Ecuador es el país de América Latina que más refugiados recibe, pero también es considerado como uno de los líderes mundiales en relación con el trato que otorga, a quienes concede ese estatus. Está muy por debajo de la cifra de 1.352.560 personas que alberga Pakistán, el país del mundo con mayor cantidad de refugiados, pero también se halla muy por encima de los 9.689 que se encuentran en Brasil, según cifras del informe Tendencias Globales de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
El país sudamericano acoge un total de 60.524 refugiados reconocidos dentro de sus fronteras, una cifra que supera la suma de las personas que se encuentran en esa situación, en todos los demás países latinoamericanos juntos. "América Latina siempre ha tenido una tradición de refugio, de asilo, de acoger a las personas que tienen que salir de sus países. Ecuador continúa esa tradición ya establecida de conceder asilo a quien lo necesita", le comenta a BBC Mundo María Clara Martín, representante de ACNUR en Ecuador.
Martín considera que ese país aplica numerosas buenas prácticas que podrían servir de ejemplo, no solo a países de la región sino del resto del mundo.
Razones
¿Cómo se explica que siendo un país con menos de 20 millones de habitantes acoja más refugiados que otros mucho más grandes como Brasil y México? Martín señala que un factor determinante ha sido la cercanía geográfica de Ecuador con Colombia.
"Hasta hace unos años, la situación de América Latina que más desplazamientos generaba era la de Colombia, y los refugiados salen en su gran mayoría hacia países limítrofes", afirma. Como consecuencia de ello, 98% de los refugiados en Ecuador son de nacionalidad colombiana. "Esa es una cifra histórica que se mantiene desde 1989", indica la experta al destacar que en el 2% restante hay afganos, sirios, yemenitas, eritreos, cubanos, venezolanos, iraníes e iraquíes, entre otros.
Buenas prácticas
Más allá de compartir frontera con un Estado, del que procede un número elevado de asilados, hay otras razones por las que Ecuador destaca en este ámbito. Martín señala que los ecuatorianos son sensibles al tema del refugio porque conocen la situación de desarraigo, después de que en torno al año 2000 salieron de forma masiva al exterior.
Esta sensibilidad se ha traducido ahora en la Ley de Movilidad Humana, "una de las más avanzadas del mundo", aprobada en enero de 2017. "Esa norma materializa y hace mucho más efectiva esa tradición de asilo, porque la coloca en un marco legal que confiere derechos, documentación y que ofrece soluciones duraderas a los refugiados, que se pueden nacionalizar luego de haber estado tres años en Ecuador", apunta Martín.
Explica que quienes son acogidos en Ecuador bajo esta condición tienen derecho a una cédula de identidad, que es igual a la que tiene un residente legal en el país e, incluso, cualquier ecuatoriano. "Eso, evidentemente, reduce la discriminación pero también elimina uno de los obstáculos que tenían los refugiados antes para acceder a diferentes servicios e incluso al trabajo. Antes tenían una identificación de refugiados, pero no todos los empleadores la reconocían", señala Martín.
La experta alaba algunos principios fundamentales contenidos por esa norma, como el derecho a la unidad familiar y la no criminalización por causas de movilidad humana. "Esas son buenas prácticas que Ecuador puede exportar al mundo", asegura Martín.
Actualidad Laboral / Con información de BBC Mundo