Cuando definimos a una persona como “inteligente”, damos por hecho que se trata de alguien con capacidad de resolución, habilidad intelectual, una amplia cantidad de conocimientos generales o específicos y cierta predisposición para el éxito. Sin embargo, existe una variante de la inteligencia conocida como “inteligencia emocional” que recibe pocos reconocimientos y a pesar de ello, se trata quizá del engranaje que da sentido a todos los atributos mencionados anteriormente, especialmente en lo que se refiere a la actividad laboral o empresarial.
La inteligencia emocional aplicada a la empresa, es la habilidad para manejar sentimientos propios y prestar atención a los ajenos para mejorar del desempeño diario de una actividad profesional en términos de gestión, liderazgo, o toma de decisiones, entre otros aspectos.
Habilidades como la empatía, la resolución, la adaptabilidad o la simpatía, son propias de un buen uso de la inteligencia emocional y actualmente se tratan de rasgos muy demandados por los encargados de la gestión de recursos humanos de la empresa.
Saber gestionar correctamente la inteligencia emocional ayuda a mejorar las relaciones entre compañeros, personal del equipo o con subordinados; potencia las dotes de credibilidad y liderazgo; favorece la resolución de conflictos de forma pacífica y satisfactoria; y facilita el desempeño individual de la actividad profesional reduciendo estrés, la incomodidad en el espacio de trabajo y la inseguridad laboral.
¿Cómo desarrollar la Inteligencia emocional?
La buena noticia es que la inteligencia emocional puede desarrollarse trabajando en cuatro áreas concretas. Parte de la premisa de que las energías positivas estimulan nuestro desarrollo profesional mientras que las negativas, nos frenan.
Autoconocimiento
Antes de nada es necesario analizarnos a nosotros mismos desde un punto de vista objetivo. Por ejemplo, debemos estudiar qué comportamientos o situaciones nos someten a situaciones de estrés, en qué ocasiones nos sentimos incómodos, qué nos frena o nos impide tomar decisiones, hablar en público o ejercer nuestra posición de liderazgo… etc.
Del mismo modo debemos tomar constancia de las situaciones en las que nos sentimos realizados y relajados y en las que somos altamente productivos. Solo de esta forma podremos identificar qué situaciones nos incomodan para cambiar esos sentimientos negativos y convertirlos en positivos, dándole una vuelta a la situación.
Autocontrol
Muy en relación con el punto anterior, es fundamental gestionar el control de uno mismo, especialmente cuando detectamos situaciones tensas o nos encontramos en una ocasión que lo requiere como un proceso de negociación, una reunión, etc.
Algunas técnicas que pueden usarse son:
- Mantener una actitud positiva.
No tratar de abarcar más trabajo del que se puede gestionar.
- Comunicarse con frecuencia con el resto del equipo, superiores o subordinados.
Asertividad
Es la capacidad de la persona de expresar sus opiniones libremente, defender su punto de vista y negociar sus argumentos sin con ello menospreciar o negar las opiniones del resto. Es una capacidad especialmente importante de desarrollar pues permite a quien la pone en práctica controlar sus emociones, aprender a decir no, ser capaz de pedir favores sin miedo e infundar respeto al resto.
Algunas técnicas que pueden usarse en este sentido, son:
- No recurrir a amenazas
- Aceptar la derrota o el fracaso y no siempre vanagloriarse de los éxitos
- Tener un buen concepto de sí mismo
- Planificar los mensajes con capacidad racional
Empatía
Se alcanza cuando se interpretan los sentimientos y sensaciones del resto y se usan en beneficio de la relación entre ambos. En el terreno laboral es especialmente útil en los procesos de negociación, en la convivencia del trabajo en equipo y en las relaciones con los subordinados.
Puede practicarse analizado la comunicación verbal y no verbal con nuestro interlocutor, prestando atención a sentimientos o expresiones y analizando conjuntamente las situaciones.
Los resultados de aplicar la Inteligencia Emocional son altamente productivos y los expertos afirman que aquellos que la ponen en práctica tienen carreras profesionales más exitosas.
Actualidad Laboral / Con información de Savia