“Es muy delicado abrir conversaciones de juicios personales que aunado a las emociones del miedo, enojo, frustración o tristeza que suele acompañarlos, provoca un impacto negativo en el clima laboral”, explicó Magally García, coach de la PUCP.
Saber conversar es una habilidad que toda persona debería aprender para establecer relaciones satisfactorias en los diversos ámbitos de la vida, como el laboral, no obstante, la poca importancia que se le otorga conlleva, frecuentemente, a los malos entendidos.
Magally García, coach docente de la Diplomatura de Coaching Profesional de la PUCP, sostiene que no se ha tomado conciencia del impacto que el saber conversar tiene en nuestras relaciones y, por tanto, en el clima laboral de las empresas.
Explicó que las organizaciones son redes de conversaciones donde las personas hacen pedidos, ofertas y promesas; cuyo cumplimiento es la base para establecer relaciones de confianza o desconfianza.
“Esta dinámica de conversaciones genera nuevas posibilidades y realidades, o las limitan y cierran; de ahí la importancia que éstas sean efectivas y genuinas para evitar malos entendidos y mantener un buen clima laboral”, sostiene.
Además de la expresión oral, en las conversaciones hay otros elementos de igual trascendencia como la tonalidad, la postura corporal y la mirada que transmiten las emociones que influyen en el clima laboral.
“El conversar es un arte que requiere flexibilidad, apertura, creación conjunta y una gran capacidad de escucha para construir un ambiente de trabajo saludable que promueva la productividad, el trabajo en equipo y el compromiso de los colaboradores con su desarrollo personal y organizacional”, señaló García.
En una conversación, la habilidad de saber escuchar es clave para lograr que la comunicación sea efectiva.
“Nos preocupamos mucho por lo que vamos a decir, sin embargo, lo que garantiza la comprensión del mensaje es estar en disposición de apertura a la posibilidad de aceptar que el otro vea o perciba la realidad de una manera diferente a la mía”, explica.
Practicar más la escucha, la disposición de apertura, respetar los silencios, podría generar que nuestras conversaciones sean más efectivas y nuestras relaciones más duraderas y satisfactorias.
Asimismo, hay que ser conscientes si lo que estamos comunicando son afirmaciones o juicios, distinción que es importante aprender; las afirmaciones describen la realidad, se basan en evidencias que permiten afirmar la veracidad de lo dicho. Los juicios, en cambio, son interpretaciones que hacemos de la realidad por lo que no son ni verdaderos, ni falsos, son sólo opiniones que pertenecen a quien emite el juicio.
“Son (los juicios) declaraciones evaluativas de la realidad, en tanto las afirmaciones son descripciones que requieren de evidencias que comprueben la veracidad de las mismas”, precisó García.
En ese sentido, explicó que es muy delicado abrir conversaciones de juicios personales que aunado a las emociones del miedo, enojo, frustración o tristeza que suele acompañarlos, provoca un impacto negativo en el clima laboral.
“Por otro lado, nadie puede opinar acerca del ser de la otra persona, pues sólo tenemos acceso a su hacer, ésta es también una distinción importante”, precisa.
Finalmente, sugirió realizar las siguientes preguntas cada vez que nos encontremos dando vueltas sobre una misma conversación de juicios personales:
¿Qué es lo que quiero lograr con esta conversación?
¿Qué dice de mí estos juicios que hago?
¿Qué posibilidades me abre o cierra?
¿Cómo afectaría a mi vida y a mis relaciones, disminuir la conversación de juicios personales?
¿Qué tipo de conversaciones necesito generar en mi organización para que mejore el clima laboral?
Actualidad Laboral / Con información de Gestión