El acoso y hostigamiento sexual en los ámbitos laboral, una de las formas en las que se manifiesta la violencia contra las mujeres en América Latina y el Caribe, persiste como una conducta naturalizada e invisibilizada, alertó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Si bien en las últimas décadas los países de la región han avanzado en la adopción de normas e iniciativas de políticas públicas para enfrentar la violencia contra las mujeres, en especial el feminicidio/femicidio, el acoso sexual ha tenido hasta ahora una presencia menor en el debate público, apuntó el organismo regional de las Naciones Unidas.
A partir la década de 1990, 15 países (13 de América Latina y dos del Caribe) cuentan con regulaciones legales contra el acoso sexual (leyes especiales, delitos tipificados en los códigos penales o como parte de las leyes de protección integral contra la violencia).
El Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG), coordinado por la CEPAL, difundió también una Nota para la Igualdad centrada en el mismo tema, donde se enfatiza que “el acoso forma parte del continuo de la violencia contras las mujeres y su persistencia atenta contra su autonomía”.
El acoso sexual, plantea la Nota, es definido como cualquier avance sexual no deseado, peticiones de favores sexuales, conductas físicas, verbales o gestos de carácter sexual o cualquier otro comportamiento de naturaleza sexual que pueda ser razonablemente percibido como ofensivo o humillante por quien se ve afectado.
En el ámbito laboral, dicha conducta puede interferir con el trabajo, usarse como condición para el empleo o crear un ambiente laboral hostil u ofensivo. Aunque típicamente constituye un comportamiento recurrente, también puede tomar la forma de un solo incidente.
Entre las medidas recomendadas para su erradicación figuran el desarrollo de campañas que pongan en la discusión pública este tipo de violencia; la entrega de información acerca de la normativa vigente en los países, su alcance, las vías de denuncia y de seguimiento; la institucionalización de estrategias y medidas de prevención, sanción y reparación para las víctimas; y la incorporación en el currículo del sistema educativo el debate sobre el acoso como forma de violencia que debe ser erradicada.
Actualidad Laboral / CEPAL