Feliciano Reyna, activista pro Derechos Humanos y presidente de la Asociación Civil Acción Solidaria, subrayó que la situación actual de Venezuela es catalogada como un contexto de emergencia humanitaria que tiene efectos muy duros sobre la vida de las personas. “Una de las cosas a destacar es el papel de la solidaridad y de la bondad y de cómo es posible organizarse dentro del país y desde el exterior para responder y tratar de mitigar la crisis sobre la vida cotidiana de las personas”.
En entrevista a César Miguel Rondón en el circuito Éxitos de Unión Radio, destacó que desde la asamblea pública realizada por la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y la Vida –Codevida- el año pasado se generó que muchas personas comenzaran a prestar su ayuda al país desde el exterior. “Desde junio de 2016 hasta octubre hemos recibido donaciones de medicinas, insumos médicos y otras cosas como pañales de 32 ciudades de 17 países del mundo, personas en su mayoría mujeres venezolanas de distintas organizaciones o no que han estructurado estos programas de ayuda”.
Precisó que hasta ahora han llegado 38 toneladas de ayuda, casi dos mil cajas de ayuda “y dentro del país estamos trabajando al menos 36 organizaciones que canalizamos esa ayuda”. “Hemos entregado directamente 12 mil 200 entregas de medicinas, 1600 de antiretrovirales (medicamentos para el VIH) y 6600 entregas de medicinas y otros insumos como pañales. En medio de una situación de crisis, esta generación de solidaridad, incluso de responsabilidad de personas que dicen no podemos dejar que esto pase, para nosotros ha sido extraordinario”, agregó.
Por su parte, Josefina Rodríguez, coordinadora del programa Sopa Solidaria, explicó que la iniciativa comenzó hace 17 años atendiendo a unas 40 personas y, a partir de hace dos años, el grupo fue aumentando y hoy somos casi 400 personas. “Todos los viernes con ayuda de la comunidad y de algunas empresas hacemos ollas de sopas para dar a comer a esa cantidad de gente que nos llega”.
“Somos un grupo de católicos de la iglesia salesiana de Don Bosco, Boleíta, queremos colaborar. Tenemos ropero y vendemos ropa, con el dinero que logramos y el de nuestros vecinos, podemos comprar los ingredientes para la olla. No solo es un plato de comida, es darle amor como ellos nos lo dan todos los viernes. Oramos con ellos, enseñamos catecismo, tenemos alcohólicos anónimos”, explicó la voluntaria.
Rodríguez destacó que lo más urgente para la gente es comer: “Su preocupación son sus hijos porque se pregunta hacia dónde vamos, cómo los alimentamos y los educamos y cómo lograr que tengan mejor salud. Tener un hogar también porque muchos viven en la calle, ellos quieren que le Estado los ayude a ser personas dignas”.
Actualidad Laboral / Con información de Unión Radio