¿Hay una burbuja de nuevas ocupaciones? Las denominaciones originales que se refieren a puestos inéditos quizá no sean la panacea cuando se busca empleo en un entorno laboral que exige estrategias diferentes. La cuestión es si los trabajos con éxito -muchos de ellos ni siquiera existen hoy- son sostenibles y perdurarán en el tiempo o dejarán atrapados y sin sentido a miles de profesionales.

No es por desanimar, pero si crees que convertirte en Customer Success, Brand Evangelist, Scrum Master, Customer Advocate, o Growth Hacker puede ser una decisión definitiva para enfocar tu carrera y solucionar tus problemas laborales, debes tener en cuenta que las nuevas profesiones que surgen para satisfacer las demandas del mercado de trabajo y de las empresas quizá no sean la panacea en esa difícil búsqueda de empleo.

Hay quien piensa que todos esos nombres originales para designar profesiones inéditas -que a veces son sólo funciones- no traen nada bueno a las organizaciones, y tampoco a quienes las adoptan y se dedican a ellas.

La cuestión es si nos encontramos ante una burbuja de profesiones, y si éstas son verdaderamente sostenibles. ¿Podemos aconsejar a alguien que tome el camino de las nuevas ocupaciones igual que en otro tiempo se recomendaba la carrera de Derecho, Ingeniería, Medicina o Económicas?

Paco Muro, presidente de Otto Walter en España, explica que "afortunadamente, siempre habrá nuevas profesiones, pues eso significa que progresamos. Cada vez más, ya que el nuevo mundo interconectado genera nuevas demandas y oportunidades hoy inimaginables, y varias de las profesiones más valiosas de dentro de unos años hoy ni existen, y algunas de las ocupaciones hoy relevantes dejarán de existir entonces. Así es el progreso".

Lo cierto es que casi nadie puede ofrecer hoy consejo acerca de qué carrera estudiar o a qué profesión nos podemos dedicar. Y es sabido que las ocupaciones que tendrán éxito dentro de un lustro hoy no existen. Pero cabe preguntarse si estas nuevas profesiones con futuro de hoy tendrán un largo recorrido mañana o perderán peso, influencia y utilidad en poco tiempo.

No hay fórmula mágica

Nekane Rodríguez, directora general de Lee Hech Harrison, opina que no se puede aconsejar a alguien que estudie algo como garantía para encontrar un empleo: "No hay una receta mágica ni una panacea laboral en este momento. Resulta un poco kafkiano orientar a alguien alegando empleabilidad cuando lo que vale es lo bueno o lo malo que seas en ese trabajo".

Rafael Alcalde, fundador de JaraTech Social Technologies, cree que muchas de las posiciones tradicionales se mantendrán, pero irán cambiando y tendrán que adaptarse, y añade que "la empleabilidad no se consigue sólo haciendo una carrera, porque puede que haya gente sin titulación que sepa adaptarse a lo que las empresas demandan. La universidad y las escuelas de negocios tienden a crear másteres muy especializados y nuevas titulaciones que suenan muy bien, aunque no se sabe realmente cuál es su rol. Desde el punto de vista de la empleabilidad esos títulos no se entienden. Hay que estar en constante adaptación, en formación permanente. Y eres tú quien debe ocuparse de estar en la cresta de la ola. El título, por muy nuevo que sea, no vale para nada. Hoy el community manager es ya una posición de base, sin el glamour y la novedad que tenía hace unos meses".

En este sentido, Paco Muro advierte de que hoy no es fácil distinguir entre lo que es y será una nueva profesión y lo que tan sólo es una función o tarea temporal a la que la tecnología vigente en el momento obliga: "Hace no tantos años se crearon puestos nuevos como el de product manager, director de márketing, responsable de comunicación o director de IT. Apenas hace 25 años la mayoría de esos puestos eran inexistentes, y hoy son profesiones esenciales y cotidianas. Por lo mismo, ahora parecen aflorar un sinfín de nuevos términos: community manager, ecommerce manager, mobile business specialist, Apps engineer, creador de contenidos, expertos en SEO o desarrolladores web... ¿Son verdaderas profesiones como tales, tan sólo el nombre de una tarea o una simple adaptación de viejos puestos a nuevos entornos y medios?".

Nekane Rodríguez añade que "algunos datos macro de empleo para 2020 hablan de 73 millones de puestos de trabajo vacantes. Por tasa de natalidad no hay generación de reemplazo cualificada. No hay gente para cubrir los puestos necesarios".

Muro añade que "hoy le damos nombre especial a todo, a lo que realmente es especial y a lo que no, y de ahí vienen las confusiones. La tecnología va muy rápido, y hoy todo lo nuevo se queda viejo enseguida. La que hoy se considera ocupación de futuro, mañana será algo innecesario. Eso no quita para que muchos no quieran ver la realidad, y prefieren que sus hijos estudien algo reconocible, por muy laboralmente inservible que sea. Y, sin embargo, todos necesitamos ya en las empresas a estos especialistas, y no hay sitio para multitud de titulaciones obsoletas".

Realidad y demanda

Para el presidente de Otto Walter, una profesión no es algo que necesariamente se estudia, sino que es una especialidad reconocida por la que el mercado te busca y está dispuesto a contratar tus servicios: "Si la realidad actual demanda nuevas profesiones y está dispuesta a contratar a especialistas capaces de ocupar con eficacia esa tarea, eso convierte la función en una profesión, con o sin titulación. Como lo fue en su día el herrero o el alfarero. Eran especialistas clave en su momento para que todo funcionara. Hace relativamente poco tiempo podía parecer impensable la carrera de bloguero, pero mañana pudiera ser que se necesiten más creadores, redactores y gestores de blogs que técnicos en comunicación. Hoy ser diseñador gráfico es una profesión, que resulta especialmente relevante para esta realidad multimedia en la que estamos inmersos y en pleno desarrollo. Hasta hace no tanto era más bien una especialidad concreta de unos pocos".

En este sentido, la profesionalización de una función va en directa proporción con su dificultad de ejercerla bien a la altura de las nuevas exigencias. Lo que puede hacer casi cualquiera no se considera una profesión, pero lo que hay que prepararse a fondo y aprender sí logra esa apreciación. Y no todas las aparentes "nuevas profesiones" merecerían esa consideración ya que muchas de ellas son apenas una ocupación digital. José Manuel Casado, socio fundador de 2C Consulting, también cree que las profesiones van a ir modificándose, aunque las tradicionales se van a mantener como una base estructural. Pero Casado advierte una especie de moda en ciertas nuevas ocupaciones con sus denominaciones originales, y asegura que "mucho más importante que esto van a ser las competencias". Nekane Rodríguez coincide en que "más que de carreras, habría que hablar de competencias y cómo se educa en ellas. Lo que puede ocurrir con los títulos nuevos es que una persona se especializa de tal manera que en un determinado momento puede quedar limitada".

La adaptabilidad, el autoaprendizaje, la capacidad de reciclaje o la habilidad multidisciplinar, que tienen mucho que ver con la capacidad para trabajar en un entorno cambiante, son algunas de esas nuevas capacidades, igual que la flexibilidad y la polivalencia -la capacidad de trabajar en diferentes puestos; de ser un comodín y de demostrar flexibilidad funcional-, o la creatividad, la innovación, las habilidades relacionales y comunicativas, que se relacionan con una faceta internacional relevante, que lleva a manejarse y a ser eficaz en diferentes culturas en sentido amplio.

Paco Muro concluye que "el futuro está aquí para quedarse, y las nuevas tecnologías y el mundo global que tenemos exige usar todos los medios al alcance de forma eficaz. Un responsable de márketing digital no deja de ser un responsable de un medio, como antaño pudiera serlo el responsable de la revista interna de la empresa, pero no se le llamaba magazine manager. En ambos casos, se trata de alguien encargado de que algo se haga, sin que parezca necesaria una especialización profesional concreta para acometer bien esa tarea".

Actualidad Laboral / Con información de Expansión