La escalada en las tensiones comerciales entre EEUU y China desde que el pasado jueves el presidente estadounidense, Donald Trump, reabriera las hostilidades con la amenaza de imponer un arancel adicional del 10% a las exportaciones del gigante asiático; ha provocado la salida de 6.800 millones de dólares (6.071 millones de euros) en acciones y bonos desde las economías emergentes, según las estimaciones del Instituto Internacional de Finanzas (IIF).
De hecho, en lo que va de semana, la hemorragia de capitales de las economías emergentes ronda los 3.000 millones de dólares (2.679 millones de euros), según la entidad, después de que China respondiera a las presiones de EEUU dejando caer el tipo de cambio del yuan frente al dólar a mínimos desde 2008.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el jueves que el país norteamericano impondrá un arancel del 10% sobre 300.000 millones de dólares (267.922 millones de euros) de importaciones de productos procedentes de China a partir del próximo 1 de septiembre. Este gravamen se aplicará sobre el porcentaje de exportaciones todavía exento de aranceles, mientras que los 250.000 millones de dólares (223.268 millones de euros) restantes seguirán estando sujetos a un arancel del 25%.
China se lleva lo peor
Tras el anuncio de este arancel adicional, las acciones chinas sufrieron la salida de casi 1.000 millones de dólares (893 millones de euros) en un solo día. Otras economías emergentes asiáticas también registraron movimientos significativos, con la salida de más de 400 millones de dólares (357 millones de euros) de India, así como de 760 millones de dólares (679 millones de euros) de Taiwán o 270 millones de dólares (241 millones de euros) de Corea del Sur.
"Esta semana no ha comenzado mejor y todos los mercados de acciones de países emergentes han registrado hasta la fecha salidas de capitales", destacaron desde IIF, mientras que en el mercado de bonos también se han registrado salidas, pero a menor ritmo.
La devaluación del yuan este lunes podría haber intensificado las salidas de capital del país ante el miedo de inversores y ahorradores. La caída del yuan reduce el 'valor relativo' de estas inversiones, por lo que los agentes pueden optar por convertir sus activos en otros, denominados en diferentes divisas al yuan antes de volver a sufrir otro 'mordisco'. Esto ya sucedió tras la devaluación de 2015 que vino seguida de una depreciación controlada del yuan en los meses siguientes.
El riesgo es que esta salida neta de capitales termine convirtiéndose en una fuga, hundiendo el precio de los activos del país denominados en yuanes y ejerciendo más presión sobre la economía china y el banco central del país, que podría verse obligado a usar sus vastas reservas de divisas para combatir estas salidas. "En general, es probable que los flujos de capital de los mercados emergentes sigan siendo desafiantes dada la persistente escalada de la disputa comercial entre EEUU y China, y el empeoramiento de las perspectivas de una resolución rápida", advierten.
Actualidad Laboral / Con información de El Economista