En la imparable carrera a convertirse en el producto total que parece aspirar a ser, Cristiano Ronaldo (Madeira, Portugal, 1985) ha dado un paso de gigante que lo sitúa, al menos en este plano, a la altura de John Fitzgerald Kennedy, Leonardo da Vinci, David Ben Gurion y Adolfo Suárez. Dejando al margen la discutible efigie que preside la instalación, CR7 puede jactarse de haber dado su nombre a un aeropuerto.
Lo cierto es que solo mediante un altísimo concepto de uno mismo, una persona es capaz de lanzar al mercado hasta 20 productos distintos con su propio nombre sin ser un diseñador de trayectoria conocida. A nadie le sorprende que Marc Jacobs o Tom Ford figuren en la etiqueta de zapatos, americanas y perfumes, al fin y al cabo, vender un estilo de vida es su negocio. ¿Imaginan, en cambio, una bebida de carbohidratos electrolítica marca Giorgio Armani? ¿O un hotel Calvin Klein con mantas Calvin Klein y albornoces Calvin Klein en el armario? Solo CR7 es capaz de aterrizar en su propio aeropuerto y conducir un Bugatti (firma automovilística a la que presta imagen) para llegar hasta el hotel que lleva su nombre, quitarse toda la ropa que también lo lleva, interior y calzado incluidos, y envolverse con una manta CR7 para ver un documental sobre sí mismo en la tele. Toda una proeza digna de un ego sin límite.
Cristiano Ronaldo es el nombre oficial de una cadena de gimnasios que suena a snack para comer entre horas (CR7 Crunch Fitness), una línea de mantas, calzado, perfume, aftershave, un videojuego, calzoncillos, fundas para iPhone, una colección textil con Sacoor Brothers, una app para hacerse selfies con Él (lo que leen), una biografía y un documental sobre su vida, a cuyo estreno en Londres acudió el protagonista estrenando su propio jet privado. Además, el crack blanco tiene un museo con su nombre dedicado a sus gestas deportivas. Paralelo a su emporio homónimo está la multitud de firmas internacionales que colaboran con él o a las que él presta su imagen: Nike, Tag Heuer, Bugatti, Armani, KFC, Clear Men, MEO, Pokerstars, Monster, Nubia, XTrade, Turk Telecom, distintos artilugios para la electroestimulación muscular –incluida la del rostro– y hasta la propia Oficina de Turismo de Madeira.
Quien más cerca está de haber pasado de ser humano a producto total es David Beckham, que ha protagonizado campañas de excelentes firmas de moda, acaba de estrenarse en el mundo de la cosmética masculina y sobre cuya aura, en el auge de su carrera, rodaron la película Quiero ser como Beckham. Sin embargo, la piedra angular del proyecto Galáctico de Florentino Pérez jamás llegó tan lejos como CR7. De hecho, aunque Leo Messi sigue siendo el número 1 en lo suyo para la inmensa mayoría de aficionados en todo el mundo, Cristiano Ronaldo lo supera con creces en cuanto a imagen reconocible: según Forbes es el atleta más conocido del mundo por delante de LeBron James, Tiger Woods, Roger Federer y el propio Messi. Que nadie acerque lumbre a la suspicacia: decimos reconocible, no reconocido.
Actualidad Laboral / Con información de La Vanguardia