Deutsche Bank, banco europeo líder con alcance global y base en Alemania, planea recortar 18.000 empleos en una gigantesca reestructuración por 7.400 millones de euros (US$8.300 millones), que busca recuperar el ímpetu del atribulado prestamista alemán. El plan representa una importante marcha atrás en las operaciones del banco, que durante años intentó competir como una gran fuerza en Wall Street.
La entidad abandonará su negocio global de acciones y reducirá su banca de inversión. Espera una pérdida neta de 2.800 millones de euros (US$3.142 millones) en el segundo trimestre, como resultado de los cargos por la reestructuración. Más allá del esperado recorte en las acciones, Deutsche dijo que reducirá también algunas de sus operaciones de renta fija, una área considerada, tradicionalmente, como una de las fortalezas del banco. Asimismo, creará una nueva unidad para disminuir de forma paulatina sus activos no deseados, con un valor de 74.000 millones de euros (US$83.059 millones) en los considerados riesgosos.
El presidente ejecutivo, Christian Sewing, apuntó a una gran reestructuración en mayo, cuando prometió a los accionistas "fuertes recortes" en la banca de inversión después de que Deutsche no logró cerrar una fusión con su rival local Commerzbank. Sewing calificó el paquete como "la transformación más fundamental" que acomete la firma en décadas. "Esto es un reinicio", indicó. En el acto, el banco dijo que rebajará su plantilla a 74.000 empleados para 2022. Si bien no se informó de cómo se repartirán los despidos, una fuente con conocimiento directo del asunto dijo que afectarán por todo el mundo, incluida Alemania.
La reestructuración, una de las muchas que ha afrontado en los últimos años, pone de manifiesto que Deutsche aceptó su incapacidad para seguir el paso de grandes de Wall Street como JP Morgan Chase & Co y Goldman Sachs.
Actualidad Laboral / Con información de América economía