20-12-2019

Didier Lombard, Louis-Pierre Wenès y Olivier Barberot fueron condenados a un año de prisión, con ocho meses suspendidos. La compañía, que ahora se llama Orange, también deberá pagar una multa de €75.000 (US$83.000). Un total de 39 casos fueron examinados por el tribunal: 19 de ellos fueron de empleados que se suicidaron y 12 de otros que habían intentado hacerlo. Aquellos que no consiguieron quitarse la vida sufrieron depresión durante años y por lo tanto, no pudieron seguir trabajando. Estos hechos sucedieron durante una importante reestructuración que afectó a miles de empleados, realizada por los jefes de la compañía en aquella época.


Además de Lombard, Wenès y Barberot, cuatro otros ejecutivos fueron declarados culpables de complicidad y recibieron sentencias suspendidas de cuatro meses y multas de aproximadamente US$5.500.


Un caso histórico


Lombard, el ex presidente y director ejecutivo de la empresa; Wenès, su director adjunto; y Barberot, el ex director de recursos humanos, también recibieron multas, pero por el monto de US$16.600. Jean Veil, abogado del ex presidente de France Telecom, aseguró que su cliente apelará la sentencia.


Es la primera vez que un tribunal francés reconoce y emite una condena por "acoso institucional". El corresponsal de la BBC en París, Hugh Schofield, dice que el juicio ha sido visto en Francia como un caso histórico, con respecto a las relaciones entre los trabajadores y la gerencia de una firma.


Jean Perrin, cuyo hermano Robert se quitó la vida en 2008, manifestó su satisfacción con el veredicto y le dijo al diario francés Libération, que los ejecutivos "nunca tuvieron ningún remordimiento durante el juicio y constantemente, culparon a sus subordinados". "Solo siento asco y desprecio por ellos", afirmó.


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"Los sacaré de una manera u otra"


En aquel momento, la empresa -que recientemente había sido privatizada- estaba en medio de una gran reorganización. Lombard trataba de recortar 22.000 empleos y de capacitar al menos a 10.000 trabajadores. Algunos empleados fueron obligados a separarse de sus familias cuando las oficinas de la empresa fueron trasladadas o se les asignaron trabajos degradantes.


"Los sacaré de una manera u otra, por la ventana o por la puerta", le anunció Lombard a un grupo de ejecutivos de alto nivel en 2007. El ex director aceptó que la reestructuración había afectado a los empleados, pero rechazó la idea de que había llevado a personas a quitarse la vida.


Entre los casos documentados se encuentran:


- En 2009, una mujer de 32 años se quitó la vida en su oficina en París.


- Una mujer intentó suicidarse en la ciudad de Metz, en el oriente del país, al enterarse de que estaba a punto de ser transferida por tercera vez en un año.


- En 2011, un trabajador de 57 años se suicidó cuando llegó al trabajo cerca de Burdeos, en el suroeste del país.


Actualidad Laboral / Con información de BBC Mundo