02-04-2019
 

La amenaza de Donald Trump de cerrar la frontera con México incrementó la posibilidad de repercusiones económicas mayúsculas en Estados Unidos y de alterar la vida diaria en una zona del país que depende del flujo internacional, no solo de productos y servicios, sino también de estudiantes, familias y trabajadores.


Políticos, líderes empresariales y economistas advirtieron que la medida impediría el ingreso de cargamentos de frutas y vegetales, televisores, dispositivos médicos y otros productos, además de que obstaculizaría el tránsito de personas hacia sus lugares de trabajo y escuelas, o de quienes ingresan al país para ir de compras.


“Esperemos que la amenaza no sea más que una mala broma”, dijo el economista Dan Grisworld, del Mercatus Center, de la Universidad George Mason, de Virginia. Señaló que la amenaza de Trump sería “totalmente descabellada” y resaltó que cada día cruzan la frontera un promedio de 15.000 camiones y 1.600 millones de dólares en productos.


“Si se interrumpe el comercio, los productores estadounidenses sufrirían agobiantes interrupciones en sus cadenas de abastecimiento, las familias estadounidenses verían un incremento en los precios de sus alimentos y vehículos, y los exportadores no contarían con su tercer mercado más grande”, destacó.


Trump habló el viernes de la posibilidad de cerrar los puertos de ingreso en la frontera sur y lo reiteró en Twitter durante el fin de semana, debido al incremento en el número de migrantes centroamericanos que solicitan asilo. Funcionarios del gobierno de Trump han dicho que la llegada de personas ha sobrecargado al sistema migratorio al punto del colapso.


Funcionarios electos de las comunidades fronterizas, desde San Diego hasta las ciudades de El Paso y Laredo en Texas, advirtieron de un caos en ambos lados del límite internacional en caso de que se cierren los puertos de ingreso. A ellos se les unió la Cámara de Comercio de Estados Unidos, que señaló que dicha medida infligiría un “severo daño económico”.


En Imperial Valley, California, del otro lado de la frontera con Mexicali, México, los granjeros dependen de que los trabajadores lleguen cada día desde México para cosechar lechuga, zanahoria, cebolla y otros vegetales. Los estacionamientos de los centros comerciales de la región están repletos de vehículos con matrículas mexicanas.


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