08-01-2021

Aunque dependerá de la duración de la crisis sanitaria y de sus efectos en la economía, el Banco Central Europeo (BCE) estima que "el impacto heterogéneo de la pandemia en los distintos países puede tener efectos perdurables y generar mayores divergencias entre los mercados de trabajo de la zona del euro".  Así lo plantea en un artículo sobre los efectos del covid-19 en el mercado laboral, incluido en su último boletín económico.


Agrega, en este sentido, que un resultado persistente de la crisis anterior fue un aumento del desajuste de cualificaciones y de la dispersión geográfica de la tasa de paro, y, como consecuencia, una mayor duración media del desempleo, lo que, en último término, puede conducir a un desempleo estructural más elevado.


La organización entiende que es probable que la crisis se traduzca en mayores necesidades de reasignación del empleo, y se prevé que sean más significativas cuanto más se prolongue la pandemia. El actual conjunto de políticas de empleo se diseñó para proteger a los trabajadores de una perturbación económica adversa de carácter temporal. Estas políticas han ayudado a proteger la renta de los hogares y a limitar efectos de retroalimentación negativos. "La reasignación del trabajo dependerá, fundamentalmente, de la duración de la crisis y de los posibles cambios estructurales en la demanda. No obstante, cuanto más se prolongue la perturbación, mayor puede ser la reasignación del empleo necesaria", explica el artículo.


La alteración generada por el covid-19 también está impulsando el proceso de automatización y digitalización, y es posible que las competencias requeridas en los empleos actuales se tengan que actualizar, lo que podría acentuar el desajuste de cualificaciones en el mercado laboral. En este contexto, los programas de mantenimiento del empleo podrían conjugar la protección del empleo con la oferta de formación para facilitar la reestructuración y apoyar la actualización de competencias.


Apoyo público


El apoyo público prestado a través de programas de mantenimiento del empleo, como los ERTES, ha atenuado el impacto de la pandemia en el mercado de trabajo. Se estima que, en abril, el número de trabajadores acogidos a estos programas alcanzó los 32 millones, cifra casi tres veces superior a la de desempleados. El número de empleados en programas de regulación temporal ha descendido desde entonces y, según las estimaciones, en octubre del 2020 era de unos ocho millones.


El análisis plantea que como la proporción de trabajadores sujetos a dichos programas es muy elevada, las estadísticas oficiales del mercado laboral deben interpretarse con cautela. Los programas de mantenimiento del empleo han contribuido a contener el aumento del paro y un retroceso más acusado del empleo. Pero sigue sin estar claro cuántos de estos trabajadores podrán retornar a su jornada laboral habitual y cuántos pueden estar en riesgo de perder su empleo. El número todavía elevado de trabajadores en programas de mantenimiento del empleo y el fuerte descenso de la tasa de actividad sugieren que el grado de holgura del mercado de trabajo es sustancialmente mayor de lo que refleja la tasa de paro.


El recurso a estos programas se vio también complementado por la adopción de políticas de empleo a escala de la UE, como el Instrumento Europeo de Apoyo Temporal para Mitigar los Riesgos de Desempleo en una Emergencia (SURE, por sus siglas en inglés). Con ello se creó un mecanismo de solidaridad para la Unión Europea, con el fin de ayudar a los Gobiernos nacionales a abordar incrementos repentinos de gasto público destinados a preservar el empleo.



La irrupción del teletrabajo


Un rasgo destacado de la pandemia ha sido el cambio del trabajo presencial al teletrabajo. Aunque, en el 2019, el 33% de los asalariados ocupaban empleos que se podían desempeñar a distancia, menos del 10% de los teletrabajadores potenciales (3,3% de los asalariados) trabajaba desde casa habitualmente o en algunas ocasiones. Esta situación cambió con la pandemia y los consiguientes confinamientos, durante los cuales más de una tercera parte de los europeos empezó a teletrabajar. En los primeros meses posteriores a la irrupción de la pandemia, el teletrabajo puede haber sustentado el empleo y las horas trabajadas en algunos sectores, en particular entre trabajadores con un mayor nivel educativo. De cara al futuro, es probable que la pandemia acelere la transformación digital en curso de la economía de la zona del euro, y que el teletrabajo y el uso de la tecnología digital adquieran más relevancia.


Actualidad Laboral / Con información de El Periódico