28-07-2022
La economía de Estados Unidos se contrajo un 0,2% en el segundo trimestre del año. Y encadena así dos trimestres de caídas del Producto Bruto Interno (PBI), como consecuencia de la crisis global derivada de la guerra de Ucrania y de la desbocada inflación.
En lo que va de 2022, la economía estadounidense se ha contraído un 0,9%. Este dato significa que la primera economía del mundo, estaría entrando en una recesión técnica. Ya que tradicionalmente, se considera que una economía ha entrado en recesión, cuando encadena dos trimestres seguidos de caída del PIB. Un diagnóstico que, sin embargo, no comparte el gobierno estadounidense.
El informe llega en un momento crítico. Los consumidores y las empresas están luchando contra la inflación, y el aumento del costo de los préstamos. El miércoles,
la Reserva Federal subió la tasa de interés de referencia tres cuartos de punto, por segunda vez consecutiva; en su empeño por vencer el peor brote de inflación, de las últimas cuatro décadas.
La Fed espera conseguir un "aterrizaje suave" notoriamente difícil: una ralentización económica que consiga frenar los precios disparados, sin desencadenar una recesión. El presidente de la Fed, Jerome Powell, y muchos economistas han dicho que, aunque la economía muestra cierto debilitamiento, dudan de que esté en recesión. Muchos de ellos señalan, en particular, que el mercado laboral sigue siendo robusto, con 11 millones de puestos de trabajo abiertos y una tasa de desempleo inusualmente baja del 3,6%; para sugerir que una recesión, si es que se produce, todavía está lejos.
Una economía de altibajos
La primera de las tres estimaciones del gobierno respecto al PBI del trimestre abril-junio del jueves; marca un drástico debilitamiento respecto al crecimiento del 5,7%, que la economía alcanzó el año pasado. Fue la expansión más rápida en un año de calendario desde 1984, lo que refleja el vigor con el que la economía se recuperó, de la breve pero brutal recesión pandémica de 2020.
Pero desde entonces, la combinación de precios crecientes y el aumento de los costes de los préstamos, han hecho mella. El índice de precios al consumo del Departamento de Trabajo se disparó un 9,1% en junio con respecto al año anterior; un ritmo no igualado desde 1981. Y a pesar de los aumentos salariales generalizados, los precios están subiendo más rápido que los salarios.
En junio, el salario medio por hora, una vez ajustado a la inflación, cayó un 3,6% respecto al año anterior, lo que supone la decimoquinta caída interanual consecutiva.
El aumento de la inflación y el temor a una recesión han erosionado la confianza de los consumidores. Y han despertado la ansiedad del público sobre la economía, que está enviando señales frustrantes y contradictorias. Y con la proximidad de las elecciones de mitad de periodo de noviembre, el descontento de los estadounidenses ha disminuido los índices de aprobación pública del presidente Joe Biden. Y ha aumentado la probabilidad de que los demócratas, pierdan el control de la Cámara de Representantes y el Senado.
Actualidad Laboral / Con información de Clarín