la emoción de la tristeza que se exprese con total naturalidad. También en esta fase afloran miedos, incertidumbres y es muy común sentirse más irascible de lo normal, además de correr el riesgo de caer en el pozo del victimismo.


Qué hacer. En ocasiones, puede que la persona necesite la ayuda de algún profesional. Si es así, yo siempre recomiendo ser honesto con uno mismo y no tener ningún miedo a hacerlo, porque para eso están, para aliviarnos el camino.


Aceptación


Aceptar la nueva situación también significa sanar la relación que hemos tenido con la empresa, asumir la nueva realidad y tomar una actitud de optimismo, visualizando oportunidades, proyectos, siendo capaz de ilusionarse con ellos. Además, en esta etapa, ya somos capaces de mirar atrás sin ningún sentimiento de rencor, sino de agradecimiento, reconociendo todo lo que nos ha aportado esa experiencia a nivel de aprendizaje y deseando aplicarlo en próximos proyectos.


Qué hacer. Tener claro que es muy importante que estemos en la fase de aceptación real cuando iniciemos nuestro proceso de búsqueda laboral, de manera que lo proyectemos en las entrevistas de trabajo.


Otras estrategias básicas para sobrellevar mejor estas situaciones serían:




  • Entrenar la paciencia para no saltarse ninguna de las fases aprendiendo a transitar por todas ellas. Lo peor son las prisas.

  • Entrenar la atención plena en el presente en el aquí y el ahora, con técnicas como el mindfulness, la toma de conciencia de lo que nos está sucediendo, la autorregulación.

  • Entrenar la gestión emocional. Siendo conscientes de que vamos a recorrerlas todas: el miedo, la tristeza, la ira, la incertidumbre, el rencor, la incredulidad, la sensación de inseguridad. Toca conocerse mejor, aprender a reconocerlas y tomar la decisión de regularlas.

  • Entrenar la actitud y el pensamiento positivo, saliéndose del victimismo paralizante que no nos ayuda en nada.


Actualidad Laboral / Con información de Vogue