Las economías latinoamericanas se han recuperado en gran medida de la pandemia, pero soplan nuevos vientos en contra que podrían ensombrecer las perspectivas y llevar a la región a una nueva década de bajo crecimiento, advirtió el Banco Mundial.
La buena noticia es que existen oportunidades que los países podrían aprovechar para salir adelante, entre ellas la tendencia al llamado “nearshoring” -el traslado de la producción a sitios más cerca de Estados Unidos y Europa- y la economía verde.
Para 2023 el organismo con sede en Washington estima que el Producto Bruto Interno (PBI) regional crecerá un 1,4%, una tasa menor al 1,7% que había anticipado a comienzos de año. La economía avanzará levemente en los dos siguientes años, a un ritmo que no permitirá avances significativos para contrarrestar la pobreza, promover la inclusión y disipar las tensiones sociales: un 2,4% en 2024 y 2025, dijo el BM.
“Con más crecimiento hay más empleo, los ingresos en los hogares más vulnerables van aumentando más rápidamente. Entonces, sí, tener tasas de crecimiento de ese nivel no son suficientes para mejorar la calidad de vida de mucha gente en la región”, dijo en entrevista con The Associated Press William Maloney, economista jefe para América Latina y el Caribe del BM.
En la década de 2010 la tasa de crecimiento regional fue cercana al 2,2%.
Las nuevas perspectivas para la región son difundidas en momentos que Estados Unidos y Europa han sido remecidos por el cierre de bancos y existen temores de una crisis financiera que podría trasladarse a otros países. Además, tienen lugar cuando existen factores externos adversos, entre ellos la caída del precio de las materias primas y el persistente aumento de las tasas de interés internacionales para frenar la inflación, que a su vez ha contraído las perspectivas de crecimiento en las economías de los países más desarrollados.
En 2020, por el impacto de la pandemia, la economía regional retrocedió a niveles no vistos en más de 100 años, con una contracción de 6,2%. Un año después, en 2021, se recuperó con un crecimiento de 6,8%, que se redujo casi a la mitad en 2022.
Las previsiones del BM coinciden con el análisis del Fondo Monetario Internacional que en febrero anticipó que 2023 sería “un año difícil” para la región.
Aunque las economías de Latinoamérica se han mostrado resilientes a la creciente presión del endeudamiento, la inflación y la incertidumbre mundial, la caída de los precios de las materias primas, la suba de las tasas de interés en los países desarrollados y la incertidumbre sobre la recuperación de China persisten como amenazas, de acuerdo con el nuevo informe “El potencial de la integración de oportunidades en una economía global cambiante” del BM.
El reporte señala que la resiliencia ha sido en parte resultado de un “arduo progreso” en la gestión macroeconómica de las últimas dos décadas que ha permitido enfrentar con relativo éxito la crisis provocada por la guerra en Ucrania y las incertidumbres globales. La pobreza y el empleo han vuelto a niveles anteriores a la pandemia y se espera que la inflación promedio caiga a 5% en 2023 tras el 7,9% del año pasado. Las excepciones serían Argentina y Venezuela, según el BM.
Por eso, preservar esas políticas macroeconómicas es primordial, dijo Maloney a AP antes de la presentación oficial del informe en una conferencia de prensa. Los esfuerzos deberán también focalizarse en reinsertarse en el mundo y aprovechar las oportunidades de la integración comercial.
La tendencia mundial es hacia el nearshoring y América Latina podría capturar algunos de esos eslabones de las cadenas de valor, sobre todo porque el costo de la mano de obra en China se ha encarecido. Sin embargo, por ahora pareciera que sólo México ha aprovechado esa oportunidad.
Asimismo, existen oportunidades derivadas de la lucha contra el cambio climático y la región tiene una ventaja comparativa en capital solar, hidroeléctrico y natural, dijo el BM. Latinoamérica podría ser un exportador de energía, además de tener reservas de litio y cobre que son utilizados en las nuevas tecnologías. También podría sacar provecho de sus capitales naturales, como la selva brasileña, para el turismo.
Por ahora, sin embargo, hay un estancamiento en el comercio de la región, con excepción de México. Y a menos que los países se esfuercen por mejorar la integración no podrán aprovechar estas oportunidades, advirtió el BM.
El BM prevé que la tasa de crecimiento del PBI de Argentina permanezca sin cambios en 2023, mientras que Chile tendría una contracción de 0,7% y Haití del 1,1%. La de Panamá, en cambio, ascendería un 5,7%, y la de Paraguay un 4,8%. La economía brasileña, en tanto, crecería un 0,8%, la de Colombia un 1,1% y la de México un 1,8%.
Actualidad Laboral / Con información de AP